La gobernadora y el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, le soltaron la mano al intendente de Olavarría, tras el escandaloso abandono de persona y ausencia del Estado antes, durante y después del recital que brindó el Indio Solari en esa localidad bonaerense.
Una jugada “ajedrecistica” es lo que implementan en estos momentos las principales figuras de Cambiemos en la Provincia, María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo. Para ello deben sacrificar al jefe comunal de Olavarría, Ezequiel Galli, y de esa manera generar una pantalla para desligarse de las responsabilidades políticas.
Los movimientos fueron muchos y comenzaron luego de conocerse el fallecimiento de Javier León (42) y Juan Francisco Bulacio (36), una veintena de “desaparecidos” (que ya aparecieron) y doce heridos. Al llegar a Olavarría, el ministro de Seguridad bonaerense comenzó a buscar culpables y se trenzó fuertemente en la puerta del Hotel Savoy con algunos de los directivos de la productora En Vivo S.A.
Al día siguiente (hoy a la mañana), Ritondo ordenó un despliegue policial de 500 uniformados a pie, en caballo y hasta en helicópteros para la búsqueda de las diecinueve personas que en ese entonces se encontraban desaparecidas y que fueron apareciendo en el transcurso del día en distintos puntos del país y no donde se los buscaban.
Luego del anunciado rastrillaje, Ritondo se despegó de Galli y le cargó todo el peso de la responsabilidad en la fiscalización del recital del Indio, al asegurar: "Quien habilita cada uno de estos eventos masivos es la intendencia".
A la par, la Gobernadora envió a unos de sus alfiles, Joaquín De La Torre, para evaluar el daño político en Olavarría y para tantear la situación filas para adentro dentro del Concejo Deliberante local, ya que sólo 5 de los 20 miembros responden al Intendente Galli.
La decisión de Vidal de marcar la responsabilidad institucional por el desenlace del recital, sobre el Jefe Comunal de Cambiemos, quien intentó desligarse de las responsabilidades, no es menor y pone en jaque al intendente de Olavarría, quien ya está al tanto del pedido de interpelación pedido por la oposición en el Concejo Deliberantes.
Luego que la Gobernadora y el ministro de Seguridad acomodaran las fichas para el jaque, el mismo Gallí declaró: “No tengo miedo de una destitución".
En síntesis, el jaque mate al intendente de Olavarría no tardará en llegar y de esa manera se intentará tapar todo tipo de responsabilidades políticas que sucedieron en el concierto del Indio el sábado pasado. Lo más lamentable, es que el gobierno nacional, provincial y municipal pone en jaque mate a todos los argentinos.
Ausencias y desidias
La ausencia del gobierno provincial se notó mucho antes de iniciado el recital de rock. Varios de los asistentes a la “misa ricotera” y automovilistas que recorrieron la ruta 3, aseguraron que el personal vial o policial en dicha carretera se encontraba liberada y a la merced de dios.
La ciudad de Olavarría, antes del inicio del recital se vio colmada por cientos de miles que aseguraron que no existían carteles de orientación o referencia y que apenas se podían ver algún que otro agente de la Policía Local.
Ni en el camino, ni en los alrededores del predio donde se llevo a cabo el concierto, se observaron policías, bomberos, ni Defensa Civil; únicamente, varios relataron la presencia de la Cruz Roja en unas alejadas carpas de difícil acceso.
Al salir, la situación empeoró y la ausencia del Estado provincial y Municipal fue total. Las personas que perdieron sus medios de transporte se vieron obligadas a permanecer en la ciudad y al siguiente día los transportaron en camiones.