Un sector petrolero reivindica el barril criollo y pide que no se libere la exportación

Referentes de esta industria entienden que se deben mantener las regulaciones que había establecido el kircherismo y rechazan el decreto de Milei.

Varias son las industrias y los sectores económicos que salieron a cuestionar y hasta presentar recursos de amparo ante la Justicia para impedir la vigencia de la llamada “ley ómnibus” que el Congreso se apresta a debatir en las próximas semanas.

Un caso es el de parte de la industria petrolera que rechaza la eliminación del bautizado “barril criollo” y la liberación de las exportaciones de crudo, dejando que el valor del insumo sea negociado por el mercado.

Si bien no son todas las productoras las que suscriben estas críticas, desde algunos sectores entienden que no es bueno que la economía se rija por el libre mercado.

Estas empresas, que prefieren el anonimato, recuerdan que Milei incluyó dichas medidas en una amplia ley que envió al Congreso con la misión de desregular la economía de Argentina, que está bajo un estricto control.

Sumistro “accesible”

Si bien admiten que el proyecto de ley tiene consecuencias de gran alcance para una serie de sectores, cuestionan el capítulo que aborda específicamente el petróleo con cláusulas de libre mercado con las que el Presidente busca reemplazar regulaciones que datan de la década de 1960 y que, según los críticos, priorizan garantizar un suministro accesible de combustible en el país.

Una de esas regulaciones que desde parte del sector petrolero defienden otorga a las refinerías el derecho de preferencia sobre los cargamentos de exportación y permite al Gobierno intervenir en la fijación de los precios del crudo y la nafta.

En cambio, la iniciativa de Milei permite que las ventas al exterior sean libres y prohíbe al Poder Ejecutivo intervenir o fijar precios en ningún eslabón de la cadena del negocio.

En un informe sectorial escrito por el consultor energético y ex Secretario de Hidrocarburos de la Nación, José Carbajales, se asegura que “el nivel general de precios energéticos se acoplará a los valores internacionales” y destaca que el cambio más radical es la eliminación de la obligación de satisfacer las necesidades del mercado interno. “Es una ruptura histórica con nuestra tradición centenaria”, dice el experto en su trabajo.

Además, se espera que el Gobierno deje de actuar como intermediario en las negociaciones entre productores y refinerías, que deberán fijar los precios del crudo y las naftas a sus propias conveniencias.

De hecho, los valores de la nafta súper, la Premium y del gasoil ya aumentaron varias veces en pocas semanas desde que se eliminó la intervención estatal, aunque en el sector entienden que todavía falta un trecho para poder establecer precios que se acerquen a los razonables.

Ley “madre” modificada

Los críticos del DNU oficial aseguran que el proyecto del presidente Milei “modifica la ley madre del universo de hidrocarburos” y señalan que provincias petroleras como Neuquén, Río Negro, Buenos Aires y Mendoza, ya manifestaron su desacuerdo con los cambios.

También, los sindicatos rechazan parte del decreto con la decisión de que los salarios vuelvan a pagar el Impuesto a las Ganancias, teniendo en cuenta que los empleados de este sector llegan a cobrar por encima del nivel establecido para la vuelta de este tributo que el ex ministro de Economía, Sergio Massa, había eliminado.

En el caso del llamado “barril criollo”, las nuevas medidas desregulatorias implican la desaparición de esta herramienta que viene siendo utilizada para que las refinadoras le compren a las petroleras petróleo a un valor menor al internacional. La diferencia era aportada por el Estado Nacional con millonarios subsidios que salían de las arcas del Estado y cuyo objetivo era mantener “pisado” el precio de los combustibles en los surtidores, escenario que ya cambió de manera radical.

El artículo 258 de la ley ómnibus reemplaza al artículo 6 de la ley de hidrocarburos y estalece que permisionarios y concesionarios “tendrán el dominio sobre los hidrocarburos que extraigan y, consecuentemente, podrán transportarlos, comercializarlos, industrializarlos y comercializar sus derivados libremente, conforme la reglamentación que dicte la Autoridad de Aplicación”.

Libertad para exportar

El mismo artículo autoriza a los permisionarios, concesionarios, refinadores y/o comercializadores a “exportar hidrocarburos y/o sus derivados libremente, conforme la reglamentación a dictar por el Poder Ejecutivo, quien establecerá las condiciones para su efectiva entrada en vigencia”.

Esto también elimina la obligación que tenían las autoridades nacionales de abastecer primero al mercado interno que figura en la Ley de Hidrocarburos y que data de 1967. En el caso del barril criollo, quienes rechazan los cambios del líder libertario extrañan la postura de que ese precio diferencial “permitía desanclar el petróleo de los vaivenes internacionales”. Y cuestionan que, de ser votado el proyecto favorablemente, las productoras podrán vender crudo a paridad de exportación y las refinadoras comercializarán las naftas y gasoil en el mercado interno a paridad de importación.

Fuente: Iprofesional

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