Informe de la UNDAV demuestra la mayor crisis en el sector lacteo desde 1970

Por el desplome en el mercado interno y las exportaciones, se registró la mayor caída en la producción desde 1970.

Según un informe realizado por la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), el sector lácteo se encuentra en uno de sus peores momentos históricos. Este escenario no sólo afecta a los productos procesados de mayor agregación de valor, sino que también ya empezó a reducir la demanda de leche líquida y en polvo. A su vez, a nivel nacional, la situación económica se vio marcada por cambios en las autoridades gubernamentales, factores climáticos adversos, caída en el consumo por la disminución en el poder adquisitivo, alta inflación que encareció los costos logísticos y de las materias primas, y ausencia de políticas públicas paliativas ante el deterioro de la situación sectorial.

Los economistas de la UNDAV marcan que la producción primaria de leche se redujo estrepitosamente. La caída en la producción del 2016 (-14,2%, interanual) fue la más pronunciada de la serie completa (desde 1970). Según datos de la Subsecretaría de Lechería del Ministerio de Agroindustria la producción primaria de leche en el 2016 alcanzó los 9.711 millones de litros. Por su parte, en el período analizado, el desplome en la producción del 2016 solo resulta asimilable a la caída en la actividad de 2002 (en el periodo inmediato posterior a la crisis económica, política y social del gobierno de La Alianza). Incluso este año (2002) exhibió una merma menos pronunciada (-10%, interanual).

Por otro lado, la producción de leche industrializada en estado líquido (pasteurizada, esterilizada, entera, descremada, etc.) pasó de 2.772 millones de litros en 2015 a 2.477 millones en 2016. Estos números en porcentajes significan una merma de 11,7%, interanual. La producción industrial de leche en polvo entera se desplomó más de un 40% y la de leche descremada 11,9%. Con todo esto, la producción de leche en polvo entera se contrajo en más de 100 mil toneladas, interanualmente. Subproductos como la manteca (-24,2%), quesos (-5,8%), yogur (-5,6%), crema (-4,8%) y dulce de leche (-4,2%) también experimentaron descensos en la producción, aunque con distintas intensidades en cada caso.

Por el lado del consumo, la demanda de leche fluida per cápita medido en litros cayó desde un promedio mensual de 44 litros consumidos durante el 2015 a 40 litros en 2016. La mayor parte de la caída es explicada por la situación de la leche pasteurizada consumiéndose casi 6 litros menos de este producto en 2016, interanual (- 20%). Por su parte el consumo de leche esterilizada creció 15% y la de leche chocolatada disminuyó 10%. En el agregado, el consumo de leche fluida cayó 9,3% de un año a otro. Analizando la evolución anual, el consumo per cápita de leche pasteurizada del 2016 se ubicó en niveles exiguos en términos históricos siendo incluso más bajo que el vigente en el periodo de la crisis económica del 2001/2002.

Por su parte, el comercio exterior también mostró un deterioro como consecuencia de una disminución interanual en las exportaciones lácteas cercana al 40%. Las exportaciones de leche y derivados totalizaron 712 millones de dólares, cifra menor a los USD 1.173 millones exportados durante el 2015. El principal producto de exportación del sector lácteo es la leche en polvo, la cual sufrió una caída significativa durante 2016 de más del 50%. Nuestro producto de mayores ventas al exterior, la leche en polvo, tuvo en 2016 a Brasil como su principal destino. Sin embargo, la caída en las exportaciones de leche en polvo no se explica por la recesión brasilera sino por la estrepitosa caída de las ventas a Venezuela por más de 380 millones de dólares, lo cual redundó en una pérdida de más de 400 millones de dólares con respecto a 2015 en el mercado de la leche en polvo.

Por el lado de las importaciones, el escenario también es preocupante. Si bien las mismas explican una porción ínfima respecto de nuestras ventas al exterior, no es menos cierto que en el último año se incrementaron notablemente. Este crecimiento del 43,6% en millones de dólares importados y de casi 56% en cantidades, es indicativo de que el sector empezó a sustituir parte de su producción por compras en el exterior.

Por su parte, la cooperativa Sancor se encuentra atravesando la peor crisis desde que inició sus actividades en 1938. Las exportaciones de la firma cayeron un 60% (en 2016, con respecto a 2015), su producción se redujo un 30% y el balance del 2016 arrojó una pérdida superior a los 2.400 millones de pesos. Este repentino escenario de contracción interna y externa agravó la situación de la compañía. Con ausencias de políticas públicas de parte del Estado Nacional para ayudar al sector en general y a la empresa en particular, peligran no solo una de las empresas nacionales más importantes de producción láctea y derivados, sino que también lo hacen cerca de 4.000 puestos de trabajos directos y el doble de indirectos.

Ignorar la problemática actual del sector lácteo argentino y de Sancor dentro de éste, es un error de prioridades de política económica a nivel estructural. El desarme de la empresa (como ya se ha venido viendo con las ventas de su línea de postres y la reciente venta de Sancor Bebé) a manos de capitales internacionales, consolida un esquema económico que prioriza la importación de bienes a bajos precios y capitales internacionales en desmedro de trabajo y producción nacional.

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