El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, aseguró que instantes antes de que el macrismo decidiera romper la sesión habían llegado a un acuerdo sobre cómo funcionaría el Congreso con el nuevo protocolo. Habría sesiones mixtas, virtuales y presenciales. Todo estaba acordado de palabra.
Según Massa, todo se desmoronó cuando llegó un llamado desde Europa. Instantes antes, los trolls macristas salieron en las redes a hablar de "golpe de Estado K" y responsabilizaron a los propios diputados de Juntos por el Cambio, por no denunciar la situación. Claramente, los sectores moderados se vieron presionados por el ala dura, que quiere "romper todo", como reconocieron cerca del macrismo dialoguista.
El llamado de Mauricio Macri, desde Europa, donde estaba paseando hace más de un mes, terminó de detonar toda la situación. Juntos por el Cambio no volvió a negociar nunca más con el oficialismo y, en cambio, salieron a denunciar un supuesto "atropello institucional". Vale recordar que la oposición se negó a votar dos leyes que favorecen al turismo y a la pesca nacional.
La pregunta del millón es la siguiente: ¿Fue idea de Macri romper cualquier posibilidad de diálogo entre Juntos por el Cambio y el peronismo, o debió elegir, una vez más, entre moderados y ultras? El ex presidente se maneja en un carril muy pequeño que separa a su núcleo duro, ultra-radicalizado contra el Gobierno, y aquellos sectores que prefieren la moderación en el diálogo con el kirchnerismo.
