Paolo Rocca el empresario ítalo-argentino reclamó intervención estatal para defenderse de la competencia. Pero, desde el Gobierno, le respondieron que “no habrá una Argentina proteccionista”.
En medio de la recesión económica, la caída del mercado interno y la apertura de importaciones, se profundizan las tensiones entre el gobierno y los sectores industriales. Empresas como Techint, el mayor fabricante de acero de Argentina, expresan su preocupación por la creciente competencia de productos importados, especialmente del acero chino, que afecta su capacidad de mantener la producción y el empleo. Paolo Rocca, CEO de Techint, ha solicitado al gobierno medidas de protección ante lo que considera competencia desleal, argumentando que la industria local no puede competir en igualdad de condiciones.
Sin embargo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha dejado claro que la administración actual no planea adoptar políticas proteccionistas “No habrá una Argentina proteccionista” sentenció el ministro libertario de raíces menemistas, a contramano de los países desarrollados del mundo y en especial de las políticas que promueve Donald Trump quien es constantemente elogiado por Milei.
En sus declaraciones, Francos afirmó que la apertura comercial y una economía “equilibrada” son claves para atraer inversiones y mejorar la competitividad. Esta postura ha generado fricciones con los líderes industriales, quienes piden estabilidad en las reglas, una carga tributaria menor y un tipo de cambio más favorable para el sector productivo.
Ante esta falta de apoyo gubernamental, Techint ha anunciado que reducirá su personal en un 15%, lo que se traducirá en el despido de entre 600 y 800 trabajadores en al menos dos fábricas del Grupo Techint en entre las cuales figura su planta de San Nicolás. Esta decisión refleja las dificultades que enfrenta la industria ante la caída de la producción y la falta de respaldo estatal, situación que ha sido exacerbada por las importaciones y la desaceleración de la demanda interna.
Así, la postura inflexible del gobierno en favor de una economía abierta y la insistencia del sector industrial en proteger el aparato productivo nacional revelan una creciente brecha entre ambos. La situación plantea un desafío en la búsqueda de soluciones que puedan sostener el empleo y evitar un mayor deterioro de la producción nacional en medio de una crisis económica.