Un informe de la (UNDAV) revela que en sectores sensibles para la industria, las importaciones desde China crecieron hasta un 100%, respecto a 2015.
La relación entre nuestro país y China estuvo históricamente signada por un intercambio desigual. Nuestro país, como exportador de productos primarios y el gigante asiático como proveedor de manufacturas, de creciente grado de desarrollo tecnológico. Desde 2011, en un contexto de rigidez de los mercados estructurados de capitales, por el impacto de la crisis financiera y la profundización del conflicto con los bonistas remanentes del default argentino, la lógica de asociación comenzó a mutar. En un escenario geopolítico internacional complejo, nuestro país junto a otras economías emergentes, comenzó a desarrollar una vinculación estratégica con China, a los fines de obtener financiamiento directo para mega obras de infraestructura, a tasas de interés de preferencia. Ese contexto cambió rotundamente desde fines de 2015, cuando la nueva administración nacional cuestionó la rúbrica de convenios anteriores, a partir de objetar las condiciones acordadas, el impacto ambiental de los proyectos y la conveniencia de canalizarlo por la vía bilateral. Esta decisión política, sin dudas tuvo impacto sobre la relación comercial, producto de la lógica de retaliación comúnmente implementada por China.
En este marco, desde el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) se desarrolló un informe acerca de los bemoles de la relación de nuestro país con la principal potencia asiática, en el marco de la visita del presidente Macri al país oriental. Según tuvo acceso este medio, en el informe los investigadores marcaron que “las ventas al país asiáticos se concentran mayormente en productos del complejo oleaginoso (pellets, porotos, y otros subproductos de la soja). Solo el 3% de las exportaciones de 2016 fueron manufacturas de origen industrial (en 2015 fue 3,4%), mientras que el 70% está representado por productos primarios, el 19% por manufacturas de origen agropecuario y el 8% por combustibles”. En relación a las importaciones, consignaron que “las compras se reparten en bienes de capital, bienes intermedios, piezas y accesorios para bienes de capital y bienes de consumo finales. Esto es, rubros de tipo industrial”. En la relación, Argentina tiene un fuerte déficit comercial con el país asiático, que en 2016 se ubicó en 5.823 millones de dólares, el mayor de todos los rojos comerciales entre países o bloques regionales, con ventas por 4.660 y compras por 10.483 millones de dólares. La tendencia a la primarización se verifica por las ventas de combustibles, que crecieron un 123,4% y la compra de bienes de consumo finales, que subieron un 12,9%. Estos números agregados muestran que prevalece un perfil agroexportador en la relación comercial. Si bien, lógicamente este escenario no es nuevo, no es menos cierto que en el último año y medio se revirtió la leve tendencia que se venía sosteniente en pos de estabilizar la composición del comercio bilateral y el resultado global.
Para caracterizar la evolución más próxima del comercio, explicaron que “el saldo comercial con China en 2016 fue un déficit comercial de 4.625 millones de dólares (equivalente al 89% del total de las exportaciones ese año)”. Si bien se espera que las importaciones disminuyan por un lado por el menor ingreso de insumos destinados a la construcción y la industria que representan un gran valor monetario, y por el otro por una caída de la actividad económica que afecta la importación de bienes de consumo, esta disminución del -12% es superada ampliamente por la caída de las exportaciones, motorizadas por la caída en la venta de granos de soja, y de productos industrializados con más valor agregado (-38%). Si se produjera este escenario, el déficit comercial con el país asiático se incrementaría un 18%, alcanzando el 168% del valor de las exportaciones de ese año.
Balanza Comercial con China – Año 2016 y 2017
(En millones de U$S)
Fuente: elaboración propia en base a datos de aduana
Como marcan los integrantes del Observatorio UNDAV, “la entrada de productos chinos se dio con mayor intensidad en algunos sectores que se encuentran atravesando por un complejo panorama en el mercado local. Mientras industrias sensibles experimentan una marcada contracción en sus niveles de producción domésticos las importaciones en estos sectores crecen impulsadas por la nueva política comercial encarada por el Ejecutivo”. Lo observado en el campo de las importaciones se convierte en una paradoja: suben las importaciones, aun cuando el nivel de la actividad económica se muestra en retroceso. Las compras de bienes de fabricación transnacional sustituyen la producción interna y, junto con ésta, reemplazan valor agregado y trabajo local por valor agregado y mano de obra extranjera. En particular, los sectores con bajas de producción más significativas de los últimos meses fueron los más perjudicados por la política comercial encarada desde diciembre del 2015 a la fecha. Las importaciones vienen a sustituir producción local por producción externa, en un escenario de retracción del consumo y la producción en el mercado interno.
