El mantra del 700% de inflaciÃģn – Por Sergio Chouza

Por Sergio Chouza para EPPA

En retórica, se denomina “argumento ad nauseam” a una falacia formal que opera sobre el sentido común de las personas. Básicamente se construye por medio de la repetición incesante de una afirmación hasta que el interlocutor la considera como válida, aunque no exista ningún argumento que la justifique. La repetición de Mauricio Macri y todo su gabinete económico sobre el 700% de inflación acumulada durante el kirchnerismo, como la suma de todos los males, es un buen ejemplo práctico de esta falacia. Mientras el macrismo reitera esta cifra, vacía de contenido si no se la imensiona, nuestro país se hunde en una estanflación con destrucción de puestos de trabajo, que rompe con la tendencia de crecimiento económico que se presentó hasta el año 2015.

En este breve comenzaremos con una introducción conceptual sobre las causales estructurales de los aumentos sostenidos de precios en economías como la nuestra. Después se propone analizar el número instalado por el equipo comunicacional de Cambiemos, en toda su extensión. Por un lado haciéndolo comparable con el escenario actual. Por otro lado en relación a la evolución de diferentes variables que lo ponen en contexto. Por último integrando las partes, en el marco de un análisis integral.

¿Por qué “tanta” inflación?

A la discusión sobre si se trata de un fenómeno estrictamente monetario o tiene más que ver con razones propias de la estructura productiva, o de puja distributiva, hay que pasarla por el tamiz del contexto histórico. Es un hecho que en economías con tanta “gimnasia inflacionaria” como la nuestra, los agentes adecúan sus decisiones al entorno de variabilidad de precios y logran “ajustar contratos” con mayor velocidad. Por otro lado, cuando se dice que en el mundo la inflación no es un problema recurrente, se suele pensar en economías en donde los salarios de los trabajadores en relación de dependencia no ajustan periódicamente, o a lo sumo lo hacen en función a eventuales avances en la productividad.

Yendo al caso concreto de nuestro país en los últimos diez años1, analicemos brevemente lo que nos marca la evidencia empírica. Gracias a las convenciones colectivas de trabajo, producidas en un marco de libertad de negociación y niveles de empleo crecientes, los trabajadores aumentaron sistemáticamente sus posibilidades de no tener que dar el brazo a torcer a la hora de acordar su recomposición salarial a lo largo de los años. A continuación, se expone el gráfico de evolución año a año de la comparación entre inflación y paritarias sindicales homologadas.

1 La información del Ministerio de Trabajo y demás fuentes de mercado está disponible desde el año 2006. Entre 2003 y 2006 la dispersión en la recomposición salarial es tan amplia que metodológicamente es conveniente evitar usar el promedio de esos años para no distorsionar el análisis.

Como se ve, en todos los años bajo estudio (a excepción levemente de 2014) los porcentajes promedio de incrementos salariales superaron a la inflación, y por lo tanto se incrementó el poder

adquisitivo de los trabajadores registrados. Si a esto le sumamos, como veremos más adelante, que  el índice de salarios del sector no registrado varía aún de forma más pronunciada que el de los

sectores registrados formales, se puede concluir que la totalidad de los trabajadores de la economía vieron mejorado su poder de compra en la última década. En números, el promedio anual de mejora fue de casi 5 puntos porcentuales, ya que el promedio de las paritarias de los 10 años fue superior al 25% y el promedio de inflación estuvo entorno al 21%.

