Envalentonada tras haber conseguido la intendencia de Ushuahia para uno de los propios, La Cámpora pretende consolidar un bloque parlamentario propio y multiplicar su incipiente peso territorial, incluso ganando algunas intendencias bonaerenses.
Sin heridos internos ante un cierre de listas más que generoso hacia todos sus generales, el jefe de La Cámpora seguirá siendo Máximo Kirchner, quien incluso se verá obligado a levantar el perfil por su candidatura a diputado nacional por Santa Cruz.
De hecho, ayer por la noche Máximo estuvo junto a Scioli y Carlos Zannini en la inauguración del café literario "Ateneo Néstor Kirchner (NK)" de Río Gallegos.
“Que se bajara Florencio Randazzo hizo lugar para todos y nos evitó tensiones”, revela un funcionario de la "orga" presidencial. La Cámpora funciona en los hechos como el partido de Cristina, y por lo tanto está obligada a no tomar partido entre los precandidatos a la gobernación bonaerense, Julián Domínguez y Aníbal Fernández.
Algo resignada a que Scioli sea el único candidato kirchnerista para la sucesión presidencial, La Cámpora ahora se concentra en el juego propio. Apunta a consolidar su capital político, frente al aparato estatal que manejará el próximo presidente. Así se prepara para dos posibles escenarios: uno de fricciones con Scioli o uno de confrontación directa con Mauricio Macri.
Sin embargo, el camporismo por ahora no avizora clima de tensiones con Scioli: ni la campaña, ni el cristinismo de Scioli (con reconciliación seisieteocheana incluida) preanuncian fantasmas de pelea con el gobernador. Por otro lado, muchos de sus dirigentes empiezan a ver genuinamente a Scioli con otros ojos.
Con Axel Kicillof, Wado de Pedro y Máximo Kirchner como candidatos más visibles, la presidenta influyó para que el camporismo encabezara las listas para diputados en siete provincias: Capital, Buenos Aires, Santa Cruz, Santa Fe, Río Negro, La Pampa y San Luis.
La Cámpora espera superar un bloque de 30 diputados, entre propios y aliados, y a su vez convertirse en una especie de primera minoría en la legislatura bonaerense.
En Casa Rosada y hasta pocas horas antes del cierre de las listas, De Pedro, Larroque y Carlos Zannini rosquearon en la oficina que ocupaba el histórico operador peronista Juan Carlos “Chueco” Mazzon, desplazado meses atrás por sospechas de traición.
Desde ahí a su vez se empujó el reparto de candidaturas a intendente para camporistas puros (Julián Álvarez en Lanús, Juan Ustarroz en Mercedes y Hernán Letcher en San Martín) o amigos ideológicos, como Ariel Sujarchuk en Escobar y Juan Zabaleta en Hurlingham, entre otros.
La Cámpora además espera sumar por default a las orgas con menos espaldas , como Miles, Descamisados o el Frente Transversal, a diferencia de otras con mayor sustentabilidad: Tupac Amaru o, dependiendo de la suerte que tenga Martín Sabbatella como vice de Aníbal, Nuevo Encuentro.
De los intendentes en funciones que apuestan a ser la expresión territorial del cristinismo, el jefe municipal Juan Patricio Mussi ya se anotó: "La Cámpora en Berazategui tiene al intendente", se autobautizó en pleno acto. Apuesta a que no sea el último.