Doctrina Chocobar: “Gendarmería le disparó a mi hijo y se dio a la fuga”

Osvaldo Sala es el padre de Gonzalo, quien el domingo pasado fue herido de gravedad por la Gendarmería con un disparo por la espalda cuando huía con su moto de un control vehicular.

"Gonzalo está muy bien, está internado en el Hospital Gandulfo", aseguró Osvaldo en Radio Con Vos. Allí, detalló los sucesos: "Esquivó el control de Gendarmería y empezaron a perseguirlo cuatro cuadras. Siente el impacto en la cintura, por atrás, y ahí dejan de seguirlo. Mi hijo herido sigue en la moto. La novia vive a ocho cuadras, es asistido por su familia. Lo grave de esto es que los gendarmes no siguieron, mi hijo sintió el disparo y terminó ahí", explicó.

El padre de Gonzalo detalló que "el balazo entró a la altura del riñón, con orificio de entrada y salida, pero no tocó ningún órgano". "Por suerte está con vida y recuperandóse", agregó y pidió "que se haga justicia sobre este gendarme que intentó asesinarlo y se dio a la fuga".

En relación a por qué esquivó el control, Osvaldo señaló que su hijo "no tiene antecedentes penales, lo único que quería era que no le saquen la moto". "Lo único que le falta es el registro, los papeles de la moto los tiene. Tenía multas de 14 mil pesos por andar sin casco, etc. Yo le dije que trate de que no le hagan multas y justo ese domingo salió con la moto, y se encontró con Gendarmería", contó el padre del motociclista.

El caso se suma a la polémica por la llamada "doctrina Chocobar", donde el gobierno respaldó a un oficial de policía que mató a un ladrón por la espalda cuando este huía. En circunstancias diferentes, el Ejecutivo también avaló meses antes el accionar de Prefectura en la muerte de Rafael Nahuel, un joven mapuche desarmado que fue fusilado por una patrulla del grupo Albatros.

Fuente: El País Digital

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Doctrina Chocobar: la Gendarmería baleó por la espalda a un joven de 19 años

El chico habría querido evitar un control policial cuando fue herido por la espalda. El hecho ocurrió el domingo pasado en Lomas de Zamora. El joven, de 19 años, se llama Gonzalo Nahuel Sala y lucha por su vida.

“No estaba armado. Sólo que no quería que le sacaran la moto o lo multen porque ya le habían hecho una por 14 mil pesos”, señaló Osvaldo, el padre del joven, al portal InfoRegión.

Según reseñó El Destape, la Justicia estaría investigando a tres gendarmes, responsables de los disparos. Desde el Ministerio de Seguridad no brindaron ninguna información oficial.

Mientras tanto, Sala se encuentra internado en grave estado en el hospital Gandulfo. Su estado es reservado.

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(Video) La policía de Vidal a los tiros en La Matanza

Un periodista compartió en su cuenta de Twitter un video en el que pueden verse a agentes de la Policía Bonaerense disparando en una cuadra de La Matanza sin cuidado.

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Otro caso de abuso policial: Compró un perfume, la policía lo acusó de robo y lo dejó en coma

A Facundo Agüero lo acusaron de robar un perfume, lo persiguieron y golpearon hasta dejarlo inconsciente. Pero en su billetera estaba el ticket de la perfumería. Ahora se debate entre la vida y la muerte.

El jueves 8 de marzo por la tarde Facundo Agüero, de 22 años, fue ingresado en estado de coma al hospital regional de Neuquén tras sufrir un paro cardíaco. El joven había sido previamente detenido por la Policía, acusado de un robo que en verdad no existió.

Según el informe médico, Facundo cayó desde cuatro metros de altura. Su estado de salud es grave y su familia denuncia brutalidad policial.

En un primer momento se le informó a la familia que Facundo habría robado un frasco de colonia Invictus de una perfumería del centro de la capital neuquina y por eso la Policía inició una persecución.

Pero cuando la madre del joven revisó sus pertenencias descubrió que Facundo tenía en su poder el comprobante de compra, tanto la factura como el ticket.

