Escalofriante: “Mi torturador es mi vecino”

Gustavo Calotti le contó a Revista Ajo su historia. Fue secuestrado en La noche de los Lápices. Compartió prisión con Julio López. Sobrevivió, se exilió y pudo volver a la Argentina 32 años después. Se instaló en el Bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, donde ahora el genocida cumple prisión domiciliaria.

Julio López ya no tiene yerba. Gustavo, que está en la celda de al lado, ata el paquete a una cuerda y la pasa por la ventanita de arriba al calabozo de Julio que tira hasta que llega. El tabaco y el jabón viajan de la misma manera. Casi todos los pabellones de la Unidad Penal 9 de La Plata dan a un patio grande pero el de ellos da a uno de cuatro o cinco metros por el que no pasa nadie. Al lado están las celdas de castigo y la música constante son los gritos de los compañeros torturados.

El mate es una necesidad básica. Gustavo persigue con un dedo a las moscas que se posan en la pared. El frío es tanto que las moscas no logran volar. El tabaco también es básico: calma, acompaña, ayuda a matar el tiempo.

Antonia, la mamá de Gustavo, trata de depositarle dinero todas las semanas para que no le falten esas cosas. A la familia de Julio, obrero de la construcción, no le alcanza. Siempre que los guardias no escuchan, ellos charlan, cuentan cómo era la vida afuera y Julio recuerda lo que hacía en la Unidad Básica, aunque hablan poco de la militancia.

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Gustavo Calotti se exilió en Francia. Estuvo treinta y dos años. Allá conoció a su compañera y tuvo un hijo y una hija. En 2012, volvieron a la Argentina y se mudaron a una casa en el corazón del Bosque Peralta Ramos de Mar del Plata. Suele levantarse todos los días a las cuatro de la mañana para ir a pescar a la zona sur. Ahí siempre encuentra a algún amigo. A las diez vuelve a la casa y cocina. Después, duerme la siesta.

El celular de Gustavo suena en la tarde del 27 de diciembre de 2017. El mensaje de whatsapp es de la hermana. Lo abre y aparece una placa de Crónica TV que dice que Miguel Etchecolatz tendrá prisión domiciliaria. Vivirá en el chalet que tiene en la calle Nuevo Boulevard del Bosque Peralta Ramos entre Guaraníes y Tobas. Será su vecino. La hermana está asustada, preocupada, le da miedo que pueda pasarle algo. A la mamá también.

Los jueces del Tribunal Oral Federal 6 entendieron que el genocida merecía estar en su casa porque es hipertenso, padece adenoma de próstata y deterioro cognitivo. Además, con ochenta y ocho años, es el hombre de mayor edad de todas las cárceles federales. Para los magistrados, su situación se encuadraría dentro del artículo 10 del Código Penal y en el artículo 32 de la Ley 24.660, normas que regulan la prisión domiciliaria.

Pero el último peritaje que le hicieron al represor dice otra cosa. En el informe, dado a conocer por el diario Página 12, los médicos de la fiscalía escribieron que el paciente es autovalido parcial y no tiene ninguna enfermedad terminal. Por eso, no está comprendido dentro de lo que dice el artículo 32. También aclararon que, si hubiera una emergencia, Etchecolatz recibiría atención inmediata en el Hospital Penal de Ezeiza y en la casa no. Los jueces, en el fallo, solo citaron una parte del informe.

Apenas supieron que el genocida viviría en el Bosque, Gustavo y la abogada, Guadalupe Godoy, presentaron un escrito en el que advirtieron a los jueces sobre el riesgo que corre Gustavo, quien no solo fue víctima de Etchecolatz si no que declaró en su contra y fue querellante. Además, les pedían que dimensionen el impacto y el daño que producen a una víctima directa del genocida. Pero los magistrados rechazaron el pedido.

Fuente: Revista Ajo, Infonews

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Gómez Alcorta: “Nos vemos perseguidos con métodos como los que utilizaban en la última dictadura militar”

Elizabeth Gómez Alcorta, abogada de Milagro Sala, denunció personas ingresaron a su estudio, donde también funciona la oficina del Movimiento de Profesionales Populares (MPP), y revolvieron información relativa a causas vinculadas con Derechos Humanos.

En el comunicado, Gómez Alcorta señala que en la madrugada del martes, “ingresaron personas y revisaron o revolvieron documentación relativa a causas vinculadas con Derechos Humanos. También se llevaron computadoras que contenían información en estos mismos términos. A su vez, la abogada detalló que en el estudio de la calle Perón al 1800, “se trata de las oficinas en las que se encuentra los datos y la información que uso para defender a Milagro Sala, la primera presa política del macrismo, entre otrxs casos”.

Más adelante, luego de señalar que “hoy nos vemos perseguidos con métodos como los que utilizaban en la última dictadura militar”,  Gomez Alcorta remarcó: “Es preocupante que a casi 42 años del inicio de uno de los capítulos más oscuros de la historia argentina tengamos que seguir soportando el accionar de quienes hoy se creen impunes, en un contexto en el que los genocidas condenados pueden acceder a la prisión domiciliaria”, y en la misma línea, agregó: “En el que una mujer es atropellada por un Ford Falcón  mientras protesta frente a la casa de Miguel Etchecolatz; y que, mientras sus compañeros y compañeras se manifiestan, son fotografiados desde el interior del hogar de ese asesino”.

