Polémico proyecto de ley prioriza el negocio de los laboratorios a expensa de los niños
En una lectura rápida y hasta ingenua se puede concluir que es un proyecto aceptable, que sobre un diagnóstico de dificultades del aprendizaje que sufren muchos niños, y ante el diagnóstico médico, incorpora al Programa Médico Obligatorio (PMO) la cobertura del tratamiento.
Sin embargo, como suele suceder, la letra del proyecto esconde otros intereses. En efecto, el proyecto plantea el enorme riesgo de abrir el proceso de “medicalización de la niñez”.
La autora del Proyecto es la Senadora María Laura Leguizamón, quien está casada con Marcelo Figueras Director y Dueño del Laboratorio Richmond que produce los medicamentos del tratamiento de la DEA.
No son pocas las voces en el Congreso que marcan esta relación como un punto muy controversial ya que califican la iniciativa como un “proyecto a medida” de la industria farmacéutica, e incluso las voces más filosas denuncian en off la ley como un cambio de favores por el aporte de los laboratorios a la campaña de Cambiemos, que son hoy los principales impulsores del proyecto desde la Comisión de Educación a cargo del radical José Luis Riccardo y el rionegrino del PRO Sergio Wisky que lo apoya desde la Comisión de Salud.
El Bloque de Cambiemos (PRO+UCR) viene forzando la obtención del dictamen de comisiones para que el proyecto llegue al recinto y pueda convertirse en ley. Aunque el proyecto proveniente desde el Senado tiene estado parlamentario hasta diciembre de 2017, el apuro de Cambiemos por sacarlo lo antes posible deja a la luz la necesidad de devolver favores antes de la elección del año próximo.
Una fuente cercana al bloque de la izquierda afirmo a este medio, que están preparando un proyecto que expresa preocupación por las vinculaciones personales que rodean el proyecto y por los intereses que unen a la industria farmacéutica con el financiamiento de la campaña de Cambiemos. En esta denuncia incluyen al propio Mauricio Macri y su estrecha relación con la familia Roemmers dueño del laboratorio, en cuya casa de la Patagonia suele hospedarse el Presidente.
Leguizamon y Monzó. Un reencuentro de ley
El tratamiento del proyecto en Diputados incluye otro condimento que relaciona a Leguizamón con Emilio Monzó, actual presidente de la Cámara. Si bien la historia tiene sus años, no todos conocen la relación amorosa que unió a ambos a fines de la década del noventa, cuando la actual senadora fue clave en el impulso y financiamiento para la primera campaña de Monzó a la intendencia de Carlos Tejedor. Todo el mundo recuerda la enorme cantidad de recursos que se volcaron en el pueblo para dicha campaña gracias al lobby de Leguizamón con el propio Duhalde y pocos recuerdan que en esa ocasión Monzó perdió por menos de cien votos debido a la traición de los radicales. Luego perdería también la pareja.
Hoy, un proyecto de ley vuelve a vincularlos y los que buscan con desesperación su sanción apelan a la creencia en el dicho que reza “donde hubo amor cenizas quedan”, aunque ahora prefieren decir “donde hubo amor negocios quedan”.
El negocio de los medicamentos y el derecho de los niños
Detrás del proyecto de ley se encuentra ese enorme monstruo de poder y condicionamientos de la salud pública conocido como la Industria farmacéutica. Son ellos los principales impulsores, pues tienen muy claro que la legislación sobre un conjunto de medicamentos que se incorporan al PMO constituye la garantía del crecimiento exponencial de sus ventas y por lo tanto de sus ganancias.
El riesgo es que la eventual ley tiene un sesgo médico tal en su redacción que más alla de garantizar el acceso a la medicación de quien lo necesita, habilita la idea de medicalizar a todos los niños que los docentes identifiquen con “dificultades del aprendizaje”. Si no fuera así, el proyecto debería ser modificado e incorporar un diagnóstico y tratamiento interdisciplinario ya que no se trata de un tema de base neurológica sino que responde a circunstancias sociales, económicas, culturales, etc.
En este sentido, si cualquier “dificultad del aprendizaje” o a todo niño identificado como revoltoso se les proporcionará un tratamiento médico, el bloque de Cambiemos lograría reescribir una de las verdades peronistas para decir que “los únicos privilegiados son los laboratorios”.