(por Andrés Fidanza) Un multimillonario inglés, dueño de más de 12 mil hectáreas en la Patagonia, que incumple desde hace 5 años un fallo de la Corte Suprema de Río Negro. Y un escribano cercanísimo (ex Socma), con el que juega al paddle, tiene complicidad varonil de vestuario, hizo operaciones de compra y venta de jugadores en Boca (sospechadas de lavado y evasión), y al que le alquila su casa en Palermo Chico.
Mauricio Macri comparte con Joe Lewis el idioma de los empresarios globales, para quienes cualquier negocio es posible, por más que resulte incomprensiblemente resistido por algunos vecinos reacios al progreso.
“El Lago tiene un mejor acceso del que tenía antes de que Joe Lewis compre esa propiedad, que limita con el Lago, que es un acceso peatonal desde la Ruta Nacional”, aseguró Macri en Casa Rosada. Se refería al Lago Escondido, ubicado a menos de 45 kilómetros de El Bolson, al sur de Río Negro. Si bien es navegable y por lo tanto no puede tener dueño, el lago está semi-privatizado por Lewis desde hace 20 años.
La afirmación de Macri fue la que más enojó a los vecinos y militantes que luchan, desde la llegada de Lewis a la Patagonia, para conseguir una vía directa hacia el lago. El acceso referido por Macri es un camino sinuoso, sólo apto para baqueanos entrenados: obliga a cuatro días de caminata y cabalgata. Para completar sus 84 kilómetros de ida y vuelta hasta la ruta 40, es necesario dormir en dos refugios que están por fuera de la propiedad de Lewis. En todo el 2010, menos de 20 personas se le animaron.
Si con Lewis los une la afinidad universal de los empresarios poderosos, con Gustavo Arribas directamente se funde en una esencia común: pasando por alto algunos detalles biográficos, Macri y el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia son el mismo sujeto social. Además de sus 30 años de amistad, Macri y Arribas están atados generacionalmente (los dos tienen 57 años), unidos por sus gustos y consumos de clase, por sus momentos vitales (ambos tuvieron hijas chicos con sus nuevas parejas), y por sus prácticas en la gestión privada, en general orientadas a combatir por cualquier medio el saqueo fiscal del Estado. Sobre este último punto, Macri tiene una convicción íntima que también aplica para su amigo e inquilino: lo que pasó antes de que se metiera en política, queda en el pasado, y no hay derecho ni justificación para escrutarlo. Desde que se interesó por los representación pública, en reacción psicológica al mandato paterno de Franco, Mauricio renació. Y sólo desde ese kilómetro cero es válido juzgarlo.
Señalar un offside ético de Arribas para echarlo del gobierno implicaría, en el fondo del alma presidencial, autoincriminarse. Y Macri no cree que Arribas sea culpable, por más que todavía abunden las dudas respecto a su relación con la constructora Odebrecht, investigada por el pago de coimas en Brasil, Argentina y otros diez países. A los ojos de Macri, las sospechas sobre Arribas resultan invisibles.
Así, el jefe de la AFI cuenta con el apoyo blindado de Macri. En contra de la sugerencia de voces aliadas, como la de Elisa Carrió y Graciela Ocaña, el presidente lo sostendrá en el cargo.
“Arribas va a traer los papeles, el día 23, cuando el brasileño (presunto comprador) vuelva de sus vacaciones, demostrando que él compró un departamento y le giró ese dinero, vía Meirelles”, afirmó Macri en Casa Rosada, en su primera conferencia de prensa del año. Se trató de una convocatoria hecha a pedir de Arribas, en la que el presidente minimizó la acusación y lo respaldó a sobre cerrado. El director de la ex SIDE, sin embargo, incumplió aquella promesa. Arribas no mostró el título de la propiedad, ni aportó el nombre del supuesto comprador, quien le habría girado 70 mil dólares por la venta de un inmueble en San Pablo.
Lo que sí está probado es que el giro se concretó desde una cuenta en Hong Kong hasta a la del banco suizo (declarada por Arribas), a través de una empresa que la justicia brasileña definió como "fachada" para el pago de coimas, lavado y evasión.
Frente a la débil respuesta de Arribas, la voz moral de Elisa Carrió aumentará la tensión interna de Cambiemos. Y ya no será la única que exija su renuncia. Veremos si Macri está dispuesto a sacrificar a su amigo, el Negro Arribas, al frente de la AFI. Para el presidente, se trataría de una enorme injusticia.