Máximo a la provincia y el sueño de dos Kirchner en la boleta
En contra del mito oscurantista que circula alrededor de la organización conducida por Máximo Kirchner, la estrategia preelectoral de La Cámpora es transparente: concentrarse en el juego propio, acumular políticamente y sumar espacios de poder.
Como consecuencia indirecta, ese plan le permite a la orga cristinista abstraerse momentáneamente de los debates por el nombre propio del sucesor presidencial.
Tomar partido por alguno o simplemente entrar en esa danza de nombres y perfiles (Daniel Scioli, Florencio Randazzo o los de ADN más afín, como Agustín Rossi, Sergio Urribarri y Jorge Taiana) se suele volver una incomodidad para el camporismo. Sobre todo en la medida en que Cristina Fernández de Kirchner sostenga su actitud prescindente y se plante como la jefa de la interna.
Actitud opuesta a la que, por estos días, toma Mauricio Macri en la Capital Federal, al hinchar desaforadamente por su CEO favorito: Horacio Rodríguez Larreta.
Hacia adelante, el objetivo de La Cámpora es que Cristina Kirchner siga siendo una figura influyente en el mapa de la política, gobierne quien gobierne a partir del 10 de diciembre. Pero a la vez la organización es consciente de que se está por acabar una etapa de contención presidencial.
“El futuro lo tienen ustedes”, les avisó Cristina en un acto del año pasado, en un patio interno de la Casa de Gobierno. Así, entre cantos, banderas y aguante juvenil, la presidenta les daba una caricia y una invitación de facto a la emancipación.
En concreto, el sueño de La Cámpora es mantener un importante bloque legislativo propio y tener cierto control político de la provincia de Buenos Aires. Además, el apellido Kirchner podría certificar la continuidad desde las boletas electorales.
Máximo podría encabezar la lista de diputados nacionales bonaerenses y Cristina la de legisladores para el Parlasur. Dos Kirchner en las listas, más la posible candidatura a gobernadora de Santa Cruz de Alicia Kirchner.
“Yo lo veo como candidato a diputado de la provincia Buenos Aires, es lo que siento, lo veo en la Cámara de Diputados caminando la provincia de Buenos Aires”, afirmó uno de los jefes camporistas de perfil más militante y basista, Andrés “Cuervo” Larroque, en referencia al hijo de la Presidenta.
La aparición pública de Máximo Kirchner en la entrevista con Víctor Hugo Morales –su segunda intervención, después de su discurso en el acto de Argentinos Juniors– reenergizó a toda la conducción de La Cámpora.
La palabra de Máximo estaba pautada sin fecha precisa, pero la acusación de que tenía una cuenta en Estados Unidos la terminó por apurar. Tras la entrevista, La Cámpora desechó la versión de que el hijo de la Presidenta se postularía para la intendencia de Río Gallegos, y puso la vara electoral un poco más alta.
Su tono calmo además sirvió para combatir el estigma del fundamentalismo y la intransigencia. Y a su vez sirvió para disimular ciertas internas preexistentes.
Así, entre la ocupación de la agenda por parte de Máximo, cierto enfriamiento del caso Nisman, más algunas encuestas optimistas sobre Cristina Kirchner (según Poliarquía, cierra su mandato como la presidenta con mejor imagen desde el retorno de la democracia), La Cámpora se envalentonó y volvió a centrarse sobre sobre sí misma.
“Es bueno que haya tantos candidatos y tengan la destreza. Urribarri, Agustín Rossi, Daniel, Florencio… uno los ve y se produce una suerte. No es Cristina pero son buenos compañeros”, afirmó Máximo, sin sugerir alguna preferencia.