¿Sin fiscales? El PRO reparte boletas puerta a puerta
Si bien en los spots publicitarios el propio Mauricio Macri aparece timbreando y charlando con vecinos, la actividad de campaña del PRO en el conurbano es un poco menos elaborada y va a los bifes.
Durante estos días, el macrismo contrató repartidores en Avellaneda y otros distritos, para colar por debajo de las puertas de las casas las boletas de "Cambiemos" para las elecciones del 9 de agosto. El costoso reparto compulsivo busca garantizar que los potenciales votantes de los precandidatos aurinegros lleguen al cuarto oscuro con papeleta en mano.
En el caso de Avellaneda, el modus operandi es dejar dos por hogar, acompañadas de una tercera impresión con la imagen de Gladys González, funcionaria porteña y candidata a intendenta local.
La falta de estructura es uno de los grandes inconvenientes que deberá afrontar el PRO en las Primarias de la Provincia, en especial en los municipios más populosos. Aunque el macrismo convoca fiscales voluntarios por las redes sociales, con alrededor de mil mesas por intendencia el control de los cuartos oscuros no está completamente asegurado.
Por la cantidad de cargos que se eligen en simultáneo, en la Provincia las boletas tienen siete cuerpos y miden más de un metro de largo. Se estima que su impresión cuesta alrededor de ochenta centavos cada una.
La Corte Suprema resolvió la semana pasada que que el Estado Nacional se hará cargo del costo de las impresiones de las boletas. Sin embargo, las que los partidos reparten en la previa corren por cuenta y gracia de cada espacio.
Por su parte, el FpV también ha salido a repartir de antemano. Un recurso que el peronismo aplica de manera habitual en los comicios que se celebran en el conurbano. El fenómeno se produce principalmente en los distritos donde el kirchnerismo tiene más de un precandidato a intendente. Pero también allí donde es álgida la puja entre los precandidatos a gobernador, Aníbal Fernández y Julián Domínguez.