Vidal frente a la recesión económica y un laberinto político
(Por Ignacio Cantala) Los números de la economía de la Provincia de Buenos Aires muestran que la recesión se consolida y la caída en las principales variables aún no toco fondo.
El análisis de la situación económica del Gobierno de Vidal revela que las promesas de reactivación del segundo semestre nunca llegaron. Lo que llegó sin problemas fueron los aumentos de la luz, el gas, el agua, las prepagas, el transporte, los alimentos y todos los bienes y servicios necesarios para vivir.
La actual negociación paritaria de Vidal con los docentes, donde el ejecutivo se muestra firme en su oferta del 18%, responde a la necesidad de la gobernadora de poder cerrar los números. Cuanta gente quede dentro o fuera con ese acuerdo parece no importar al momento de tomar las decisiones. Ordenar la macroeconomía, el gasto y el déficit son las prioridades que la gobernadora ordenó al ministro de economía Lacunza.
Por su parte, Salvai y Alex Campbell tienen la misión de transmitir las bondades del ajuste a su tropa y contener las demandas de todos los intendentes. A los propios por su inexperiencia e incapacidad y a muchos de los opositores por sus necesidades financieras. En el PRO se jactan de haber consolidado la instancia superadora de la fórmula que tanto denostaron de la “billetera y el garrote”, pues según comentan “con nosotros la fórmula es superavitaria, entregamos un peso cada diez garrotazos”.
Recientes mediciones de opinión pública revelan una caída leve pero sin pausa en la imagen de la gobernadora, aunque aún conserva una porción importante de apoyo.
Los nervios y las preocupaciones en la sede de la gobernación en La Plata crecen al ritmo en que se avecinan las elecciones. Aún confesos cultores de la publicidad y el marketing no desconocen sus límites y saben que si la economía no mejora las perspectivas políticas serán esquivas. La sonrisa inocente o el gesto adusto de Vidal para cada ocasión no mejoran la calidad de vida de los bonaerenses, así como el afán por la persecución política mediante causas judiciales no constituye parte de la dieta alimentaria de las familias bonaerenses.
Cuando llega fin de mes la ciudadanía mira más su bolsillo que la televisión.
En los primeros 3 trimestres de 2016 el Producto Bruto de la Provincia cayó 2,1%, empujado fundamentalmente por la construcción, la industria y la caída del consumo.
Las ventas de los supermercados en el 2016 mostraron una reducción del 7,3% en el Gran Buenos Aires y del 14% en el resto de la Provincia. Esta caída encuentra respuesta en el incremento de la desocupación que trepó al 10, 3% y la reducción del salario real (solo en el sector privada cayó 8,3% interanual).
Los números de la Provincia no cierran y el parche del endeudamiento para financiar el déficit fiscal compromete aún más la sustentabilidad de la economía provincial. La colocación de bonos alcanzó en el 2016 los 3.000 millones de dólares, un 500% que los colocados durante el año 2015.
La recaudación propia cayó 5.1% interanual, especialmente por la contracción del 6,8% en los ingresos brutos, del 12% en el inmobiliario y del 2,1 en los Sellos.
Los analistas políticos que buscan racionalidad a la ecuación económica del gobierno en relación a la sustentabilidad política de su proyecto, transitan sus reflexiones en torno al gobierno nacional y provincial en el dilema del “son o se hacen”. Se rehúsan a pensar que no midan las consecuencias políticas de sus medidas económicas.
La estrategia de enfriar la economía pareciera buscar repetir la fórmula del fenómeno de apoyo al menemismo generado por el control de la inflación, pero las diferencias entre ambas coyunturas son tan grandes que lo único que parecen emular es el proceso de crecimiento de rentabilidad de las grandes grupos de la economía.
Con una situación económica en recesión, crecimiento de la desocupación, aumentos de todos los servicios, inseguridad y secuestros, sumado a una coyuntura política donde Cambiemos no encuentra candidato potable, donde el Presidente es imputado judicialmente y la Gobernadora cae en las encuestas, el año 2017 parece predestinado a que los bonaerenses se decidan nuevamente por el cambio. Un cambio de rumbo y de gobierno.