¿Qué pasa con los que vuelven?
La política en la provincia de Buenos Aires demuestra que hay un movimiento constante de dirigentes que cruzan de una vereda a la otra, en pos de ubicarse en el espacio que mejor los contenga de acuerdo a lo electoral. Algunos le dicen pragmatismo.
En un territorio en el que está bastardeado lo ideológico y en el que la lealtad está subvalorada (tanto por los dirigentes como por el electorado), se abre de cara a las PASO el debate sobre qué hacer con los que retornan. ¿Traidores?
La situación es compleja. Hay que tener en cuenta que la Provincia es la madre de todas las batallas electorales y quedarse con una victoria en ella implica encaminar los resultados nacionales. Sin embargo: ¿Vale todo en pos de imponerse?.
El 2013 marcó un quiebre notorio en los espacios políticos, principalmente por la irrupción del Frente Renovador que parecía un huracán incontenible.
Tras las promesas que proponía la estructura de Sergio Massa, y tras lo que parecía un colchón de votos que garantizaba ganar los comicios, fueron muchos los que dieron el salto en busca de la panacea.
Claro que aquel impulso inicial se estancó y hoy el massismo se encuentra en franco retroceso. Es ese contexto de debilidad muchos de los que se fueron ansían volver a sus lugares de origen para no sufrir una derrota y las reacciones son disimiles.
Se fueron para no perder y vuelven para no perder. Estos capitanes que abandonan los barcos y nunca naufragan, son personajes cotidianos en el conurbano.
En el PRO, por ejemplo, recibieron con los brazos abiertos el retorno de Gustavo Posse y lo lanzaron de lleno a competir con María Eugenia Vidal por la gobernación, para potenciar unas PASO que no eran nada atractivas.
La falta de dirigentes que midan y la necesidad de reforzar un armado calve en el que el macrismo todavía hace agua, hicieron que Posse sea aceptado como el hijo pródigo.
Sin embargo hay matices. Ayer, por ejemplo, Mariano Cascallares salió a recordarle a Darío Giustozzi que si quiere volver al Frente para la Victoria debe ponerse en la cola y respetar a los que se quedaron.
Aunque el sciolista le abrió las puertas a la posible reincorporación del otrora socio principal de Massa, le recordó que tendrá que conformarse con un lugar de menor relevancia. "Los últimos van a la cola", sentenció.
Las postura también dependen de la relación de fuerzas. Y es por eso que si bien el fin del coqueteo de Martín Insaurralde con el FR cayó en Lomas de Zamora como un baldazo de agua fría para quienes aspiraban a competir en las PASO locales, soportaron el mal trago.
Aunque seguramente irán a las urnas contra MI en las Primarias, ninguno se animó a plantear la expulsión del marido de Cirio porque saben que garantiza un caudal de votos importante en lo que es el segundo distrito provincial más poblado.
La destrucción de los partidos políticos, la desideologización del electorado y de los dirigentes, y el pragmatismo extremo, da lugar a todo tipo de artimañas y disfraces políticos para evitar una derrota en las urnas. En definitiva, parece que el conurbano del vale todo impuso condiciones y ahora el partido se juega en ese terreno.