La dieta de María Eugenia Vidal
La relación de la vida política y el ejercicio del poder con las cuestiones de salud fueron siempre motivo de intrigas palaciegas, acompañadas por el desarrollo de una especialización periodística que tuvo su mayor apogeo con la pseudo patología de hubris inmortalizada por Nelson Castro.
La salud de los políticos siempre se manejó entre el ocultamiento y la discrecionalidad, cuando no por la mentira.
En una reciente entrevista al Diario Perfil, Marcos Peña, destacaba como una virtud de Cambiemos y fundamentalmente del Presidente Macri la cuestión del manejo del ego. En sus palabras, “la estabilización del ego”, virtud que se manifiesta en un equilibrio saludable entre los extremos que genera el poder: ambición-depresión, compañía-soledad, euforia-tristeza.
Para la gobernadora Vidal, la condición de la estabilización de su ego pasa por la estabilidad de su dieta.
Difícilmente puedan conocerse fotos de María Eugenia Vidal como trabajadora del Ministerio de Desarrollo Social en épocas de Palito Ortega o de sus primeros años al frente del área social de los think tanks del PRO. Ella se ha encargado celosamente de eliminar todo rastro de un tiempo pasado que en cuestión de peso no siempre fue mejor.
“Su figura marcada por el sobrepeso la atormenta” reconoce una persona que la conoce desde aquellas épocas. En La Plata todos afirman que el tema “es una cuestión de Estado”.
Todo el mundo está al tanto que no se puede hacer referencia al tema e incluso el encargado de comunicación, Federico Suarez, distribuyó un documento estructurado en el pensamiento feminista para aportar argumentos que combatan desde la cuestión de género cualquier expresión o manifestación que refiera al peso y talla de la Gobernadora.
Más allá del correcto posicionamiento ideológico del documento y el rechazo a las expresiones que agravian y cosifican a las mujeres, lo que no deja de ser cierto es la incomodidad que le genera a Vidal no poder manejar su tendencia al sobrepeso. Su vestuario y su agenda han variado en función de ello.
Mientras públicamente festeja la aprobación del presupuesto provincial y parte de los recursos del Fondo del Conurbano, sus principales obsesiones siguen siendo el diámetro de sus brazos y la forma de sus rodillas. Es común que personas que manifiestan calidez y la frescura hacia afuera carguen con fuertes traumas y complejos que las atormentan y persiguen en su vida privada.