Feliz Domínguez
Pese a la derrota, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, salió fortalecido de las elecciones primarias. No sólo porque logró revertir el alto índice de desconocimiento que lo rodeaba las semanas previas a las PASO, sino porque de los 135 municipios de la Provincia se llevó el respaldo de 69 distritos en la reñida interna con Aníbal Fernández.
Por eso la sensación que rodea al entorno de Domínguez por estas horas es el optimismo. Los números de los municipios arrojan sólidos apoyos al dirigente oriundo de Chacabuco. Fue profeta en su tierra: ganó la cuarta sección electoral con el 38% de los votos y, en su ciudad, arrasó con más del 83 % de las adhesiones.
Las alianzas tejidas durante la campaña también le valieron triunfos en el Conurbano. Así sucedió en La Matanza, distrito clave en la provincia. De la mano de su precandidato a vicegobernador, Fernando Espinoza, la fórmula sacó casi el 60% de las adhesiones del FpV. Lo mismo aconteció en Ezeiza, donde jugó con el ministro de seguridad de la Provincia, Alejandro Granados, quien maneja ese territorio desde mediados de los ´90.
En sintonía con el triunfo de Pablo Bruera, La Plata fue otro eje central en la elección del presidente de la Cámara de Diputados. En la ciudad de las diagonales también se impuso, con el 50,75%, en la interna kirchnerista.
Con estos respaldos se posiciona Domínguez en el nuevo mapa electoral. Si Aníbal quiere gobernar la Provincia, no se le pueden escapar los votos obtenidos por el binomio Domínguez-Espinoza.
Esta lectura también la realizó el candidato a la presidencia del FpV, Daniel Scioli, quien después de las PASO se reunió con ellos en el edificio del Banco Provincia.
“Va a prevalecer la responsabilidad, solidaridad y el compromiso, los conozco bien a los dos –Julián y Fernando- y van a poner el hombro y acompañar para que Aníbal tome la posta de mi trabajo en la Provincia y hacerlo todavía mejor”, dijo Scioli esta mañana en su habitual tono conciliador.
El triunfo de Aníbal dejó también mejor parados a sus rivales en la oposición: tanto María Eugenía Vidal, del PRO, como Felipe Solá, del Frente Renovador, apostaban sus fichas al Jefe de Gabinete, puesto que es un funcionario con mayor imagen negativa. De hecho, la campaña de Solá buscó polarizar desde el minuto cero contra el quilmeño en sus spots contra el narcotráfico.
Una vez contados los “porotos”, la postal del encuentro entre Aníbal y Domínguez selló lo que había sido la más picante de las internas. “Todo se supera, cuando hay un objetivo más grande que es llegar a la Argentina con el próximo capítulo del gran desarrollo”, resumió Scioli. Así el candidato del FpV le puso punto final a las tensiones dentro del oficialismo y dejó en claro que, en octubre, el único rival será el macrismo.