Con amenaza de “caos”, Duhalde armó su PJ anti-K

En un intento a contrarreloj por recuperar la conducción del Partido Justicialista antes de las elecciones, el ex presidente Eduardo Duhalde convocó a una reunión autodenominada “Congreso Nacional de Afiliados del PJ”. En la misma, el ‘Cabezón’ resultó electo titular del “Consejo Normalizador del Partido Justicialista” y desde allí intentará desbancar la titularidad del oficialista Eduardo Fellner.

Durante el discurso, Duhalde señaló que su objetivo es armar un frente opositor para derrotar al kirchnerismo. Aunque aclaró que no quiere ocupar ningún cargo, eso no quiere decir que no tenga intenciones de volver a tener las riendas. En este sentido explicó con otras palabras que su intención es ser el poder detrás del poder. Además, avisó que si no lo incluyen en un pacto de gobernabilidad advendría el “caos”.

"Es mi aspiración tener una interlocución con los presidentes de todos los partidos de la Argentina porque estoy convencido de que si no hay una gran coalición en la Argentina sobrevendrá el caos en 2016", amenazó el ‘Zabeca de Banfield’ en el acto que desarrolló en la sede del sindicato del Vidrio de Avellaneda.

En este sentido, Duhalde dijo tener conversaciones desde “hace meses” con el líder del FR, Sergio Massa, a la vez que con el titular de la UCR, Ernesto Sanz. Además aseguró haber hablado Mauricio Macri para “hacerle entender que no solo vale ganar, después hay que gobernar”.

El autoproclamado Congreso del peronismo díscolo, que reunió a unos 800 miembros, cuenta además con el apoyo del puntano Adolfo Rodríguez Saá, quien oficia de vicepresidente 1°. El Senador nacional por Salta y excandidato a vicepresidente de Carlos Menem, Juan Carlos Romero. Los massistas Ramón Puerta, Oscar Diani y Carlos Acuña, completan la nómina de vices.

A nivel bonaerense, el exgobernador cuenta con el apoyo del diputado provincial del Frente Renovador Carlos Acuña. Con origen en el gremio de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (SOESGyPE), el legislador es hombre fuerte del sindicalista Luis Barrionuevo.

Como la relación con el polémico líder de la CGT Azul y Blanca no da buena imagen, el massismo suele ocultar sus vínculos con él. Es por ello que Acuña oficia como su operador político desde las sombras.

El Congreso del PJ disidente es el segundo intento de Duhalde -en los pocos meses que van del 2015- de desbancar al kirchnerismo de la conducción del justicialismo. Como había anticipado el mes pasado Primerenado, el exgobernador bonaerense intentó acordar con la jueza María Servini de Cubría. Pero la Dra. terminó por no acoplar a la maniobra judicial y dijo que el “Congreso” era apenas una “pretensa reunión de afiliados”.

Sobre la situación de la conducción oficialista del PJ, que encabeza Fellner, el exvicepresidente de la primera presidencia de Menem dijo que "ya no existe, ha usurpado en forma ilegítima la autoridad del justicialismo".

Consultado sobre estas declaraciones, Fellner minimizó la reunión disidente e indicó que "no es anunciando el caos ni profundizando las divisiones que se logran los consensos". Y ninguneó que en realidad, "se trató de una reunión de viejos compañeros que recordaron anécdotas del pasado", dijo el gobernador de Jujuy.

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Duhalchuchimassiolismo

Si bien Mauricio Macri ha hecho de sus encuentros con Lilita Carrió una novela, que ha ido contando en capítulos cuidadosamente descuidados (desde el Facebook hasta su relato en lo de Mirtha Legrand), se ha guardado bajo siete llaves la única condición irreductible de la Dra. Carrió para el acuerdo anunciado: el corte total y definitivo de los puentes que el ingeniero mantenía con Eduardo Duhalde.

Ésta es la verdadera razón del furioso antiperonismo que ahora distingue a Carrió, como personaje cada vez mas facetado en la tradición de la derecha antipopular. Sucede que el temor que aqueja a la chaqueña es que la debilidad política de Macri lo haga permeable a los acuerdos de gobernabilidad y que por esta vía se reconstituya el sistema feudal que el peronismo del interior (con el PJ bonaerense a la cabeza) ha garantizado, con sus más y sus menos, desde el regreso de la democracia, y que tan claramente se ha expresado en secuencias como las sucedidas entre la caída de Fernando De la Rua y la presidencia del propio Duhalde.

Ahora, con el arribo de Carlos Reutemann al armado del PRO se le terminan de cerrar al lomense los caminos turbios que lo hacen navegar por las aguas del poder.

Con un macrismo que le ha clausurado definitivamente el juego, el expresidente vuelve a posar su mirada sobre la estructura del PJ. Para eso apuesta a las relaciones que, por debajo y a través de distintos personajes, mantiene tanto con Daniel Scioli como con Sergio Massa.

Viejo lobo de mar en las aguas partidarias, está auscultando la solidez de los papeles del pejotismo, tanto a nivel provincial como a nivel nacional, para ver si puede encontrar un resquicio que habilite la intervención judicial de la estructura partidaria. De conseguirlo podrá ofrecer a sus otrora compañeros salidas políticas que lo liberen de coyunturas adversas.

La misma jugada –la intervención partidaria- la explica en dos vectores.

Para Scioli un partido intervenido le quitaría peso a la lapicera de CFK y lo dejaría mas libre a la hora de negociar lugares parlamentarios con su jefa. Además, obligaría al kichnerismo duro a acompañar al ex motonauta hasta las últimas instancias electorales posibles, ubicando en las listas a los alfiles claramente identificados con la Presidenta. Los abocaría a todos a militar mancomunadamente por el albur del 40%.

Para Massa, a quien se le desangra su frente interno en la provincia de Buenos Aires y que pareciera no estar en condiciones de repetir la performance electoral de 2013, un PJ intervenido podría hacer menos tentadora la fuga de sus socios peronistas hacia el Frente para la Victoria. Además, un peronismo intervenido podría reforzar la red de contención territorial que implica el Frente Renovador para aquellos actores que hoy se sienten demasiado incómodos jugando contra el PJ orgánico.

El ariete judicial de esta jugada sería la omnipresente Dra. María Servini de Cubría, quien cuenta con vasta experiencia a la hora de la intervención del Partido Justicialista. Además, la jueza también siente que tiene cuentas por cobrar con el Kichnerismo.

Fuentes reservadas dicen que, incluso, ya se habrían encontrado personalmente Duhalde y Servini de Cubría al amparo del revuelo que ocasiona el tema de Nisman y que permite que las miradas indiscretas de los Palacios Judiciales estén menos atentas a estas operaciones.

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