La vuelta a una política fiscal regresiva

  •  En el caso del impuesto a las Ganancias, la exención a las diferencias de cambio por tenencia de fuente extranjera y la decisión de desgravar a la distribución de dividendos en las sociedades, van en línea de facilitar el giro de divisas al exterior y actúan como una señal de liberalización de la cuenta de capital de la balanza de pagos.
  •  En Bienes Personales, se aumentó el mínimo no imponible, se quitó la progresividad en la escala de alícuotas y se estableció una alícuota única decreciente que en 2018 será de tan sólo el 0,25 por ciento de los bienes que superen los 1.050.000 pesos. A todo ello, se suma un beneficio de exclusión para los contribuyentes “cumplidores” que no ingresen al blanqueo.
  •  El impuesto a la Ganancia Mínima Presunta (un tributo que penalizaba al capital improductivo), cuya recaudación representaba el 0,05 por ciento del PBI, se elimina a partir de 2019.
  •  La eliminación de los Derechos de Exportación para casi todos los productos agropecuarios (excepto la soja, que se redujo la tasa de 35 a 30 por ciento) y a la minería generaron una renuncia fiscal de aproximadamente 38 mil millones de pesos en 2016. Además, la decisión implicó una transferencia de ingresos a uno de los sectores de más altas rentas, al combinarse con una devaluación de 50 por ciento y una imposición patrimonial (inmobiliario rural) de un nivel bajísimo de participación en las estructuras tributarias provinciales. Además, la baja en la recaudación vinculada a la soja podría desfinanciar al Fondo Federal Solidario, que sirvió, en los últimos años, para apalancar la obra pública subnacional.
  •  La única medida positiva, en términos de distribución del ingreso, es la devolución del IVA a los sectores más vulnerables (jubilados de la mínima, AUH y otros planes sociales), pero da como resultado una muy baja cobertura vertical debido a que el tope mensual de 300 pesos representa menos de un  6 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria de una familia tipo.
  • Todo ello generó un cambio regresivo en la estructura de la recaudación tributaria nacional. Según datos de la Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal, con la recaudación de enero a septiembre de 2016, el IVA representó el 40 por ciento de la recaudación total, creciendo más de tres puntos respecto a los años previos. En cambio, el impuesto a las Ganancias cayó del 33 al 30 por ciento. Entre Bienes Personales y Ganancia Mínima Presunta se pierde medio punto más. Por último, los derechos de exportación se redujeron en más de un 30 por ciento respecto a 2014-2015.

    En el área de Economía y Finanzas del Sector Público de la Universidad Nacional de General Sarmiento se construyó un índice de progresividad tributaria nacional. El numerador se define como la suma de la recaudación de los impuestos nacionales progresivos: Ganancias, Bienes Personales, Ganancia Mínima Presunta y Derechos de Exportación. En el denominador, se encuentra la suma de la recaudación nacional (sin considerar los aportes y contribuciones a la seguridad social). Ese resultado da que en 1998 la progresividad era del 26 por ciento, ya que cada 100 pesos que recaudaba el Estado Nacional, 26 pesos provenían de impuestos progresivos. En la década kirchnerista ese guarismo se ubicó en torno al 40 por ciento (con picos de 42 por ciento en 2014 y 2015). En nueve meses de gobierno de la alianza PRO-UCR se redujo al 37,5 por ciento.

    Un sistema tributario cuyos impuestos progresivos representan poco más de 40 por ciento del total no es la panacea, e incluso está alejado de los países más desarrollados, pero no hay dudas, que el avance había sido notorio respecto de la década del 90. Ahora, esa progresividad perdió casi 5 puntos porcentuales. Es un desafío de todos aquellos que bregamos por una sociedad más igualitaria ponerle un freno a esta política.

    Nota extraída de EPPA  http://eppa.com.ar/4395-2/

    Share on facebook
    Facebook
    Share on twitter
    Twitter
    Share on telegram
    Telegram
    Share on whatsapp
    WhatsApp