Testigo clave del caso Maldonado denunció al juez Otranto por encubrimiento agravado
Se trata de Ariel Garzi, el amigo de Santiago que había declarado en la causa de manera reservada hasta que la ministra Patricia Bullrich reveló públicamente su identidad. La denuncia penal contra Otranto fue presentada ante Fiscalía Federal de Esquel.
El polémico juez Guido Otranto, recusado por la familia de Santiago Maldonado y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) por su parcialidad en la causa por la desaparición forzada del joven, ahora fue denunciado penalmente por encubrimiento agravado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y otros delitos. La presentación la hizo el testigo clave Ariel Garzi ante la Fiscalía Federal de Esquel, a cargo de Silvina Ávila.
Garzi declaró con identidad reservada el 7 de agosto en el Juzgado de Otranto. En esa oportunidad relató al magistrado que el 2 de agosto se enteró de la desaparición de su amigo Santiago y que inmediatamente llamó a su teléfono, donde lo atendieron en silencio durante 22 segundos y luego cortaron. Aportó además una captura de pantalla de esa llamada.
Según denuncia el testigo, en ese momento ningún funcionario judicial procuró tomar ese hecho como un dato clave para la búsqueda de Santiago. “(Otranto) omitió gravemente cumplir con un deber ordenado por las reglas procesales que rigen la materia”, señaló y agregó que el juez ni siquiera secuestró su teléfono.
Garzi también sostiene que al ver cómo Patricia Bullrich reveló su identidad en una interpelación ante el Senado de la Nación, procedió a deshacerse del aparato, “por temor a que por represalia me sucediera algo”. En esa oportunidad la ministra de Seguridad de la Nación hasta dio públicamente la dirección del testigo.
A su vez el joven en su denuncia un grave hecho ocurrido con anterioridad a la desaparición de Maldonado, que el juez tampoco tuvo en cuenta: “La noche del 15 de julio de 2017 (…) mientras caminaba hacia mi barrio, soy interceptado por una camioneta Ford Ranger del comando policial de Río Negro, me cruzan el móvil y se bajan dos agentes que me dicen que me suba”.
Garzi acató aquella orden y comenzó un “paseo” que llegó “hasta la ruta 40 en dirección a Bariloche, donde ya no hay casas ni luces de alumbrado público”. Fueron más de 20 minutos, recuerda el joven, donde lo interrogaron “con golpes en las costillas para que cuente quiénes son los mapuches de la RAM”.
En ese momento, describe el joven, uno de los oficiales extrajo un arma “no reglamentaria” de entre sus piernas, apunta a su cabeza y le dice “vas a confesar o no pendejo hijo de puta”, “quiénes son los mapuches de la RAM hijo de puta”. Y le gatilló cuatro veces a la sien izquierda.
A pesar de todo esto, Otranto “en ningún momento me puso me puso a disposición del programa de protección de testigos ni tomó ninguna medida que garantice mi seguridad personal. Quedé a la intemperie absoluta, regresando a mi casa por mis propios medios y sin acompañamiento”, indica Garzi en su denuncia.