La crisis de la pequeña épica macrista
(por Andrés Fidanza) Veinte meses después de haber dado el batacazo, de haber demostrado que sí se podía derrotar al peronismo desde una tercera fuerza electoral, un partido con apenas 10 años de historia y orientación hacia la centro-derecha, el macrismo encara las legislativas con el caballo cansado. Su épica de la racionalidad, con su reivindicación del país normal (paradojalmente, era el mismo speech utilizado por Néstor Kirchner en 2003), su promesa de las instituciones y un capitalismo funcionando a pleno, perdió en el camino gran parte de su energía.
Aquel vigor inicial se convirtió en un pedido de simple paciencia a sus votantes, acompañado por una jactancia sin goles económicos a la vista: al menos no somos chorros. El electorado macrista a su vez parece dividirse entre los que le concederán su voto a reglamento y los que todavía se auto-arengan bajo el argumento de la honestidad, aunque con un poco menos de entusiasmo que en 2015. Se tratará de un apoyo exclusivamente por la negativa, y mucho más burocratizado que el de hace dos años. En paralelo, se multiplican los escépticos y los indecisos.
¿Ese combo alcanzará para que Cambiemos atraviese la legislativa con relativo éxito? Más allá del resultado, dependerá en parte de las lecturas que se impongan tras las PASO: la única verdad es la lucha por interpretar la realidad. Pero lo cierto es que el gobierno debió moderar sus expectativas en los últimos meses: de no dudar en subirse al ring contra Cristina Kirchner, y poner el eje de la elección en la provincia de Buenos Aires, pasó a priorizar una mirada nacional del resultado. El truco de ese análisis es que Cambiemos es la única fuerza con presencia en las 24 provincias: otra de las ventajas de manejar el Estado nacional.
A diez días para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, una recopilación de 13 encuestas muestra que Cristina Kirchner ganaría con comodidad en provincia. El promedio de los sondeos, hecho por la consultora de Ricardo Rouvier, da que la precandidata a senadora obtendría un 33,7%, contra el 28,4% de su rival de Cambiemos Esteban Bullrich. Después les siguen Sergio Massa (1País) con 19,3% y Florencio Randazzo (Frente Peronista), con 5,7%.
Después del balotaje del 2015, Macri y los macristas no podían ni querían salir del estado de shock que les había provocado la victoria sobre Daniel Scioli y el Frente para la Victoria. A ojo, ese ánimo de alegría y sorpresa les duró más de un año. Ahora, con el mito de la invencibilidad del peronismo ya derrumbado, al oficialismo le cuesta proponer una épica superadora.