Por su parte, el informe de la UNDAV consigna que las importaciones chinas en el sector automotriz crecieron 27,3% en el primer cuatrimestre del año interanual. Si se la comparación se realiza con respecto a lo importado durante el mismo cuatrimestre del 2015 la suba es de 32,9%.
Importaciones de automóviles – primer cuatrimestre 2013 a 2017
(En millones de U$S)
Fuente: elaboración propia en base a datos de aduana
El resultado de la evolución de las compras de automotores de origen chino, y de otros orígenes, está impactando significativamente sobre el mercado local de automotores desplazando a la producción doméstica, cuya participación en las ventas totales pierde relevancia. Mientras en el 2015 el 55% de los autos patentados era importado y el 45% se producía localmente, en los primeros meses del 2017 esas proporciones mutaron a favor de la producción externa – el 66% de los autos patentados son importados y el 34% restante se fabrica en Argentina-. En cuanto a la producción local, en abril se produjeron 37.730 de vehículos, esto es, 5,9% menos que en marzo y 15,1% menos que lo fabricado en igual mes del año pasado. Aunque las ventas a los concesionarios aumentaron (+12,6%), las ventas a concesionarios de vehículos producidos localmente bajaron (-16,8%). Por su parte, en marzo, la industria automotriz utilizó menos de la mitad de su capacidad instalada (48,2%).
Otro sector con complejidades, según el análisis de los economistas de la UNDAV, es el textil “ya que fue ampliamente afectado por la entrada de productos finales elaborados en economías con salarios bajos y magras condiciones laborales, como China”. Las importaciones de indumentaria terminada subieron 49,4% en el primer cuatrimestre del año, interanual. Por otro lado, si se compara con el año 2015, en el primer cuatrimestre del corriente las importaciones de ropa prácticamente se duplicaron (desde 54 millones de dólares importados en el primer cuatrimestre del 2015 hasta 110,7 millones importados en el mismo lapso del 2017).
Importaciones de textiles – primer cuatrimestre 2013 a 2017
(En millones de U$S)
Fuente: elaboración propia en base a datos de aduana
Asimismo, la industria textil es una de las más perjudicadas por los despidos y suspensiones. A la apertura importadora indiscriminada (principalmente de bienes chinos) se suma la retracción del consumo doméstico y el brusco aumento en las tarifas de los servicios públicos. La utilización de la capacidad instalada del sector se ubica por debajo del 60% (57,3%). Por su parte, el textil fue el rubro que experimentó la mayor caída en la producción en los últimos meses (en febrero, según la CAME, la producción del rubro Indumentaria y Textil cayó 15,7% interanual). Las ventas bajaron en febrero 3,7% en cantidades, según CAME (interanual).
Con todo lo anterior, del informe especial de los economistas del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV sobre la relación bilateral entre nuestro país y la potencia asiática, se desprenden las siguientes conclusiones sobre la coyuntura del comercio.
.La balanza comercial se encuentra sufriendo un deterioro. Las exportaciones del primer cuatrimestre de este año cayeron un 8,6% en comparación a igual período de 2015, mientras que las importaciones totales sólo bajaron un 2,8%.
.Por caso, la venta de granos del complejo oleaginoso de la soja tuvo una afectación sustantiva en 2016, bajando un 21% en el año. En el primer cuatrimestre de 2017 se recuperaron 6 puntos porcentuales de aumento, pero en la comparación con 2015 se sigue 41,4% por debajo.
.Por su parte, la importación de productos textiles terminados subió un 50% en el primer cuatrimestre de 2017, mientras que la compra de vehículos chinos se incrementó en un 33%.
.Las perspectivas para lo que resta del año no son las mejores ya que, de mantenerse el actual desempeño, la balanza comercial consolidaría una reversión cercana al 4%, con respecto a la del año 2015.