“Van a hacer todo lo posible para que Cristina no sea candidata y tenemos que hacer todo lo posible para que lo sea”
Por Martín Piqué
A Cecilia Merchán se le nota la tonada cordobesa. No lo disimula ni intenta combatirlo. Más bien, cuando alguien dice algo sobre el acento que delata su procedencia, ella ríe. Sus afectos, sus compañeros, le llaman ‘Checha’. El mismo sobrenombre circula en el ambiente de la política, sobre todo en su provincia. Egresada en Comunicación Social de la Universidad de Córdoba, ex diputada nacional (2007-2011), asumió como legisladora del Parlasur (FpV) en diciembre último. Ocupó la banca que dejó vacante Daniel Filmus tras ser electo diputado nacional por la CABA. Interesada desde siempre por la problemática de género y la igualdad, feminista activa y estudiosa, Merchán inició su militancia política a los 15 años en Villa María: participaba de la agrupación Jauretche de esa ciudad, desde donde realizaba tareas de alfabetización. Luego formó parte durante muchos años de la Corriente Patria Libre hasta que se distanció, ya en tiempos del gobierno de CFK. Hoy es dirigente de la Corriente Política y Social La Colectiva.
En esta entrevista, Merchán pronostica un agravamiento de la situación económica y, cuando se le pregunta por la coyuntura electoral, se suma a los llamados a construir un gran Frente Nacional que agrupe a la mayor parte de la oposición. Advierte que “las corporaciones judiciales, mediáticas y económicas” harán todo lo que sea para impedir que Cristina Fernández no pueda ser candidata en 2019. “Van a hacer todo lo posible como para que ella no sea candidata. Y nosotros tenemos que hacer todo lo posible para que sí lo sea”, desafía.
En su análisis del período 2015-2018, la diputada del Parlasur asegura que los dos sujetos sociales que irrumpieron en el país son las organizaciones de la economía popular y el movimiento feminista. Sobre este punto, Merchán desarrolla el concepto de “feminismo popular” que contrasta y diferencia de otro tipo de feminismo, el “feminismo liberal”, que se desentiende de las consecuencias del ajuste y del programa neoliberal entre las propias mujeres. “El machismo es enemigo de la Justicia social. Y nuestras propias organizaciones están llenas de machismo”, cuestiona en otro tramo del reportaje. Sus dardos, como se ve, también están dirigidos hacia el propio campo popular.
-¿Cómo ve el momento del país? ¿Y cuál debería ser la estrategia de la oposición?
-La situación en la Argentina está muy atada a lo que está pasando en la región. Hay un avance de las derechas bien pronunciado. Un avance unificado con las corporaciones judiciales, mediáticas y económicas. Al mismo tiempo estamos viviendo una situación económica mundial en la que los países se van cerrando. Toda nuestra producción de commodities baja a nivel internacional. Y eso hace que estas derechas avancen, entonces, en la implementación de un ajuste y en el crecimiento exponencial de la pobreza que estamos viviendo. El macrismo, con la caída rápida al FMI, con la devaluación y con la situación que vivimos, sigue expresando claramente a los sectores más concentrados de una economía, con primacía del sector financiero. Yo creo que la situación económica todavía va a seguir empeorando. Todavía no sentimos del todo lo que implica esta devaluación en los bolsillos de las personas. Por otro lado, queda claro que están utilizando el desvío de la opinión pública con la causa de los supuestos cuadernos, con la corrupción, y con todo lo demás. Además, esta situación viene de la mano de la represión. ¿Qué creo que debemos hacer frente a todo esto tan tremendo? Conformar un gran frente nacional en contra del macrismo, en contra del neoliberalismo. Un frente que tiene que contener a todos los actores sociales y políticos: a los de siempre pero también a los nuevos. Este frente tiene que tener realmente una característica opositora: no puede dejar de estar Cristina, que es la figura opositora más potente de este momento. Y lo que tenemos que hacer los sectores populares es intentar que ese frente no sea encabezado, de ninguna manera, por los sectores más acuerdistas que se plantean como la alternancia política y no como la oposición verdadera a este modelo económico, político, social y cultural que lleva adelante la derecha.
