La abstracción de la esperanza
(por Andrés Fidanza) El macrismo logró que la abstracción de la mejoría económica macro se tradujera en una esperanza concretísima por abajo. Para conseguirlo contó con un ayudín de los grandes medios (y cada vez más de los medios a secas), que favorecieron esa lectura. El éxito del oficialismo prueba que la variable económica no es la única, ni la más determinante, para interpretar determinados contextos políticos. No lo fue del todo en 2015, y definitivamente no lo es ahora.
Cambiemos instaló una versión de sí mismo en la que abundan las buenas intenciones, a pesar de que los resultados no siempre acompañen. Y algo más: desde la noche misma de las PASO supo presentar una imagen ganadora (falsa, respecto al desenlace en la provincia), que se continuó inercialmente hasta la elección correntina.
A partir de esa combinatoria de factores, el oficialismo vive su momento de oro, tal como opinó Carlos Pagni, quien a su vez le auguró un futuro aún más venturoso. ¿Será así? Difícil saber. Pero lo cierto es que tras casi dos años sin demasiados goles de los que jactarse, la sociedad le renovó el crédito. Aunque sea beneficiado por un voto desganado o resuelto por descarte, y sin contar con un acompañamiento social abrumador, Cambiemos atravesó con éxito el trámite de las PASO. Y hasta espera mejorar su performance en las generales.
Siempre fiel al clima de época, el Poder Judicial (y en especial Comodoro Py) también acompaña el rumbo. Apura investigaciones, procesamientos y vueltas a la cárcel (de Juan Pablo "Pata" Medina, Alejandra Gils Carbó y Milagro Sala). Decisiones que tienden a coincidir con los intereses de la Rosada.
En el Sheraton de Mar del Plata, por su parte, Mauricio Macri cerró el Coloquio de Idea más concurrido de los últimos 20 años. Y si bien el apoyo empresario a Macri no se traduce en la prometida lluvia de inversiones (y esa hipótesis posiblemente ni siquiera exista), la palmada en la espalda del poder económico facilita el tránsito por la Rosada. Y a la vez presiona amistosamente para instaurar reformas y ajustes más estructurales, después del 22 de octubre.
"Por primera vez en la historia podemos salir del populismo económico y político sin crisis", teorizó Marcos Peña en el encuentro de IDEA. Cebado, el súper-ministro le atribuyó un carácter semi-revolucionario y definitivo al triunfo cultural de Cambiemos.
Por si faltara un motivo de agrande, el peronismo sigue en estado deliberativo y dividido en al menos tres ramas. A pesar de que cada sector entiende que sólo no le alcanza para vencer al macrismo, el salto práctico hacia una suerte de alianza opositora no se amalgama ni se visualiza. Al cristinismo no le alcanza sin el aporte del peronismo restante; y viceversa. Con el gobierno corrido a la derecha en el escenario post-electoral, ese reencuentro parecería facilitado por el propio contexto. Y sin embargo, se trata de un camino regado de imposibilidades.
Pese a ese encadenado de ventajas, el macrismo no debería creerse más allá del marketing su ánimo triunfal. Si el resultado del 2015 dejó alguna moraleja, apenas 4 años después del 54% obtenido por Cristina Kirchner, es que los desenlaces electorales son bastante menos que una tabla de mármol tallada por la sociedad.