Luego la misma Policía les dijo que el joven estaría robando en un edificio y que las lesiones que presentaba en todo su cuerpo eran producto de los golpes que él mismo se habría autoinfligido.

La familia de Facundo cuenta que llegó de su Picún Leufú natal a la ciudad capital hace cinco meses. Tuvo que dejar de estudiar enfermería para trabajar en una conocida cadena de supermercados, con horarios rotativos.

Sus allegados lo describen como un pibe sensible, que ama el fútbol, comparte con su novia, sus amigos y que estaba muy contento de haber conseguido un trabajo en blanco.

La familia realizó la denuncia en la Fiscalía por graves atentados personales, junto a un pedido de que se examinen las cámaras que registraron a Facundo durante la persecución policial que lo dejó en coma. La investigación está a cargo del fiscal Diego Azcarate.

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Fuente: La Izquierda Diario

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La desgarradora carta de la abuela de Facundo, el chico asesinado por la policía en Tucumán

El asesinato de Facundo Burgos, de 12 años, a manos de la policía de Tucumán, que lo fusiló de un tiro en la nuca cuando iba de acompañante en una moto, conmueve no solo a esa provincia sino a todo el país.

El aval del presidente Macri y de la ministra de Seguridad a las fuerzas de seguridad en el caso Chocobar está haciendo estragos.

A través de La Garganta Poderosa, la abuela de Facundo, Mercedes del Valle Ferreira, dio a conocer una carta expresando lo que significa para ella y su familia esta pérdida.

Este es el texto completo:

"MATARON A MI NEGRITO"

* Por Mercedes del Valle Ferreira,

abuela de Facundo, asesinado a los 12 años por la Policía.

Ya no me quedan lágrimas. Nos destrozaron la vida. El Negro era un niño maravilloso, lleno de amistades, que no tenía problemas con nadie. Y anteayer a la madrugada, a pocas horas de su primer día en la secundaria, lo mataron, me lo mataron. Tenía 12 años: 12 años, tenía, ¿entienden? Un niño, hermanito de otras dos niñitas, de repente pasó a estar en el hospital Ángel Padilla, tirado en un rincón, con la cabeza destrozada… Era una criaturita, mi criaturita.

¿Cómo se hace? ¿Cómo hacemos? ¿Quién se lleva este dolor? Para colmo, debemos soportar infinidad de historias falsas, circulando por internet o televisión, porque no, nada hubiera justificado lo que hicieron, pero mi nieto no robaba, ni manejaba un revólver, como inventa la Policía. Había terminado la primaria en la escuela Miguel Lillo con muy buenas notas y estaba por arrancar su nuevo ciclo en la ENET Nº5. Ya tenía todos los útiles, la mochila preparada y su ropa lista. Es más, acabábamos de comprar unos zapatos que no le gustaban para nada, pero los necesitaba para arrancar el colegio. Vivía conmigo y con sus tíos, en mi casa, en el barrio Juan XXIII, conocido como Villa Bombilla, en Tucumán.

El miércoles a la noche, Facu salió en moto con Juan, un amigo dos años más grande, para ir a ver las picadas en el Parque 9 de Julio, como es común acá entre los changos… Al regresar, pasada la medianoche, unos uniformados les dispararon a quemarropa, así, ¡a quemarropa! No existió ningún enfrentamiento. Y en cuanto nos enteramos, salimos corriendo al hospital, donde nos recibieron con mentiras los voceros arreglados con las Fuerzas. “Sufrió un accidente vial”, nos dijeron. Y minutos después, la tomografía nos anunció que había fallecido por el tiro de un arma 9mm.

La versión oficial vino acompañada por un cordón policial, porque “íbamos a generar problemas”. Y entonces inmediatamente fuimos a la Comisaría 1ª, donde nos dijeron que los agentes ya estaban detenidos. Éramos dos mujeres y ellos un montón de hombres, apuntándonos con itakas. Nos ocultaron información y nos sacaron zamarreándonos de los brazos. Ahora, el barrio está lleno de patrullas y, mientras dejo caer estas palabras como lágrimas, comienza una razia en la otra cuadra, bajo la mira de un helicóptero policial que sobrevuela la zona.

