Las disparatadas propuestas de Javier Milei parecen no tener un techo.
El candidato “libertario” recientemente expuso sus planes de gobierno ante la Sociedad Rural Argentina (SRA), donde la eliminación de las retenciones y la dolarización fueron sus dos grandes promesas de campaña con las que coronó su adulación para con el histórico sector oligárquico. No obstante llama la atención su silencio con respecto a unas declaraciones hechas ante distintos medios y que fueron reflotadas recientemente por el diputado Ramiro Marra quien responde al espacio partidario de Milei en la Ciudad de Buenos Aires. Marra en declaraciones a Perfil, aseguro que “Si Milei gana vamos a cortar relaciones con China porque son comunistas” y agrego “no nos sentaremos a hablar con un país donde no hay democracia y se violan los derechos humanos”.
No mucho tiempo atrás el actual precandidato a presidente por “La Libertad Avanza” sostuvo en un programa televisivo que “no hace transacciones con comunistas”, “yo no negocio mi moral a cambio de dinero” había afirmado. Y defendió que el país deje de lado a su segundo socio comercial y principal destino de las agroexportaciones para enfocarse en “Occidente”, concluyendo que “podríamos hacer transacciones con el lado civilizado de la vida”.
Resulta bastante llamativo que Milei no mencionara ante la institución ruralista esta extraña idea de romper relaciones con China, en especial cuando la República Popular China es el segundo socio comercial de la Argentina y el principal destino de las exportaciones de productos primarios del país muy especialmente de aquellos que forman parte de la fibra sensible de la SRA, además de ser una puerta de entrada a los BRICS (otro enorme mercado para argentina donde confluyen dos de sus principales socios comerciales). No queda claro entonces si estamos ante una nueva bravuconada con la que viene a completar el repertorio junto a propuestas tales como una dolarización inviable, la libre portaciones de armas, la venta de órganos y los vouchers para estudiar, etc, o bien si esta moralina discursiva responde a algún ejercicio de coaching hecho sobre su pintoresca persona por alguna fundación auspiciada por la misma embajada que por estos últimos meses viene desplegando un variado ejército de funcionarios que portan declaraciones similares (básicamente nos dicen que argentina tiene que elegir entre el bien y el mal), ¿casualidades?. Al margen del motivo, lo cierto es que el candidato “libertario” parece saber mucho sobre los popes de la escuela económica austriaca pero muy poco de la historia argentina concreta, de las relaciones sociales de fuerza que la moldean y de cómo los países conducen las relaciones internacionales, en especial en un contexto de tensiones, transformaciones, y de una intensa disputa hegemónica, que en el caso argentino se refleja y repercute en la forma de una nueva configuración de relación triangular con China y EEUU como actores clave que debe ser abordada con el mayor recaudo.
La Sociedad Rural a la cual el colmó de adulación hace unos días puede darle una muestra de cómo se mueve un actor racional en materia económica: durante la última dictadura cívico-militar (abanderada de los valores occidentales, y anti comunista igual que Milei) el gobierno de facto argentino de entonces no adhirió al embargo cerealero impuesto por EEUU a la Unión Soviética con motivo de la invasión a Afganistán por parte de esta. En ese contexto la dictadura cívico militar (sociedad rural incluida) ante la imposibilidad de colocar su producción en otros mercados tradicionales (Europa occidental) no dudo en hacer negocios con la URSS, por ese entonces un socio comercial de primer orden ,de la misma manera que hoy no duda de que China es un actor de importancia vital para sus intereses. No se vislumbra entonces como Milei pueda persuadir a dicho sector de resignar negocios multimillonarios por un cliché ideológico de dudoso origen, en especial cuando nos referimos a un sector que históricamente tuvo nulo apego a cuestiones de derechos humanos, o como hará para llevar a la práctica tal política o donde y en que tiempos conseguirá por ejemplo los necesarios mercados alternativos para colocar la producción primaria que hoy tiene como principal destino al gigante asiático, teniendo en cuenta que EEUU es un mercado competitivo del nuestro y que Europa no es una opción viable (por lo menos así lo viene demostrando), En este sentido los países bajos y Francia en nombre de su proteccionismo agrario (a veces disfrazado de ecologismo) han resistido todo intento de acuerdo entre el MERCOSUR y la Unión Europea (allá hay proteccionismo mal que le pese a Milei), en cuanto a este último bloque conviene por cierto recordarle al candidato libertario algunos datos: La Unión Europea (el occidente que invoca Milei) tiene a la República Popular China como tercer socio comercial de importancia y no parece querer modificar este estado de cosas. Para graficar la importancia de este vínculo recientemente el presidente de Francia Macron pidió a Europa una “estrategia de autonomía, fuera de la pauta que fijan Estados Unidos y China, para evitar verse arrastrada por las tensiones entre ambas potencias”. “Como se acelere el conflicto entre este duopolio no tendremos tiempo ni medios para financiar nuestra autonomía estratégica y nos convertiremos en vasallos”, “¿Por qué debemos ir al ritmo elegido por otros?, En algún momento, debemos preguntarnos cuáles son nuestros propios intereses” concluyó. Posiciones análogas aunque con matices las podemos hallar en países como India, Turquía, Brasil etc., pero donde el denominador común es la búsqueda de autonomía en pos de los propios intereses nacionales o de bloque.
Europa está tomando nota de los errores de seguir ciegamente los mandatos de Washington y el costo social de los mismos en sus propios países, por ejemplo, permitir que EEUU destruyera el gasoducto Nord Stream en nombre de los “valores occidentales” llevó a buena parte de Europa a volver al carbón y la leña sin contar una crisis inflacionaria. En conclusión Milei pide hacer cosas en nombre de un occidente que a su vez hace cosas diametralmente opuestas a las que el promueve y desea, la pregunta es: ¿debería la Argentina suicidarse en nombre de un liberalismo abstracto y de prejuicios ideológicos personalistas? Si Milei piensa romper relaciones con el segundo socio comercial, si dinamita el banco central destruyendo las imperfectas aunque herramientas monetarias al fin que le quedan al país, si además asegura que no pedirá crédito al exterior (criticó con dureza a Macri por esto mismo asegurando incluso que el crédito del FMI tuvo motivaciones políticas) y si además no piensa cobrar retenciones, la pregunta es cómo sostendrá su modelo utópico de libertad dolarizada, queda claro que los planteos del “libertario” además de ser contradictorios y contrafácticos son también bastante peligrosos.
Concluyendo, la estrategia de inserción del país en el mundo y su correspondiente política exterior implican un delicado cálculo de los eventuales costos y beneficios de las decisiones que se tomen, Milei lejos de tener en cuenta estas variables propone una política exterior basada en eslóganes reduccionistas, prejuicios ideológicos, en falsas dicotomías y en una visión demonológica y maniqueísta del mundo (el mundo se divide en buenos y malos, o en civilización y barbarie) cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para una economía como la nuestra, agravando aún más los problemas existentes. Finalmente, como bien dijo la vicepresidenta de la Nación en su última aparición pública: “el mundo está cambiando, viene un mundo diferente y que no estamos viendo, están pasando cosas nuevas, no podemos tener la cabeza tan vieja de seguir discutiendo estupideces”.