Con despedida y recepción militante, CFK voló a Gallegos
CFK abordó anoche el vuelo de la aerolínea de bandera con destino a Río Gallegos alrededor de las 22 horas, luego de ser escoltada por cientos de militantes que la fueron a despedir a Aeroparque.
La ex mandataria fue la primera en ingresar al avión y se sentó en el asiento 3F; la primera fila de clase turista, junto a la ventana. Posteriormente ingresó el resto de los pasajeros, en un avión que no fue completo.
Cristina permaneció diez días en Buenos Aires y realizó una intensa actividad política en la que presentó un escrito ante el juez Claudio Bonadio, quien la citó a declaración indagatoria por la causa que investiga presuntas irregularidades en la venta de dólar futuro.
En su estadía se reunió con diputados, intendentes, sindicalistas y senadores y convocó a crear un “Frente Ciudadano” opositor al gobierno del presidente Mauricio Macri.
A su regreso, varios pasajeros a bordo, algunos de ellos militantes, silbaron en el micro que los trasladó desde el aeropuerto al avión la melodía del cántico que reza “vamos a volver”.
Cristina no durmió en el viaje, y conversó con su personal de custodia hasta que, casi al final del vuelo, uno de ellos se levantó al baño y fue momento en que dos jóvenes -quienes habían intentado acercarse previamente con una bandera de La Cámpora sin extender- la abordaron, algo que fue aceptado por la ex mandataria, quien prendió la luz y permaneció largo rato conversando con ellas.
La charla entre las jóvenes y la ex presidenta se extendió incluso luego de que el personal de a bordo anunciase el aterrizaje próximo a suceder y le pidiera a todos los pasajeros permanecer en sus lugares.
El avión aterrizó pasada la 1.30 de la madrugada y Cristina, antes de descender, pidió a la mamá del bebé que lloró en reiteradas ocasiones durante el vuelo que se lo acercase, y fueron ellos los únicos que lograron sacarse una foto con la ex presidenta.
Junto a sus acompañantes, Cristina descendió por el lado delantero del avión y se trasladó hacia la salida por el mismo lugar que el resto de los pasajeros, antes de saludar a todo el personal a bordo y a alguna de las personas que viajaron con ella que, finalmente, se animaron y le pidieron fotos y autógrafos, a los que accedió sin problemas.
En el aeropuerto, la esperaba una centena de militantes a quienes saludó brevemente, y en un fuerte operativo de custodia, se dirigió hacia su casa de Río Gallegos, ubicada en el barrio Jardín de esa ciudad.