Un informe de la UNDAV revela que los precios de los medicamentos en Argentina crecieron un 110% en los últimos 26 meses.
Uno de los principales debates en la actualidad se refiere al impacto en los montos de los haberes jubilatorios dada la aplicación de la nueva fórmula de ajuste trimestral. La mayor inconveniencia del nuevo ajuste inflacionario según IPC, como método para indexar ingresos de jubilados, tiene que ver con la baja representatividad del nivel general de este índice. Esto es producto de que el costo de vida de los jubilados escasamente se ve reflejado por medio del IPC. La canasta de estructura de gastos de los jubilados correlaciona poco con los patrones de consumo definidos según la metodología del índice. Todo este debate se da en el marco de un proceso de alta persistencia inflacionaria, donde el índice no logra vulnerar a la baja el 1,5% mensual ni se atenúa la “inflación núcleo”. La particularidad de la inflación 2016 y 2017 es que se registró una mayor difusión entre conjuntos de productos. Afectó en mayor medida a los precios de los alimentos, los mencionados servicios públicos y también a los medicamentos. En particular, el consumo de bienes y servicios relativos a la salud tiene un carácter distintivo sobre los demás, dadas sus características de baja elasticidad de demanda respecto a variaciones en sus precios, Esto se debe a que se trata de productos esenciales e insustituibles.
En ese marco, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) desarrolló un seguimiento sobre más de 120 drogas de consumo masivo, en función a su precio de venta al consumidor final (neto de descuentos y promociones). Asimismo, el informe analiza la evolución en la tarifa de la medicina privada, la evolución del poder adquisitivo en productos de la salud y el grado de ejecución presupuestaria sobre los programas del área. En breves términos, los principales resultados cuantitativos del informe se resumen a continuación:
Como se mencionó en la introducción, cuando se analizan las variaciones en los precios de los distintos bienes básicos que consumen los argentinos, los medicamentos han sido en los últimos meses uno de los rubros en donde la suba de precios se aceleró exponencialmente. Esto, según consignan los economistas de la UNDAV, “constituye un claro factor de perjuicio para un estrato de la población -en especial adultos mayores- que muchas veces se ven imposibilitados de hacer frente a los incrementos, en un contexto macroeconómico en donde la inflación no da tregua, y en particular, en un entorno en el cual aumentaron notablemente, además, los precios de los servicios públicos y los alimentos”. En este sentido, se entiende la gravedad del problema descripto, en tanto la población más vulnerable se encuentra obligada con cierta regularidad a escoger entre consumir entre unos u otros bienes básicos e imprescindibles para mantener un nivel de vida adecuado. Para estudiar la evolución de los precios de los medicamentos y poder medir el impacto nocivo que han tenido las subas de los últimos meses sobre la población consumidora de fármacos, se llevó a cabo un relevamiento de precios sobre una canasta de 123 productos de diversas características, marcas, función y origen.
De acuerdo al relevamiento realizado, desde noviembre de 2015 hasta febrero de 2018 se duplicaron los precios de los medicamentos que se venden en el mercado doméstico. Los fármacos relevados incrementaron sus precios -en promedio- 110% en el lapso mencionado. Esta variación nominal se posiciona muy por encima del incremento en el nivel general de precios. Por ejemplo, en base a los números publicados por el instituto de estadísticas porteño, el IPC CABA acumuló una inflación del 87,9% en el mismo período de tiempo. Por tanto, la separación entre ambos conceptos se encuentra en torno a los 22 puntos porcentuales.
Vale mencionar además que, cuando se analizan las distribuciones en las variaciones de precios de las diversas medicinas relevadas, se notan subas nominales que llegan, en ciertos casos, a superar el 380%. En el mismo sentido, se advierte que casi la mitad de los medicamentos relevados duplicaron sus precios en el último bienio, mientras que más de 6 de cada 10 aumentaron su valor por sobre el nivel general de precios locales (medio según el IPC CABA).
Una apertura relevante de la muestra de remedios relevada se puede configurar según el tipo de medicamento. Esto es, según la funcionalidad del mismo para el tratamiento de patologías específicas. En el siguiente gráfico, realizamos la segmentación mencionada.
Así, por ejemplo, aquellos destinados a la terapia tiroidea (tanto como para hiper como hipotiroidismo) fueron los que más aumentaron, con una suba promedio de 207%, seguidos por los ansiolíticos para tratar los problemas de ansiedad y de estrés con 183%, los broncodilatadores para pacientes con problemas respiratorios leves con 170%, los antidepresivos para trastornos generales del estado de ánimo con 155%, los antiinflamatorios broncodilatadores para insuficiencias respiratorias severas con 148%, analgésicos antiespasmódicos para dolores gastrointestinales con 141%, los hipocolesteromiantes encargados de reducir la concentración de colesterol en sangre con 131%, los antiulcerosos para úlceras estomacales e intestinales con 130%, los hipolipemiantes encargados de eliminar lípidos en sangre con 123%, los corticosteroides con 117%, los anticonceptivos con 103% y los antibióticos antiinflamatorios, con una suba acumulada del 110%.
