El Conicet detectó más glifosato en el fondo de un afluente del Paraná que en un campo de soja
Ante la sorpresiva aparición de peces envenenados, un estudio del Conicet reveló que en el Paraná se encuentran más residuos de agroquímicos y metales pesados que en un campo de soja.
El medio El Disenso publicó un reciente estudio del Conicet que analizó la presencia de residuos de agroquímicos y metales pesados en el Paraná, y detectó que el fondo de un río que desemboca en la cuenca tiene más glifosato que un campo de soja. A partir de la aparición de millares de peces muertos y crías moribundas en la cuenca del Paraná que encendieron las alertas en varias provincias, los lugareños adjudicaron la situación a los agrotóxicos arrastrados desde los campos por las lluvias e inundaciones, e hicieron llegar su voz al Gobierno.
Como respuesta, el Gobierno fue negó que los decesos se estuviesen produciendo por envenenamiento y lo atribuyeron a “las altas temperaturas que desoxigenan el agua“. En la investigación “Genocidio ecológico: millares de ejemplares envenenados con agrotóxicos por las inundaciones”, el Conicet ya había alertado respecto a la presencia de pesticidas en la cuenca, provenientes de los cultivos de la zona.
El biólogo Damián Marino, investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) reveló que en el tramo superior de la cuenca “hay concentraciones de distintos insecticidas de uso agrícola”, mientras que desde la media hacia la baja “existe una contaminación múltiple” con algunos metales y principalmente con glifosato, explicando que si se toman en cuenta los parámetros internacionales, las muestras superaban por amplio margen los niveles de presencia tolerables con respecto al insecticida endosulfán, prohibido en argentina desde 2013, y sus posteriores reemplazantes: clirpirifós y cipermetrina.
“La publicación científica validada a nivel mundial dice que todas las muestras de agua superaron para, al menos alguno de los plaguicidas, el nivel guía recomendado para toda la biota acuática y recomienda articular políticas inmediatas” explicó Marino. El monitoreo sobre la cuenca del Paraná se realizó en tres etapas: la primera fue en 2013, la segunda en 2016 y la más reciente en Enero de 2017, con las que se ratificó la presencia de agroquímicos tanto en el agua como en los sedimentos.
El estudio determinó que las aguas de los ríos San Lorenzo, Saladillo y Pavón tienen sedimentos con concentraciones superiores que provocan efectos letales en organismos, en tanto en la cuenca alta se detectaron implicancias subletales y alteraciones en el crecimiento vinculadas a altos niveles de plaguicidas. A su vez, todas las muestras de agua, material en suspensión y sedimento de fondo analizadas por los científicos evideciaron la presencia de insecticidas diseñados para matar insectos, demostrando que los insecticidas están distribuidos a lo largo de toda la cuenca