La gobernadora electa, María Eugenia Vidal, esperó a que su jefe político, Mauricio Macri, confirmara su propio gabinete nacional para empezar a cerrar los nombres del suyo.
El plan de Vidal es lograr un reparto de cargos que le permita maximizar la gobernabilidad, incluso a costa de sacrificar el perfil ideológico puro del PRO. En ese sentido, el gabinete bonaerense de Cambiemos será mucho más heterogéneo que el de Mauricio Macri en la presidencia.
Con ese objetivo, Vidal cedió la presidencia de la cámara baja al massista Jorge Sarghini. A su vez pretende sumar a su equipo de gobierno en el área de Derechos Humanos a Graciela Fernández Meijide, a partir de una sugerencia de su vice, el radical Daniel Salvador.
Los guiños multipartidarios de Vidal incluyen invitaciones al equipo que conducía el (por ahora) borrado de la escena Francisco de Narváez.
El gesto incluye al actual Asesor General de Gobierno de Daniel Scioli, Gustavo Ferrari, quien seguiría en su cargo bajo la administración de Vidal.
Histórica mano derecha del Colorado De Narváez, Ferrari se incorporó al gobierno sciolista como una especie de cabayo de Troya del diputado De Narváez en el sciolismo, siempre a la espera de que el gobernador bonaerense rompiera con el kirchnerismo.
De hecho, Scioli había confirmado a Ferrari al frente de la AFI (ex Side), en caso de que ganara el balotaje. Tras el triunfo de Macri, Vidal miró hacia el narvaecismo residual y eligió a Ferrari.
Por otro lado, el experimentado prensero Mariano Mohadeb (vocero de De Narváez por más de cinco años) sería el designado para ocupar la Secretaría de Comunicación que bajo el mandato de Scioli ahora ocupa el vocero Juan Courel.
El "Turco" Mohadeb viene trabajando para el equipo de Vidal desde hace algunos meses y es otro de los alfiles narvaecistas que se incorporarían al gobierno de Vidal.
Respecto al juego futuro del famoso Colorado, multimillonario, ex dueño de Casa Tía y verdugo del kirchnerismo en 2009, no hay pistas firmes. Alicaído pero no retirado, De Narváez apostó a perdedor con Scioli, tal como antes lo había hecho con Sergio Massa.
Sin embargo, el colombiano no se resigna: colocar a su (¿ex o todavía activa?) tropa en el gobierno de Vidal es una forma indirecta de mantenerse activo y a la espera. A la gobernadora, por su parte, le sirve para ganar aire y un aliado con billetera abultada.