Es esta disputa constante entre los sectores productivos y empresarios por la distribución del ingreso lo que nos lleva a repensar las causales más profundas de los esquemas inflacionarios. La concentración de la propiedad y del usufructo en la producción de bienes primarios, altamente beneficiados por las ventajas comparativas de nuestros recursos naturales, es un factor que no se

puede aislar a la hora de evaluar cuál es el disparador inicial de un proceso de puja entre precios y salarios. Cuesta pensar que liberalizando los flujos de exportación y eliminando retenciones, el

nuevo Gobierno logrará contener la suba de los productos básicos, ya que si los precios internos no están desacoplados de los internacionales, no hay incentivos para que los empresarios coloquen localmente los productos a un precio menor al que lo podrían exportar. Para muestra alcanza un botón y es que, producto de estas políticas, en los primeros meses de la gestión macrista, se

espiralizó el incremento de precio de los productos primarios (los que ocupan la mayor porción de la canasta de consumo de los trabajadores), verificando actualmente un crecimiento interanual en

torno al 34,7%. Que la meta de paritarias del macrismo para el 2016 sea del 25%, muestra a las claras cuáles serán los sectores ganadores y cuáles los perdedores en este nuevo modelo.

Sobre la naturaleza del 700%.

El número tan mentado por el presidente, surge de calcular la variación punta a punta de algún indicador de precios privado. Como Macri nunca citó la fuente de tal información (ni siquiera cuando

lo mencionó en su discurso ante la Asamblea Legislativa del 1 de marzo), para empezar tenemos que hacer alguna suposición sobre la serie de inflación a utilizar. Como necesitamos examinar una

serie larga, tomamos la del estudio de Miguel Bein, que goza de un prestigio ampliamente aceptado entre las consultoras privadas y no sufre el cuestionamiento metodológico que tuvo el IPC Indec. A

continuación mostramos la evolución de su indicador que toma un valor base 1999=100, llamado “relevamiento de precios minorista” (símil IPC), y determina la inflación subyacente de cada mes.

A priori no podríamos decir mucho sobre este porcentaje de avance de precios estudiado de forma aislada. El número sin un contexto no ofrece la posibilidad de hacerlo comparable con alguna otra

variable de la economía que sirva para dar cuenta del crecimiento o del desarrollo de un país. Más aún, el uso de un dato de aumento de precios punta a punta para los doce años, no suele ser un

estándar usualmente utilizado en el análisis económico, ya que lo relevante es la comparación de aquello que ocurre al interior de cada año. Sin embargo, de forma tendenciosa el equipo económico

de Cambiemos decide exponerlo, con el propósito de generar impacto en la opinión pública por lo elevado del número en términos nominales. El siguiente gráfico, muestra la partición del 730% del

avance en el índice de la consultora Bein en sus sucesivas variaciones de frecuencia anual. Con esto, lo que logramos es generar una primera medida de comparación con la gestión macrista ya que, a partir de los meses ya transcurridos de 2016, es factible calcular un porcentaje de inflación interanual.

Dos resultados interesantes se desprenden del gráfico. Por un lado, el hecho de que el promedio anual de la serie de Bein es del 19,2% para los doce años (a tono con el dato del 20% promedio que Macri también suele repetir). Este número, que surge de “anualizar” el 730%” acumulado punta a punta en cada uno de sus doce períodos, ya nos ofrece una mejor dimensión para comparar con los

incrementos de las variables nominales (ej.: salarios, jubilación, etc.) al interior de cada uno de los años. Además el alza media del 20% nos permite entender que este contexto lejos se encontraba

de los períodos de hiperinflación dónde, por ejemplo durante la última dictadura militar, el promedio inflacionario alcanzaba el 250%. Por otro lado observar que la variación anual actual –

superior al 41%- es ampliamente la mayor de los casi 13 años analizados. Incluso es sensiblemente superior a la de mayor incremento bajo el gobierno kirchnerista, aquella del año 2014 donde trepó un 31,6%. Si bien se espera que producto del enfriamiento de la economía que el macrismo está practicando se termine reduciendo el porcentaje consolidado al final de 2016, existe un consenso de que este terminará por encima del 30%. De hecho, esta misma semana el economista ortodoxo Daniel Artana, en relación a su proyección para la inflación del año actual, declaró que “no va a dar 25%, va a dar ‘30 y pico’. O sea, en el segundo semestre va a estar aterrizando a un nivel en torno

al 25% anualizado. Pero después de lo que pasó en la primera mitad del año no hay chances de que de 25% ni nada que se le parezca a ese número”.

La simplificación fundamental.

