Para Massa, la Tercera es la perdida
Mientras que para el ciudadano de a pie el conurbano bonaerense se divide en zonas (norte, sur y oeste), para la política los distritos se agrupan en secciones electorales. Cada una de estas aporta diputados y senadores a la legislatura provincial. Es a partir de esta división geopolítica que los dirigentes tejen alianzas y ordenan sus fichas.
Específicamente, los municipios que integran el conurbano están repartidas en dos grandes secciones: la Primera, que abarca todos los partidos del norte y los del oeste hasta la línea donde comienza La Matanza; y la Tercera, que incluye al gigante del oeste y a todas las intendencias del sur.
Presentado el escenario de batalla, es tiempo de hablar del fenómeno de Sergio Massa y las dificultades que atraviesa su armado. Como se sabe, el exjefe de Gabinete y extitular de la ANSES, abandonó el Frente para la Victoria horas antes del cierre de listas de 2013 para confeccionar su propia fuerza opositora: el Frente Renovador.
Con epicentro en Tigre, el FR se esparció como una gran ola a lo largo de todos los distritos. El tsunami electoral fue tan grande y sorpresivo que el FpV cayó derrotado en la mayoría de los municipios, incluso en los más populares y donde se suponía que las políticas del Gobierno Nacional mejor habían impactado.
Sin embargo, una vez pasada la catástrofe, las fichas comenzaron a reacomodarse y a menos de dos años, la arrolladora fórmula de +A comienza a verse como un oleaje pasajero, aunque todavía está lejos de estar completamente derrotada. Este hecho se debe principalmente a dos fenómenos.
Uno tiene que ver con lo que sucede puertas adentro de la Primera sección. El núcleo duro de los intendentes del Frente Renovador comenzó a experimentar tensiones internas muy fuertes. Las mismas terminaron con el egreso del jefe de San Isidro, Gustavo Posse. Y más tarde comenzaron los rumores sobre las salidas de Luis Acuña (Hurlingham), y Jesús Cariglino (Malvinas). A esto hay que sumarle que el macrismo hace pata ancha en Vicente López con el primo Jorge. Que Morón es tierra de Nuevo Encuentro. Ni hablar de los Curto, los Descalzo, los Ishii, figuras que no se dejaron seducir por el tigrense.
El otro es que la verdadera muralla para la ola de Massa, fue sin lugar a dudas la Tercera. El diputado nacional no pudo quebrar la resistencia de los barones del sur, que actúan en bloque para delimitar su sección electoral.
En la cada vez más lejana primavera massista de 2013, el bastión principal del tigrense en estos pagos no fue otro que Darío Giustozzi. Con una buena gestión comunal y ganas de quemar etapas, el intendente de Brown dio el salto al Congreso nacional y se encargó de armar la lista de legisladores para la Tercera. El hombre de gafas logró lo que parecía imposible y la boleta que confeccionó le ganó por poco más de un punto a la del FpV (41,13% a 39,99%).
Sin embargo, su egreso a las ligas mayores le trajo muchos problemas en el pago chico. La gestión interina del delfín Daniel Bolettieri no goza de la misma fortaleza y hay síntomas de debilidad. Además, el ladero de Giustozzi, el diputado provincial Mariano San Pedro, se fue del FR para apoyar al presidenciable Florencio Randazzo. Este movimiento fue acompañado por un grupo de ediles que formó un bloque randazzista en el Concejo Deliberante de Brown.
La otra gran apuesta de Massa en la sección era Martín Insaurralde. El marido de Jésica Cirio coqueteó durante todo el año con la posibilidad de cambiar de color. El dato a tener en cuenta, es que Lomas es el segundo municipio más poblado de la Provincia. Es por ello que MI aprovechó su lugar de niña bonita y jugó a dos puntas en la búsqueda de quedarse con el hombre que más le convenga. Que haya elegido al precandidato naranja fue un cross en la mandíbula de Sergio.
Pero el escenario se vuelve realmente difícil cuando se vislumbra el accionar en bloque que lograron gestar el resto de los intendentes de la Tercera. A sabiendas de su poderío electoral –cuatro millones de votos se definen en sus distritos– los barones se reúnen todos los martes en la sede del Frente Nacional Peronista (FNP).
La nutrida nómina de jefes comunales abarca a Julio Pereyra (Florencio Varela); Fernando Espinoza (La Matanza); Jorge Ferraresi (Avellaneda); Juan Patricio Mussi (Berazategui); Francisco Gutiérrez (Quilmes); Enrique Slezack (Berisso); Darío Díaz Pérez (Lanús); Gastón Arias (Brandsen); Mario Secco (Ensenada); Gustavo Sobrero (Lobos); Oscar Cicco (Ezeiza); Fernando Gray (Esteban Echeverría); Gustavo Arrieta (Cañuelas); Daniel Di Sabatino (San Vicente).
"La Tercera Sección Electoral está unida y encaminada a defender un objetivo que es profundizar la acción de defensa de este modelo que construimos desde el 2003", afirmaron al unísono en la última reunión desde la casa “Néstor Kirchner”.
Si bien mantienen realidades diferentes en cada uno de sus distritos, actuar de este modo fortalece al espacio que los integra. De hecho, Fernando Espinoza, quien a su vez es el titular del PJ bonaerense, recordó que la Tercera es “la sección electoral invencible para el peronismo, nunca perdimos”. Lo cierto es que su poder preocupa tanto a ajenos como a propios.
En diálogo con este portal, el diputado provincial Hernán Doval advirtió que este grupo de intendentes le quiere “marcar la cancha a Cristina”. Tan fuertes se sienten que, mientras el kirchnerismo de la entraña avisa que “el candidato es el proyecto”, estos están convencidos de poder definir quién será el precandidato ganador de la interna del FpV. Por estos días han mantenido tanto reuniones con Scioli, como con Randazzo. Aunque el naranja corre con una clara ventaja en las negociaciones.
Asimismo, en una recorrida con lupa, la fortaleza de los barones tiene sus grietas. En Quilmes, la intendencia de Gutiérrez recibe más críticas que elogios, al punto que un extramuros de la política como Walter Queijeiro le va a dar pelea; en Lanús, Díaz Pérez tiene problemas de gobernabilidad y Julián Álvarez podría sacarlo de terreno en las PASO; en Avellaneda, Ferraresi mantiene una interna feroz; por citar algunos ejemplos a vuelo de pájaro. Y a esto se suma que entre ellos hay pujas importantes. Por caso, el joven Patricio Mussi, mantuvo un fuerte cruce con Espinoza en diciembre. Ambos quieren ser gobernadores, pero ninguno de los dos termina de despegar en las encuestas. Más allá de las diferencias, ninguno saca los pies de la fuente del FpV.
Si bien la política demuestra día a día que es la más impredecible de las artes, a esta altura resulta poco probable que Massa pueda romper el cerco. Hábiles conocedores de los tiempos políticos, mucho más que de lealtades inquebrantables, el principal problema de +A es que pasó su momento de apogeo y parece que no tiene con qué seducir voluntades.