-¿Cristina tiene que postularse como candidata presidencial?
-Y, bueno… Si me preguntaran a mí, yo digo: ojalá que sea candidata. Porque expresa la oposición más potente en este momento. Ojalá. Yo no sé qué va a decir ella, porque esto depende de un montón de cosas. Sí creo realmente que las derechas van a tratar de impedir que ella sea candidata.
-¿La pueden encarcelar? Primero habría que quitarle los fueros, claro.
-Para mí van a hacer de todo en materia judicial para impedir que participe de las elecciones. Por supuesto que pueden llegar a detenerla. Aunque yo creo que les va a costar un montón. Hay muchas condiciones para que eso no suceda. El apoyo no sólo dentro del país sino también a nivel internacional. También por la fortaleza que ella tiene. Pero veamos lo que ocurre con Lula. No estamos tan alejados de lo que está sucediendo allí. Por eso, lo que tenemos que hacer es adelantarnos a eso. Y adelantarnos significa poner todo esto en debate mucho antes. La necesidad de que nuestros líderes populares no participen de los procesos electorales, el objetivo de proscribirlos, es una tendencia muy fuerte de las derechas de la región. Ocurre con (Rafael) Correa, ocurre con Dilma, con Lula, cuya detención a nivel institucional y democrático es lo más grave que está pasando. Y también está la persecución judicial a Cristina. Insisto, para mí van a hacer todo lo posible como para que no sea candidata. Y nosotros tenemos que hacer lo posible para que sí lo sea. Van a buscar la manera: si no es a través de ponerla presa, seguirán persiguiéndola y buscarán otros mecanismos para que no pueda presentarse. Van a buscar las formas como para que ella no sea candidata. En definitiva, nosotros aspiramos a que sea ella la que decida, o que sea el espacio político el que decida, y no el Poder Judicial.
– Algunos analistas reconocen la intención de voto que tiene Cristina pero al mismo tiempo advierten que genera muchas antipatías y que eso complicaría sus chances en un balotaje.
-Una figura de una potencia opositora como la de Cristina, aparte de la intención de voto que cosecha, va a generar también grandes rechazos. Obviamente. Pero eso pasa con Lula. Pasa con Correa. Pasa también con Evo. Pasa con todos los dirigentes de esas características. Por eso nosotros planteamos que hay una armar un gran Frente Nacional en el que se puedan expresar todos: pero todos en contra de Macri. Acá el asunto es que hay que ganarle a Macri. Y a Macri no se le gana sin Cristina. Es al revés de cómo lo plantean otros actores, que suelen decir: “Si va Cristina perdemos todos”. ¡Al revés! Si no va Cristina, perdemos. Hagamos un frente en el que todos se puedan expresar. Tenemos la herramienta de las PASO para que cada quien exprese a su sector político. A eso tenemos que apuntar. Pero vemos algo: al macrismo no se le gana si no tenemos una participación fuerte de Cristina dentro de ese frente.
-El otro día, en el marco de una entrevista con la abogada Elizabeth Gómez Alcorta, ella dijo que en la etapa de 2015 a 2018 irrumpieron con fuerza dos nuevos sujetos políticos: las organizaciones de la economía popular, por un lado, y el movimiento feminista, por otro.
-Comparto. Por eso estamos tratando de construir un frente que incluya esas expresiones: que tenga que ver con los sectores populares de este nuevo tiempo. Y con lo novedoso. Las economías populares, es obvio, son un gran actor de este tiempo. Y los feminismos populares. Que son un actor muy visible también.
-Hay un prejuicio bastante extendido que atribuye a la problemática de género, como también al lenguaje inclusivo, poca inserción entre los sectores populares. Como si constituyera una agenda importante pero exclusivamente para la clase media.
