A pesar de la crisis, Vidal se mantiene dura con los trabajadores del astillero Río Santiago
El oficialismo en Casa Rosada y La Plata está pasando por su peor momento político desde diciembre de 2015. La semana que pasó terminó con una crisis por el dólar, que llegó a superar los 40 pesos. Se esperan meses intensos con inflación alta, caída de la actividad y aumento de la conflictividad social. Además, el Gobierno pretende reforzar el acuerdo con el FMI, que implicará más ajuste fiscal.
En ese contexto, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal busca tomar alguna distancia de Mauricio Macri y mostrarse como "sensible" a la grave situación social que sufren millones de argentinos. De hecho, hizo trascender entre medios cercanos que pondrá un fondo especial de mil millones de pesos para paliar situaciones críticas.
Sin embargo, esa Vidal "sensible" convive con la mandataria que se mantiene dura con los trabajadores, sean docentes, estatales o empleados del astillero Río Santiago. De hecho, la semana que viene podría volver a complicarse el conflicto que involucra a 3000 trabajadores. Hace 10 días, una marcha de los gremios terminó con balas de goma, gases y heridos.
La actualidad expone a Vidal en una contradicción. Por un lado, es parte de un proyecto político que pretende llevar adelante un ajuste fenomenal. En los últimos meses, el salario en dólares de los argentinos se redujo de manera brutal. El 2018 terminará con una economía totalmente parada, aumento del desempleo, la pobreza y la indigencia. Es el resultado esperable de políticas de ajuste.
Por otro, Vidal insiste con mostrarse sensible al sufrimiento ajeno. Ese perfil le ha permitido mantener una imagen positiva superior a la de Macri en territorio bonaerense. Por ahora logra surfear entre ambas caras (defensa del ajuste y compromiso con los ajustados).