“Con la militancia podremos cifrar esperanzas en una sociedad más justa”
Aquella histórica jornada marcó el reencuentro del líder con su pueblo, merced a la inclaudicable lucha de la militancia peronista, que se inició con la Resistencia y continuó con el “Luche y Vuelve” de la gloriosa JP.
Aquel mediodía lluvioso de una lejana primavera argentina vio como un avión proveniente de Roma se posaba sobre Ezeiza y ponía una bisagra a la Historia contemporánea de la Argentina.
Viajaban en él más de 150 hombres y mujeres, entre ellos, dirigentes políticos y sociales, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la CGT, las 62 Organizaciones, empresarios, ex funcionarios y legisladores, científicos y artistas, todos representativos de vida pública nacional que acompañaban gustosos y con orgullo la vuelta a la Patria del líder popular.
Su retorno significó la estocada definitiva para el intento de maniatar al movimiento popular y acabar con la idea de apertura democrática, corporizados por la dictadura del general Agustín Lanusse. El regreso de Perón, cargado de fuerte simbolismo, abrió la puerta al proceso político que desembocó en el triunfo electoral de Héctor Cámpora en marzo de 1973 y la vuelta de la Democracia.
El líder popular estuvo poco más de un mes en el país y luego regresó a Madrid. Sin embargo esa breve estadía le alcanzó para reunirse con figuras políticas de la talla de Ricardo Balbín, el conductor de la UCR. La imagen los inmortalizó en la puerta de la casa de Gaspar Campos en Vicente López con un afectuoso saludo que significaba todo un mensaje de paz y concordia entre dos viejos adversarios.
Tras la epopeya del retorno del General, el peronismo decidió celebrar cada 17 de noviembre el Día del Militante, en recuerdo de los que hicieron posible volver a tener a Perón en tierra argentina y en homenaje a todos aquellos que dedican gran parte de su vida a defender ideas y trabajar por el bien común, quitándole horas a la familia y a los asuntos particulares.
Reconocer la tarea del militante -cualquiera sea su desempeño político o social- significa reivindicar la pureza del compromiso por el otro, la solidaridad de tender una mano a aquellos que la necesitan, el amor por las causas altruistas y desprovisto de todo interés mezquino; sosteniendo el ideal político, más allá de poseer o no cargos gubernamentales, sino se convertiría en una canonjía o prebenda.
Muchos años han pasado desde aquel 17 de Noviembre de 1972 y mucho ha cambiado el país y dentro de él la política y la vida pública, pero mientras que exista viva la llama de la militancia podremos cifrar esperanzas en una sociedad más justa, en la que los legítimos intereses personales puedan convivir con el bien común y la idea de un país para todos.
El mensaje de Perón a la militancia peronista, escrito para aquel glorioso día, fijaba consignas para el momento pero también para el futuro, como “tomar las banderas del peronismo para el bien de la Patria” y “ser un ejemplo de cordura y madurez política”. Además dejaba como final un pedido acorde a su genio, anticipando los tiempos por venir: “tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no, serán los de afuera los beneficiarios”.
Fuente: infoRegión