Según fuentes del sector, la perdida de poder adquisitivo hizo que los argentinos brindaran con otras bebidas como agua o gaseosa o bien con productos de segundas marcas en busca de un ahorro para sus bolsillos.
La crisis económica y la disminución del poder adquisitivo llevaron a los argentinos a reconfigurar incluso sus tradiciones más simbólicas. Este fin de año, el clásico brindis con sidra o champagne se vio desplazado por alternativas más accesibles, en un contexto donde las ventas de espumantes cayeron hasta un 50% respecto al año anterior.
Según Armando Eugenio Farina, vicepresidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam), “el consumidor abandonó la copa de sidra o champagne a la hora del brindis” y se optó por lo que estuviera a mano, ya fuera agua, gaseosa o fernet. Esta última bebida, junto al gin, mostró un leve repunte en las ventas, evidenciando cambios en los hábitos de consumo ante las restricciones económicas.
Las bodegas también sufrieron un duro golpe. Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), las ventas de espumantes cayeron un 27,8% entre enero y noviembre de 2024. Mientras tanto, las familias optaron por marcas más económicas o incluso evitaron comprar estos productos. En algunos supermercados, las ventas de espumantes y sidras disminuyeron hasta un 70%, con precios que oscilaban entre los $7.500 y $12.000 para las marcas más reconocidas.
Además, la categoría de sidras enfrentó una caída drástica. Farina explicó que esta bebida, tradicional en las mesas festivas, “prácticamente se ha destruido”, mientras otras opciones más accesibles, como el fernet o el Mantecol, encontraron mayor aceptación.
Si bien las perspectivas para 2025 se centran en promesas de mejora, este fin de año dejó en claro cómo la recesión económica permeó incluso los momentos más simbólicos de celebración. El brindis, ese acto que reúne esperanza y deseos para el futuro, se adaptó a las limitaciones de un 2024 marcado por la austeridad.