Ni los repartidores se salvan: pedidos caen 40% y tienen que trabajar 12 horas para llegar a fin de mes

Los trabajadores de aplicaciones han visto cómo la demanda de pedidos se desploma en hasta un 40%, forzándolos a trabajar jornadas de hasta 12 horas para poder subsistir.

La crisis económica que atraviesa Argentina no deja a nadie fuera, ni siquiera a los repartidores de delivery, quienes se han convertido en el rostro más visible de la economía de la calle. Los trabajadores de aplicaciones han visto cómo la demanda de pedidos se desploma en hasta un 40%, forzándolos a trabajar jornadas de hasta 12 horas para poder subsistir.

“Ya no se pide como antes. Ahora llevamos tres empanaditas o una pizzita”, lamentó uno de los repartidores en diálogo con el portal de noticias Crónica, evidenciando cómo el cambio en los hábitos de consumo, provocado por la inflación descontrolada y la devaluación, ha golpeado duramente su actividad.

El secretario general del Sindicato Único de Conductores de Motos de la República Argentina (SUCMRA), Mariano Robles, confirma la gravedad de la situación: “Los chicos tienen que trabajar muchas más horas. Esta recesión complica muchísimo”. Robles explica que los aumentos que las plataformas pagan por los envíos están muy por debajo de la inflación, lo que obliga a los repartidores a estar conectados más tiempo y aceptar pedidos que no siempre son rentables.

Además, el costo del mantenimiento de las herramientas de trabajo, como las motos, ha subido de forma exorbitante. Arreglar una moto puede costar entre $200.000 y $300.000, una cifra inalcanzable para muchos repartidores que ahora se ven obligados a buscar alternativas, como trabajar a pie o realizar otras changas. “Algunos incluso venden pan casero en la calle”, relató Robles.

Para Martín, otro trabajador de delivery, la situación es crítica: “En noviembre ganaba $250.000 trabajando ocho horas al día. Hoy, trabajando más de ocho horas, gano $280.000. Pero con lo que cuesta vivir ahora, no alcanza”. Además, señala que el precio de una moto se ha triplicado en menos de un año, lo que hace imposible renovar o mantener los vehículos.

La caída de la demanda, el cierre de locales gastronómicos y los aumentos en servicios y alquileres han impactado directamente en los pedidos. “Ya no se pide delivery como antes. Hoy apenas entregamos tres empanadas o una pizza”, concluyó Martín.

La situación para los repartidores se ha vuelto insostenible. Trabajar el doble para ganar lo mismo, o incluso menos, ha convertido su día a día en una lucha constante por sobrevivir en medio de una crisis que parece no tener fin.

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