La estructura sin caras del peronismo
Sin que todavía haya decantado su impacto concreto (¿dejó electoralmente out al cristinsmo?, ¿facilitará la unidad en torno a Sergio Massa?), la única certeza es que el monopolio (o casi) de la oposición al macrismo seguirá siendo peronista. Esa es la paradoja de la crisis del PJ: gobierna 16 provincias; casi dos tercios de los municipios; tiene mayoría en el Senado y es la primera minoría en Diputados. Así, pese al limbo en el que se encuentra, sigue siendo una marca ganadora y la principal fuerza con capacidad para rivalizar con el PRO. Lo que todavía no está definido y tiene un final más que abierto es: quién se impondrá en la pulseada por los nombres propios y el sentido ideológico que le impondrá al peronismo. ¿Será integrado, resistente, progresista o conservador-popular?
La deskirchnerización del Movimiento Evita (sus seis diputados abandonaron el bloque) reforzó la sensación de que el Frente para la Victoria se desmigaja, en especial a partir del lopezazo. El sistema político parece haber llegado a esa conclusión (mientras el 10 de diciembre el FPV tenía 102 diputados, ahora cuenta con 69), a pesar de que el tablero político sigue siendo mayoritariamente percibido como un juego de dos: macrismo y kirchnerismo. Muchos dirigentes tomaron una decisión avant la lettre respecto al humor social.
Ese choque de velocidades (la de los políticos versus la de la sociedad) es agradecido por el PRO, que avanza en piloto automático ante una oposición debilitada o funcional (sobre todo en el Congreso). Nadie capitaliza el descontento, en un contexto de ajuste, tarifazos y una económica congelada.
En adelante, ¿Massa será el candidato no del todo querido por el PJ (salvo por José Manuel de la Sota), pero necesario para acelerar la unidad? ¿Cumplirá el papel que tuvo Macri para la UCR, que no encontró un candidato competitivo propio en más de 12 años? ¿El kirchnerismo está condenado a ser una fuerza minoritaria y testimonial, sobre todo tras el caso-López? ¿Cristina Kirchner abandonará su exilio no forzado en su Calafate-Puerta de Hierro y trabajará para renovar el staff de los candidatos de su espacio? Las respuestas circulantes son aventureras, prematuras o vienen con agenda secreta.
Tras la inesperada derrota electoral de Daniel Scioli, el peronismo actualizó su estado de crisis y desconcierto, con varias tribus en pugna, operaciones y pases de facturas cruzadas. Pero lo cierto es que mientras no haya una recuperación económica (y por ahora el final del túnel pinta apagado), las legislativas del 2017 reactivarán de facto al peronismo.