 

Por su parte, Emiliano Coradino, uno de los abogados que integra el estudio de Elizabeth Gómez Alcorta, agregó a Página 12, que “llama la atención que sea en este contexto político de represión, teniendo en cuenta que aquí se llevan algunas causas emblemáticas, como la de Sala” y precisó que “allí está toda la información de los expedientes de derechos humanos y trabajos de investigación”.

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Dictaron la excarcelación para Jorge Luis Magnacco el partero de la ESMA

Jorge Luis Magnacco, condenado por crímenes de lesa humanidad, señalado como el partero de la ESMA, fue beneficiado con la excarcelación por haber recibido pocos años de condena que se dictó en el tercer tramo de la megacausa ESMA. La agrupacion H.I.J.O.S y Abuelas de Plaza de Mayo emitieron un comunicado en repudio.

La Justicia otorgó el beneficio de la excarcelación a Jorge Luis Magnacco, quien formara parte del Grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA durante la última dictadura y fuera condenado por participar en el robo de bebés llevado adelante en el centro clandestino en el que pasaron al menos 37 mujeres embarazadas. Magnacco se encargaba de los partos en la ESMA, como el de Vera Lennie, el 27 de abril de 1977, y se encargaba revisar el estado de salud de los cautivos. En algunos casos, como el de los enfermos de gravedad, era el de dar las inyecciones letales.

La escandalosa decisión fue firmada por los jueces del Tribunal Oral Federal Nº5 Daniel Obligado y Adriana Palliotti, e inmediatamente repudiada por organismos y movimientos de Derechos Humanos, como Abuelas de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S. Capital, que publicaron escritos en contra de la medida que beneficia al genocida con la “vigilancia electrónica” en su domicilio.

“No es un vecino: es un genocida”, señalan en el comunicado compartido por el organismo de Derechos Humanos H.I.J.O.S. Desde la agrupación exigen que el genocida diga dónde están las personas que nacieron en la ESMA. “Fue el primer genocida escrachado por H.I.J.O.S. en plena impunidad. También lo denunciamos cuando incumplía el arresto domiciliario. Cuando dentro de poco lo veas en el barrio, tené cuidado con tus hijos: el de la foto y el video participó en el robo de bebés en la ESMA. Sabe dónde están los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo y mantiene el silencio”, señalaron.

“Cuando dicen que hay que dejar atrás al pasado, lo que están dejando es sueltos a los genocidas. ¡Alertas los vecinos/as! Mientras las mujeres detenidas-desaparecidas en la ESMA parían a sus hijos e hijas y los genocidas se los robaron y apropiaron, Magnacco estaba ahí: era el obstetra de la ESMA. Este genocida fue parte del plan sistemático de robo de bebés. Como médico (obstetra), juró cuidar la vida. Como genocida de la ESMA, se dedicó a robarla”, continua el escrito de H.I.J.O.S. que sentencia al final: “El único lugar para un genocida es la cárcel común”.

Por otra parte, desde Abuelas de Plaza de Mayo, explican que: “Magnacco recibió una pena de solo 14 años, que no representa la gravedad de los hechos por los que fue juzgado contra numerosas víctimas, entre ellos: privación ilegítima de la libertad agravada por la condición de funcionario público, por haber durado más de un mes, con violencia y en forma reiterada; imposición de tormentos con el propósito de obtener información o quebrantar su voluntad, agravados por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos políticos; y sustracción, retención u ocultación de un menor de diez años de edad, en forma reiterada en siete casos”.

A continuación el texto de Abuelas de Plaza de Mayo completo:

El miércoles 29 de noviembre, en la sentencia por el tercer tramo de la megacausa ESMA, Magnacco recibió una pena de solo 14 años, que no representa la gravedad de los hechos por los que fue juzgado contra numerosas víctimas, entre ellos: privación ilegítima de la libertad agravada por la condición de funcionario público, por haber durado más de un mes, con violencia y en forma reiterada; imposición de tormentos con el propósito de obtener información o quebrantar su voluntad, agravados por haber sido cometidos en perjuicio de perseguidos políticos; y sustracción, retención u ocultación de un menor de diez años de edad, en forma reiterada en siete casos. Cabe destacar que el juez del TOF 5 Daniel Horacio Obligado votó en minoría en tanto consideró que correspondía imponer una sanción mayor.

Esta pena fue unificada en un total de 24 años, por computarse los 15 años que recibió en su condena anterior ante el TOF 6, que contempla tres casos de apropiación de nuestros nietos. Al cumplir dos tercios de su sanción, aunque aún le restan 8 años, hoy Magnacco podrá salir de su casa, donde cumple prisión domiciliaria.

A pesar de que desde Abuelas de Plaza de Mayo se solicitó que se rechace el pedido de excarcelación pedido por su defensa, el capitán de navío que atendía partos en la ESMA obtiene la excarcelación con caución juratoria, es decir, bajo juramento de que se va a presentar mensualmente ante el Tribunal. Sin embargo, pesa en su contra el antecedente de haber violado la prisión domiciliaria cuando obtuvo aquel beneficio, circunstancia que no fue ponderada por el Tribunal.

Las Abuelas llevamos 40 años luchando pacíficamente para conseguir justicia y encontrar a nuestros nietos y nietas, por quebrar los pactos de silencio de los genocidas que nos impiden el abrazo. Consideramos una vergüenza que represores de esta magnitud, que continúan perpetrando sus crímenes en tanto no brindan información sobre nuestros hijos y nietos aún desaparecidos, reciban penas menores que les permitan salir de la cárcel y caminar las mismas calles que sus víctimas.

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