Acosado por unas encuestas que no acompañan sus anhelos de conquistar la gobernación de Buenos Aires y ante el riesgo de perderlo todo, incluso el control de su feudo político, Dario Giustozzi estaría barajando resignar su precandidatura bonaerense por el Frente Renovador y volver a las calles de su Almirante Brown. Allí tampoco su alfil, Daniel Bolettieri, parece garantizarle una victoria en octubre.

Los sondeos colocan hoy a Giustozzi por debajo del "Colorado" Francisco de Narváez quien camina ya el distrito, aspiradora en mano, cooptando dirigentes de base y gremiales que trabajaban en la precandidatura del ex intendente.

La poca resistencia de algunos de estos personajes a cruzar el puente encendió la alarma en el massista. Sobre todo, teniendo en cuenta que De Narváez no es el único rival a vencer en unas PASO bonaerenses y, por ende, el único capaz de quitarle adhesiones.

Para colmo, los supuestos coqueteos con el kirchnerismo —hay quienes lo atribuyen al despecho de no sentirse respaldado por el propio Sergio Massa— tampoco contribuye a mejorar sus chances dentro del Frente Renovador. En el círculo massista le reconocen a Giustozzi el haberse jugado por la candidatura del tigrense y acompañarlo en la cruzada renovadora hace dos años. Pero el "amor" no es incondicional y no alcanza para apoyarlo como ficha a la gobernación si los números no lo acompañan.

En los últimos días, incluso, circularon rumores sobre algunos cruces verbales entre el líder del Frente Renovador y el ex intendente sureño cuando trascendieron los contactos que mantenía con otro precandidato presidencial pero del Frente para la Victoria, Florencio Randazzo. Es que Giustozzi supo trabajar bajo el ala del ministro de Interior y Transporte cuando timoneaba la cartera política de la gobernación de Felipe Solá.

Quizás para desestimar el ruido a río revuelto dentro del FR es que hoy Massa tiene planeado acudir a tierras de Giustozzi por primera vez en mucho tiempo. Junto al diputado, el intendente Bolettieri y algunos concejales locales, inaugurarán una serie de obras a lo largo del municipio —la extensión de la Avenida Espora en Longchamps, entre ellas— y hasta intentarán mostrar cierta mística y unidad en el lanzamiento oficial del Instituto Juan Domingo Perón.

En caso de bajar su candidatura, Giustozzi tomaría la posta de Bolettieri —otro a quien las encuestas le resultan esquivas— para asegurarse, al menos, el control de su feudo político, Enfrente, el sciolista Mariano Cascallares y kirchnerista Mariano San Pedro prometen no dejársela fácil.