Aunque se miran de reojo, Scioli y Baradel cerraron filas
“Lo que está en disputa” en los comicios del 25 de octubre es que nunca más los trabajadores y sus salarios sean variable de ajuste”, afirmó Daniel Scioli desde el escenario de Foetra, en el barrio porteño de Balvanera.
La frase fue una ofrenda del gobernador y candidato a presidente del FpV a la CTA encabezada por Hugo Yasky, una central obrera con la que mantuvo una relación conflictiva durante los ocho años que fue gobernador bonaerense.
Es que la CTA castigó duramente a Scioli, sobre todo desde SUTEBA, el sindicato docente bonaerense conducido por Roberto Baradel, adversario histórico del sciolismo frente a cada paritaria y cada reclamo sectorial de los últimos ocho años.
Presente en el auditorio, Baradel optó por no ser protagonista del acto, aunque sí blanqueó su aval a la postulación de su viejo adversario, el gobernador Scioli.
“Ellos han interpretado fielmente lo que es la esencia de este proyecto y desde ese lugar asumieron un compromiso a futuro. Para mí es muy importante, es un camino de ida y vuelta: mi compromiso con ellos y el respaldo que ellos decidieron brindarme”, dijo Scioli a Página/12, con el objetivo de cerrar definitivamente viejas heridas.
“Estamos enfrentados a un camino que se bifurca: o vamos para atrás a la picadora neoliberalista o seguir de frente caminando hacia adelante”, planteó Hugo Yasky, como para justificar el giro de la CTA hacia Scioli.
En esa línea, Baradel también optó por cambiar de archienemigo, y últimamente destinó sus dardos más hacia Sergio Massa, quien propone endurecer las políticas de presentismo con los docentes.
"Si este proyecto continúa con Scioli, vamos a pelear para estar mejor, pero si triunfa la derecha, vamos a luchar para no estar peor”, afirmó Baradel hace unos días para explicar el volantazo.
Sin embargo, el apoyo de la CTA no es un cheque en blanco hacia el gobernador, al que todavía miran de reojo. “Vamos a pelear para que el mandato de Daniel sea el que apoye el campo popular”, afirmó ambiguamente Yasky, dando a entender que el rumbo del posible gobierno de Scioli todavía está abierto y será un terreno en disputa.