Mientras ajusta jubilados, ataca periodistas y sigue sin homologar paritarias el gobierno de Javier Milei volvió a dar muestras de cuáles son sus verdaderas prioridades.
En medio de una feroz ofensiva contra el pueblo trabajador, con jubilaciones de miseria, salarios pulverizados y tarifazos generalizados, el ministro de Defensa, Luis Petri, anunció con entusiasmo la compra de vehículos militares usados a Estados Unidos. Se trata de los blindados 8×8 M1126 Stryker, con más de 25 años de antigüedad, que llegarían a la Argentina recién entre fines de 2025 y 2026.
La adquisición se formalizó en el Pentágono, donde Petri firmó junto al secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth, una carta de aceptación en el marco del programa Foreign Military Sales. Según el funcionario argentino, esta operación forma parte de una “modernización” de las Fuerzas Armadas y un “fortalecimiento de la alianza estratégica” con Estados Unidos, país que Milei ha definido como su principal socio geopolítico.
Lo que no dijo el ministro es que los Stryker son vehículos retirados del servicio activo en otras partes del mundo, con un historial que incluye su uso en zonas de conflicto como Irak, Afganistán y, más recientemente, Ucrania. Tampoco mencionó el costo millonario que implicará este acuerdo, en un momento en que el gobierno se niega a homologar aumentos salariales, veta mejoras para jubilados y recorta partidas presupuestarias esenciales.
Junto al Secretario de Defensa @PeteHegseth firmamos la carta de aceptación de oferta para la adquisición de vehículos blindados 8×8 Stryker para nuestro @Ejercito_Arg.
— Luis Petri (@luispetri) July 2, 2025
Con el liderazgo del Presidente @JMilei, Argentina vuelve a invertir en defensa, moderniza sus Fuerzas Armadas… pic.twitter.com/HbP3BjWomB
Ajuste para los de abajo, negocios para los de siempre
La decisión de destinar recursos a la compra de material bélico usado mientras se le niega un plato de comida caliente a miles de argentinos expone con crudeza el modelo de país que propone Milei. Un modelo donde se prioriza el alineamiento geopolítico con Washington, aunque eso implique hipotecar soberanía, endeudar al Estado y abandonar a su pueblo.
Mientras los hospitales no tienen insumos, las universidades luchan por subsistir y los comedores populares cierran por falta de recursos, el gobierno festeja la llegada de un puñado de blindados viejos, a cuenta gotas, y celebra una “modernización” que tiene más de museo militar que de verdadera estrategia de defensa nacional.
Un discurso de guerra para encubrir la entrega
En un tono más propio de un operador del Pentágono que de un funcionario argentino, Petri reivindicó la política exterior de Donald Trump y lanzó declaraciones alarmantes sobre “nuevas amenazas híbridas”, “terrorismo internacional” y la defensa de “valores democráticos” compartidos. Palabras grandilocuentes que intentan justificar una agenda militarista en tiempos de hambre.
“El régimen iraní lo entendió con crudeza: la destrucción de sus instalaciones nucleares fue el resultado de una decisión valiente. Trump demostró que no se negocia con terroristas, se los derrota. Nosotros creemos lo mismo”, sentenció Petri, dejando en evidencia la peligrosa orientación ideológica que hoy domina la política de defensa argentina.

¿Soberanía o subordinación?
Lejos de garantizar soberanía, como pretende vender el gobierno, estas compras refuerzan una política de subordinación que ya se vio reflejada con la adquisición de los aviones F-16 a Dinamarca. En ambos casos, el discurso de “defensa nacional” encubre un modelo de dependencia y gasto militar injustificable en un país con más del 50% de pobreza infantil.
En definitiva, mientras el pueblo argentino paga la crisis con hambre, desempleo y represión, el gobierno de Milei gasta millones en equipamiento militar viejo para congraciarse con Washington. No se trata de fortalecer la defensa, sino de blindar un proyecto de ajuste que solo puede sostenerse con represión.