Se trata solo de audios grabados a detenidos en Ezeiza. El rol de la policía de Larreta.
En lo que hace a la persecución a rivales políticos, el macrismo fue el gobierno más oscuro de la historia reciente del país. No hubo otro gobierno democrático que haya desplegado un sistema cuasimafioso destinado a perseguir a personas que se oponían a una administración. Ahora se sabe lo que pasó en el penal de Ezeiza, donde la AFI grabó 105 mil llamadas.
En ese penal, el macrismo detuvo a a dirigentes políticos, sindicales y empresarios. A todos ellos escuchó sistemáticamente. El cableado lo hizo la AFI, pero los encargados fueron miembros de la Policía de la Ciudad. Es decir, la fuerza que responde a Horacio Rodríguez Larreta participó del entramado mafioso.
Los técnicos no figuraban como personal de la AFI, sino que estaban “en comisión” en la central de espías. Todo indica que los sueldos se pagaron –como todo– con fondos reservados. No se dejó registro de nada. Y “el trabajo” consistió en poner cámaras y micrófonos en las celdas, en los lugares de reunión y hasta en los salones en que los detenidos se reunían con sus abogados y familias, reseñó Página 12. Nunca antes se vio algo así en la democracia argentina.
Sólo de las escuchas en los teléfonos públicos, la AFI recogió 105.000 audios de sonido. La interventora, Cristina Caamaño, irá personalmente a Comodoro Py a ver al juez Marcelo Martínez de Giorgi para pedirle que se profundice la investigación. ¿Habrá impunidad? ¿Se puede creer que ese entramado se hizo sin la complicidad de Mauricio Macri?