El 7 de mayo, Facu iba a cumplir 13. Y sí, soñaba ser como Messi, para poder comprarle una casa a su mamá, que vive en Santa Fe. Allá, él había jugado al fútbol en Unión de Sunchales y tenía pensado volver en unos meses. ¡No podrá! Me parece verlo ahora, jurándonos que algún día nos iba a comprar “una mansión, para poder vivir mejor”. Lo pienso y todavía no entiendo. ¿Cómo que no volveré a ver a mi nieto? ¿Cómo que no volverá a correr hasta mis brazos, gritándome "Pachona, Pachona"? ¿Cómo que lo mataron, si nunca nadie dijo nada malo de mi negrito? No puedo explicar lo que siento aquí, en el pecho. ¡No saben cuántos amigos tenía! No saben cuántos niños había en su entierro.

¡Su entierro!

Ahora sólo nos queda luchar, yendo a Tribunales todos los días, caminando en los pies de todos ustedes, todas las veces que haga falta, porque nosotros no tenemos plata, pero tenemos dignidad. No entendemos y nunca podremos entender por qué hicieron lo que hicieron, pero no van a detenernos hasta que no se haga justicia, para que mi nietito pueda descansar en paz. Yo sigo llorando. No puedo parar. Siento un dolor inmenso, que ya no puedo calmar con sus abrazos…

Te juro, mi negrito,

que no voy a bajar los brazos.

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Doctrina Chocobar: Murió un chico de 11 baleado por la policía en un confuso episodio

Facundo Burgos perdió la vida al recibir un tiro en la cabeza cuando viajaba como acompañante en una motocicleta conducida por un adolescente de unos 14 años. El mortal suceso ocurrió alrededor ayer en la ciudad de Tucumán.

“Lo mató un policía; yo me salvé por milagro”, aseguró J. A., quien conducía la moto. Contó ante la fiscal Adriana Giannoni que había asistido a las picadas que se realizan detrás de la vieja terminal de colectivos, en el parque 9 de Julio, junto a tres amigos en una moto Honda C-90 morada que él conducía. Dijo que después fueron a cargar nafta a una estación de servicio de la zona de Avellaneda y pasaje Río de Janeiro, donde no les quisieron vender combustible.

Francisco Picón, subjefe de la Policía de Tucumán, informó que el chico de 11 años fue trasladado en estado crítico al Hospital Angel C. Padilla, donde falleció horas más tarde como consecuencia del disparo que recibió en la nuca. El otro joven que conducía la moto recibió un raspón de una bala también en la cabeza, pero está fuera de peligro.

De acuerdo al diario La Nación, la fiscal del caso antes mencionada ordenó que el menor sea entregado a sus padres y dispuso el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron del tiroteo.

Fuente: La Gaceta de Tucumán

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El modelo Chocobar sigue haciendo estragos: un oficial acribilló a un joven de 16 que tenía un arma de juguete

El oficial llegaba a su casa con su novia, también policía, en Monte Grande. Tres jóvenes los amenazaron. El oficial entró al garaje, buscó el arma de su novia, salió y disparó matando a un adolescente, que tenía un revólver de plástico.

El endurecimiento y la mano dura que impulsa el gobierno nacional subió un nuevo escalón de violencia ayer, al cobrar la vida de un adolescente fusilado por un oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). La versión policial sostiene que el joven, de 16 años, murió cuando intentaba robar el vehículo del oficial en el momento en que este llegaba a su casa junto a su novia. El adolescente estaba acompañado por otros dos jóvenes que lograron huir.

Junto al cuerpo del pibe hallaron un arma de plástico con la que había amenazado al oficial. El caso quedó inicialmente calificado como “homicidio cometido en exceso de legítima defensa”. Mientras que se abrió otra investigación por el asalto. La calificación está sostenida en la versión del policía, que se esfuerza por subrayar que el adolescente utilizó la pistola de plástico confundida con una pistola real. Lo que evita subrayar esa versión es el tiempo transcurrido entre que la pareja fue obligada a bajar, que los tres jóvenes se subieron al vehículo, que el policía entró al garaje, buscó el arma de su novia, la tomó, salió del garaje y hasta que gatilló al menos ocho veces. Cuatro balas impactaron en el joven. Igual que en el caso del homenajeado por el presidente Mauricio Macri. El modelo Chocobar seguirá haciendo estragos.