-De ninguna manera. No es así. Mire, algo muy novedoso de este movimiento es que es el único movimiento que incorpora a toda una generación, de 13, 14 o 15 años, y de distintas clases sociales. Yo, que ando pueblo por pueblo, lo compruebo cotidianamente. En esos lugares, localidades de 3 mil habitantes, de 2 mil o de 10 mil, hay pibas de 14 o 15 años, de distintos sectores, dando las batallas. Eso se da en todos lados y es muy novedoso. Lo otro que me parece muy fuerte, pero no tan novedoso, es que cuando hay pobreza hay feminización de la pobreza.
-¿A qué se refiere con feminización de la pobreza?
-Fíjese los datos últimos datos del INDEC. Cuando empieza a crecer la desocupación, crece mucho más todavía entre las mujeres. La precarización también crece mucho más, proporcionalmente, entre las mujeres. Las mujeres somos siempre las que tenemos los trabajos más precarios. Además, somos las que nos encargamos de las tareas domésticas: 9 de cada 10 mujeres hacemos las tareas domésticas de manera gratuita. En el 2000, usted se acordará, todas las organizaciones se llenaron de mujeres: los trueques, los merenderos, todas las iniciativas sociales. ¿Por qué? Porque las mujeres somos las encargadas de llevar adelante la resolución de esas tareas domésticas: y cuando ya no se pueden resolver al interior de los hogares se resuelven en el ámbito público. Esa irrupción de la mujer transforma la vida política de las organizaciones. Ahora está ocurriendo exactamente lo mismo. En el mundo de la economía popular la gran mayoría son mujeres. Veamos los comedores, los trueques y las ferias: están llenos de mujeres. A todo este proceso, que ya se vivió en el 2000, ahora hay que sumarle que las mujeres no sólo nos organizamos para resolver esas cuestiones: también está el nuevo feminismo, que se ha hecho tan masivo, y que nos atraviesa. Ese nuevo feminismo fue nutrido, también, por las mujeres de los sectores populares con su experiencia en las organizaciones piqueteras, en los trueques. Por eso habló de feminismo popular. En definitiva, un feminismo que no tenga en cuenta la feminización de la pobreza es un feminismo liberal. Que no habla de nada de lo que para nosotros es interesante.
-Ese feminismo liberal existe y hoy es bastante visible, por otro lado.
-Claro. Obvio. Nosotras, nosotros, estamos obviamente a favor de la legalización del aborto. Se cae de maduro. Se sabe. Pero la legalización del aborto va de la mano de entender esta situación: que hayamos caído otra vez en el FMI, y toda esta devaluación, afecta principalmente a las mujeres. Y eso es algo que tenemos que decir desde los feminismos. El debate actual entre las mujeres del campo nacional, popular, democrático y feminista es que no sólo tenemos que nutrir las organizaciones de mujeres sino, también, las conducciones políticas. Es un debate muy grande que tenemos que dar. Porque cuando hablamos de machismo hablamos de injusticia social. El machismo es enemigo de la Justicia social. Y dentro de nuestras propias organizaciones estamos llenas de machismo. Mire lo que son las expresiones de los sectores populares: ¿cuántas mujeres hay en esas referencias? Así que tenemos que construir frentes desde los que podamos dar este debate para afuera y para adentro. Ahí es dónde se nota el feminismo verdadero o declamado.
-¿Y cómo viene la participación de la mujer en el sindicalismo?