Si bien en una economía siempre es deseable que las variables nominales se encuentren estabilizadas, no es menos cierto que en el caso argentino los diferentes agentes económicos tienen

una “gimnasia inflacionaria” y la mayoría de los contratos privados se encuentran indexados para lidiar con la inercia de precios. Por el lado social, a partir de un gobierno que se decidió a incrementar

el poder adquisitivo de los sectores más vulnerables, se puede demostrar que los incrementos de precios han sido más que compensados por los montos percibidos en cada concepto. Por tanto, la simplificación fundamental del argumento macrista radica en presentar las variaciones en el índice de precios sin dar cuenta de la comparación en relación a las demás variables nominales, como ser el salario, las jubilaciones, la facturación de las empresas, y demás.

Con todo, en el próximo gráfico, se reconstruye el desempeño de los agregados más significativos a la hora de describir el poder adquisitivo de los ingresos de las familias. Para ampliar, en la tabla de

la derecha se presentan más datos relevantes, tales como los indicadores de salarios y la variación en la facturación de los comercios.

Como se puede ver, los ajustes en el salario mínimo vital y móvil, a partir de la institución del Consejo del Salario y la jubilación mínima, a partir de la Ley de Movilidad Jubilatoria, superan ostensiblemente a la inflación para los 12 años en cuestión. La brecha en el porcentaje de aumento de ambas variables casi cuadriplica la escalada de precios, lo cual da cuenta de una notoria ganancia en términos de poder adquisitivo para los sectores medios y bajos, que suelen ser aquellos que tienen todos o buena parte de sus percepciones determinadas por estos conceptos. Cabe destacar que esta mejora de los ingresos “en términos reales” es lo único que tiene que ser relevante para dar cuenta del bienestar de las personas a lo largo del tiempo, si se quiere evitar la falacia macrista de demonizar el avance de precios bajo los gobiernos de Néstor y Cristina, recortando la realidad de manera sesgada. Por el lado de los ítems expuestos en la tabla, se debe resaltar que las medidas indicativas de la evolución de la media de los salarios de la economía para los distintos sectores avanzaron todas por encima de la inflación, destacándose el caso de los ingresos de los sectores no registrados que duplicaron la inflación en el período analizado, lo cual redundó en una mejora en el bienestar promedio del colectivo más vulnerable dentro del universo de los trabajadores. Por último, vale dar cuenta de los resultados concernientes a la facturación del comercio minorista, representados tanto por las ventas en supermercados como en shoppings. La correlación entre ambas variables y la ampliación en los salarios y las jubilaciones es directa y, por ende, su avance de forma sostenida a lo largo de los años es el principal motivo de que las transacciones de bienes de consumo escalen en términos reales, o sea, largamente por sobre el nivel de suba de precios promedio.

Algunos Comentarios Finales.

Para finalizar, entonces, en este breve artículo se expusieron diferentes contraargumentos para refutar la falacia más repetida por parte del gobierno de Macri, sobre el 700% de inflación. Se comenzó con una digresión relativa a las diferentes visiones sobre la naturaleza de los fenómenos inflacionarios, explicando por qué se considera que en Argentina se desencadenó debido a un proceso de “puja distributiva”, junto a factores propios de la solidez de la demanda agregada en los doce años de kirchnerismo y otros aspectos relativos a la estructura productiva desequilibrada de nuestro país. Después, mostramos que aún si nos moviéramos en el marco de su paradigma (convalidando la inflación de una consultora privada) el alza de precios del período no implicó un deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos, sino todo lo contrario: redundó en un mayor poder de compra, que se materializó en un incremento en los indicadores de consumo. Por otro lado, el camino que eligió el gabinete económico del PRO lejos está de resolver el problema que tanto objetan. Con el esquema actual no sólo se presenta el mayor porcentaje de inflación interanual desde 2003 a la fecha, sino que esto se produce en un contexto de caída de la actividad económica y destrucción sostenida de los puestos de trabajo, lo cual constituye un escenario de estanflación sin perspectivas de correcciones a corto plazo.

Read More