Lance de juicio político contra Gils Carbó: fase de la impotencia
(por Andrés Fidanza) La cruzada macrista para correr a la procuradora Alejandra Gils Carbó entró en su fase de impotencia. Descartada la vía del decretazo para sacarla de su puesto, el gobierno ahora amenaza con activar un juicio político en su contra. Y si bien se trata de una aventura de éxito casi imposible (necesita el apoyo de los dos tercios de las cámaras de diputados y senadores), los asesores presidenciales alientan esa hipótesis como otra forma de presionar a Gils Carbó. Y a la pasada, el intento les podría redituar electoralmente. O al menos eso esperan: si el massismo y el randazzismo se opusieran en el Congreso, el macrismo podría machacar con el discurso de la victimización, metiendo en una misma bolsa a la tres variantes opositoras, con el kirchnerismo incluido.
En los últimos meses, el gobierno a su vez fracasó en otro de sus objetivos de cambio para el organigrama judicial: echar al camarista Eduardo Freiler. No consiguió los nueve votos necesarios para activar el jury en el Consejo de la Magistratura. Así, a 19 meses de iniciado el ciclo de Cambiemos, quedó lejísimos de su ambicioso plan inicial. Para esta altura, su aspiración era haber reemplazado a Gils Carbó y expulsado a Freiler. Y algo más: haber puesto en jaque al juez Daniel Rafeca y a Alejandro Slokar, de la Cámara Federal de Casación Penal.
Los pataleos públicos de Mauricio Macri en contra de los jueces Enrique Arias Gibert y Graciela Marino, de la Cámara Nacional del Trabajo, por ahora también entraron en vía muerta.
En las últimas semanas, sin embargo, el macrismo se entusiasmó con un fallo que lo acercaba a la mayoría propia en el Consejo de la Magistratura, el organismo dedicado a postular y remover jueces. Todavía falta una instancia de queja por parte del senador kirchnerista Ruperto Godoy, apartado por no ser abogado. Pero los operadores de Cambiemos pretenden que el senador salteño Rodolfo Urtubey, un peronista de perfil dialoguista con el PRO, lo reemplace dentro del Consejo. Y a su vez fantasean con otro trueque: que el senador curtido en el arte de la negociación, Miguel Ángel Pichetto, asuma en lugar de la santacruceña Virginia García.
Senadora y cuñada de Máximo Kirchner, a García se le vencerá el mandato en diciembre, y por lo tanto también quedará afuera del Consejo. A pesar de la voluntad macrista, tanto Pichetto como Urtubey estarían dispuestos a sumarse recién a fines del año próximo, cuando haya renovación de autoridades. Y en el medio, el resultado de la legislativa podría modificar el centro de gravedad político-judicial: una victoria de Cristina Kirchner complicaría aún más el plan oficial.
Desde la corporación judicial, por su parte, empiezan a crecer las señales de rechazo y desconfianza hacia los objetivos cambiemitas. Así, respecto a su agenda de modificaciones en la justicia, parece haber vencido el tiempo de gracia macrista. Y un desenlace electoral adverso, o no del todo exitoso, podría sellar esa frustración.
Ante ese panorama, Cambiemos opta por hacer nuevamente reducción de daños. Se limita a la pelea retórica previsible contra Gils Carbó y el peronismo en bloque, en un lance a la baja por hacer virtud de la imposibilidad.