-Ahhh, qué pregunta… Mire la foto de los otros días (se refiere al lanzamiento del Frente Sindical para el Modelo Nacional, NdR). Yo re banco lo que ocurrió los otros días, que me parece muy bueno, pero está Vanesa (Silley) sola. ¡Fíjese todos los demás! Ese es un debate que están dando las compañeras y que tenemos que profundizar. Ese espacio, esa corriente sindical, tiene que llenarse de mujeres. Si no se llena de mujeres, vamos a estar complicados para dar la batalla real. No estoy hablando de un cupo o de cosa liberal. ¡No! Tenemos que ir realmente a lo transformador. Y para que una cuestión sea transformadora tenemos que hacer que exprese lo nuevo. Mucho más en un proceso de construcción política que se pretende novedoso. Expresar lo nuevo significa que eso nuevo se exprese en las listas: que se exprese en las conducciones, que se exprese en cada espacio de decisión. Queremos que las representantes de los feminismos populares estén en todas las conducciones de todas las organizaciones sociales y políticas del campo popular.
-Escuchándola se percibe la tonada cordobesa. Le quiero preguntar por esa provincia, la más esquiva para el campo popular. El resultado electoral en el 2015 fue desastroso para el FpV-PJ. Y hace poco falleció José Manuel De la Sota. ¿Cómo está el panorama?
-Lo primero que quiero decir es que cada vez que se habla de Córdoba, y se dice livianamente que es ‘una provincia esquiva para el campo popular’, le contesto a la gente de Capital que vea lo que hace años sucede en su propio distrito: porque ahí tienen al macrismo gobernando desde hace tanto, tanto, tiempo. Así que tampoco es algo que ocurre sólo en la provincia de Córdoba. Por otro lado, en Córdoba hay un gran movimiento cultural, político, social. De una riqueza maravillosa. Pero que no tiene una expresión política clara. Al contrario. Eso tiene que ver con la debilidad que ha tenido siempre la representación política del campo popular para expresar todo esto que existe en la provincia. Y eso sucedió, en parte, porque ese sector fue muy temeroso, en especial muchos actores del kirchnerismo: rápidamente trataban de aliarse con el PJ. En Córdoba, el PJ es un PJ de derecha que gobierna hace veinte años y que nunca quiso llevar adelante ningún cambio o transformación. Estamos hablando de un gobierno neoliberal, con represión, con ajustes, desde hace muchísimo tiempo. Y que, además, siempre enfrentó al gobierno de Cristina. O casi siempre. Así que lo que yo creo es que tenemos que construir lo nuestro: la muerte de De la Sota, que obviamente impacta, porque era un actor muy importante en la provincia, desató otras discusiones: ¿íbamos a depender de él para determinados acuerdos? ¿Era tan así como se estaba planteando? Ahora la situación está abierta. Y queda un gobierno (provincial) que ya no tiene las dos patas, (Juan) Schiaretti y De la Sota, que se venían alternando y turnando desde hace tantos años. Al quedar solo Schiaretti Unión por Córdoba tiene una debilidad importante, que es el interrogante de cómo encarará el próximo período electoral. Ahí es donde nosotros tenemos que ver cómo fortalecemos a los sectores populares que realmente bancamos al gobierno nacional y popular de los últimos 12 años y que, además, queremos construir una alternativa política que enfrente al neoliberalismo en la provincia. En Córdoba también hay que hacer un gran frente, como hay que hacer a nivel nacional, para enfrentar al neoliberalismo. Pero en Córdoba el neoliberalismo, que quede claro, incluye al PJ, a Unión por Córdoba y a Schiaretti.
-Hace poco se informó que Córdoba era la provincia en dónde más había crecido el desempleo.
-Sí. Es así. Y, además, en Córdoba eso se percibe muy rápidamente por varios motivos: es una provincia que tiene fábricas, y las fábricas se han visto achicadas. Y es una provincia que depende muchas veces de las riquezas que genera la extracción de la soja. Así que estamos en un momento en el que se empieza a percibir muy fuerte el ajuste. El ajuste a las provincias. Mientras hablo con usted estoy en una reunión nacional de La Colectiva, en la que están representadas 15 provincias, y todos hacen el mismo relato: que en sus distritos se percibe muy fuerte este ajuste, el achicamiento de la economía, la contracción. Esto se va a sentir mucho en los próximos meses. Y en Córdoba esto ya se nota mucho y con brutalidad, si quiere.