El oficial subayudante de la PSA se llama Matías Arrúa, de 25 años. Su novia, de 28, también de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, se encontraban a bordo de un Volkswagen Gol. En ese momento se acercaron los  tres adolescentes, uno de ellos con una pistola, con la que los amenazaron. La pareja estaba de civil, es decir, no era visible que fueran policías.

Fueron obligados a descender del vehículo.

Los ladrones les pidieron lo que tuvieran encima. El hombre entregó efectos personales y las llaves del auto, al cual se subió el trío con la idea de escapar del lugar.

Pero Arrúa aprovechó la distracción, entró en el garaje de su casa, buscó el arma de su novia, la pistola reglamentaria marca Taurus número 29099, calibre 9 milímetros. Salió del garaje y con la idea de impedir el asalto, empezó a gatillar contra el auto. Los proyectiles impactaron contra el auto que, según fuentes de la investigación, había avanzado unos metros. Uno de los asaltantes, un chico de 16 años, recibió cuatro de los impactos y murió en el momento. Su cuerpo quedó dentro del Gol, mientras que sus dos compañeros lograron escapar milagrosamente.

Al lugar llegaron inmediatamente patrulleros y médicos que comprobaron que el adolescente había fallecido. Según determinaron los médicos, el joven presentaba cuatro heridas de arma de fuego, con orificios de entrada y salida en la costilla dorsal izquierda, brazo izquierdo, oreja izquierda y hombro derecho.

Los investigadores aseguraron que tanto el oficial de la PSA como su novia se encontraban francos de servicio, no sufrieron heridas ni lesiones en el hecho.

Además, se determinó que el vehículo Volkswagen Gol presentaba ocho orificios de arma de fuego, siete de ellos en la puerta del conductor (cinco en la ventana y dos en el panel de la puerta) y uno en la parte central del panel de la puerta del acompañante.

Los investigadores establecieron que Arrúa utilizó la pistola de su novia ya que él debía dejar el arma provista por la fuerza de seguridad en el momento en que abandonaba el Aeropuerto de Ezeiza donde presta servicio, mientras que ella cuenta con una portación extendida.

Sobre el asiento del conductor, la policía secuestró una pistola de juguete, con la cual se presume que los delincuentes amenazaron al oficial de la PSA.

El hecho es investigado por personal de la comisaría 1ª de Esteban Echeverría, que trabaja bajo las órdenes de la Unidad Funcional de Instrucción 4 descentralizada de Esteban Echeverría, especializada en delitos de violencia institucional, a cargo del fiscal Fernando Semisa. Según fuentes de la investigación, Arrúa declaró: “Escuché que gritaban ‘matá al rati! matá al rati’. Me asusté y tiré”. La escena, incomprobable por el momento, es la versión clásica policial. En todo caso, difícilmente podrían haber gritado, si los mismos asaltantes conocían su poder de fuego: en principio, nulo.

Fuentes judiciales explicaron que los investigadores trataban de determinar ayer por la tarde “si se cometieron irregularidades por parte de efectivos de la PSA y de la Policía Bonaerense para modificar la escena del homicidio”. Según fuentes de la investigación, dos oficiales de la PSA aparecieron poco después del hecho y revisaron el escenario sin formar parte del equipo de Policía Científica ni del grupo de investigadores de la Bonaerense y podrían haber modificado las evidencias.

El caso ocurrió 25 días después de que el presidente Macri recibiera al policía Luis Chocobar, procesado en primera instancia por homicidio con exceso en la legítima defensa (y luego aumentada la gravedad, al modificar la calificación por la Cámara en “homicidio agravado con exceso en el cumplimiento del deber), no sólo en una abierta intromisión y confrontación con la Justicia, sino también en una convalidación de lo actuado por el policía. Los resultados de ese homenaje se fueron revelando desde entonces. Una sucesión de casos de gatillo fácil en los que las víctimas contaron tanto entre los supuestos delincuentes como entre personas que circulaban por el lugar.

Fuente: Página 12

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