La inseguridad es una de las principales preocupaciones de los argentinos, pero en los últimos meses es todavía más preocupante en el PRO. Es que a fuerza de hechos delictivos dos de sus principales figuras quedaron expuestas.
Dos robos golpearon a la vicepresidenta Gabriela Michetti y al intendente de La Plata Julio Garro. A los dos dirigentes amarillos le sustrajeron importantes sumas de dinero en efectivo de sus hogares. El problema adicional es el origen de esos fondos.
A Michetti le robaron 250 mil pesos y 50 mil dólares. Lo denunció mucho más tarde y en esa misma denuncia ella sostiene su inocencia y dice que no tiene nada que ocultar.
También declaró que los pesos eran donaciones para una cena de su fundación, algo que terminó siendo un boomerang. ¿Recibe donaciones en efectivo y ella misma las guarda en su casa? Raro.
Y dice que los dólares se los prestó su pareja Tonelli para costear una maestría a su hijo en el exterior. Y que todo está declarado. ¿50 mil dólares cash y también guardados en la casa? Otra vez suena raro.
Ahora la investigación apunta al origen de esos fondos, a la fundación SUMA, a sus aportantes y al resto de las fundaciones que florecieron en los últimos años entre los funcionarios del macrismo. ¿Dinero negro de retornos para financiar la política?
Por su parte le historia de Garro no es menos insólita. Es que el intendente declaró qui le robaron mucho menos de lo que dice el ladrón (policía) que robó. El intendente dijo que le robó 25 mil pesos y de pronto el policía vecino dice que se llevó más de 5 millones de dólares. Todo cash y una parte en billetes termosellados del Provincia.
Las dos historias de inseguridad abrieron puertas a investigaciones que ya preocupan al Gobierno Nacional. De hecho el propio Diario Clarín publicó un editorial advirtiendo sobre lo complejo del tema. Toda una señala de alarma. No sea cosa que tanto de reirse de las monjas y los conventos, la corrupción empiece a ser un problema grave también para el PRO.