Respecto de la cobertura según origen, examinando una muestra de 12 monodrogas comprendidas en 24 medicamentos de origen nacional y transnacional, se advierte que en más del 60% de la muestra analizada los precios de los productos importados aumentaron más que los de origen nacional. Así en dos de cada tres monodrogas bajo estudio, los productos derivados de origen importado experimentaron un mayor incremento de precios respecto de los nacionales, para el período que va entre desde diciembre de 2015 y febrero de 2018. Así, por ejemplo, los ansiolíticos importados subieron 269% mientras que los ansiolíticos nacionales aumentaron tan sólo 67%. Los que tratan la hipertensión y son importados se volvieron un 159% más caro, mientras que los nacionales subieron 114%.
En virtud de un simple análisis de los aumentos de la medicina prepaga en los últimos dos años se nota que la tendencia inflacionaria de este rubro no escapa a la lógica de los medicamentos en general. La evolución de la inflación en fármacos y en medicina prepaga, en consolidado, describe un claro proceso de deterioro del poder adquisitivo de los hogares domésticos con respecto a los gastos en salud. En resumen, durante el 2016 y 2017, se produjeron varios aumentos en las prepagas homologados por el Ministerio de Salud.
Los incrementos de las cuotas de la medicina prepaga autorizados por el Poder Ejecutivo implican un peso cada vez mayor sobre el presupuesto de la clase media argentina. Después de la suba del 6% en diciembre de 2017, en febrero del corriente se aprobó otro aumento del 4%. De esa manera, en todo 2017 tuvieron lugar cinco incrementos, que en total acumularon una suba del 31,3%, unos 6,5 puntos porcentuales más que la inflación de todo el año. Si se consideran los aumentos autorizados por el nuevo gobierno desde febrero de 2016 (unos diez en total) la suba entre puntas, a febrero de 2018, asciende a 96%.
El impacto de la devaluación (de más del 110% desde que asumió el gobierno), el incremento de las tarifas de servicios públicos, insumos y otros costos, son las causas de las fuertes subas en el precio de las cuotas de la medicina prepaga, ya que muchos de los costos están dolarizados. El hecho afecta el presupuesto de los aproximadamente 5 millones de personas que pagan el servicio. La opción para muchos afiliados es bajarse a un plan de menores prestaciones, quedarse con las prestaciones de salud de los sindicatos (se calcula que alrededor del 80% de los afiliados traspasan aportes) o recurrir a la salud pública.
El constante incremento de la cuota ha llevado a que el peso de este servicio en el presupuesto familiar crezca cada vez más; de ahí la necesidad de tomar alguna decisión como las comentadas.
Para ejemplificar la suba relativa de este servicio, lo comparamos con la evolución de los salarios. De este modo, si se tiene en cuenta la evolución del salario mínimo (SMVM) en los últimos años, y se calcula un ingreso promedio familiar (de tres salarios mínimos), el peso de la cuota pasó de 21,2% en enero de 2015 a 26,5% en febrero de 2018, con un pico de 27,3% en diciembre de 2017. Así, mantener la misma prestación se hace cada vez más difícil para una familia.
Una consecuencia de la notoria suba que han mantenido los precios de los fármacos durante los últimos dos años, es la brusca disminución del poder de compra de los ingresos de la población en estos bienes. En particular, en el siguiente gráfico se presenta el poder adquisitivo del salario mínimo vital y móvil (SMVyM), de la asignación universal por hijo (AUH) y la jubilación media, medido en unidades de medicamentos.
Según se deriva del relevamiento de precios realizados sobre 123 medicamentos, la inflación de fármacos alcanzó el 110%. Este número contrasta notablemente con los aumentos nominales que experimentaron en los últimos 26 meses la jubilación media, la AUH y el SMVyM, cuyos montos crecieron un 66%, 69% y 70%, respectivamente. En definitiva, el poder de compra de estas tres medidas de ingresos, evaluado en cantidad de unidades de medicamentos, tuvo una merma de entre el 19% y el 21% para el período analizado.
Con todo lo anterior, del relevamiento llevado adelante por los investigadores del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV sobre la evolución del costo de la salud en Argentina, se desprenden las siguientes conclusiones sintéticas:
• Del análisis de la canasta total de productos, se registró un incremento cercano al 110% en los últimos 26 meses, esto es, un alza 22 puntos porcentuales mayor que el avance que registró la inflación del índice de CABA.
• En el detalle, se destacan las subas más pronunciadas en medicamentos para las tiroides (+207), ansiolíticos (+183%), broncodilatadores (+170%), antidepresivos (155%) y antiinflamatorios (148%), entre otros.
• Otro impacto relevante sobre el gasto familiar en salud, se vincula con los aumentos en prepagas. A pesar de que las empresas se enfrentan a una menor demanda, buscaron compensar vía precios la merma de ingresos. Así, en el acumulado de los dos últimos años, el aumento en la cuota fue del 96%, esto es, 8 puntos porcentuales por sobre la inflación.
• Asimismo, más del 15% de los productos de nuestro relevamiento sufrieron un descenso en la cobertura por parte del PAMI en el año 2017. En cierto grupo de riesgo de adultos mayores, como son aquellos con patologías depresivas, la afectación es de casi un 50% de incremento por quita de cobertura.
• No obstante, debido al carácter inelástico de la demanda de estos productos, la industria farmacéutica continuó registrando importantes aumentos en la facturación.
• Por caso, el volumen comerciado en pesos aumentó 28,7% en los primeros nueve meses del año pasado, esto es, casi 4 puntos porcentuales por sobre la inflación anual, en igual período. En particular, el segmento de reventa de remedios importados creció meses de 2017 por encima del 33% respecto al año 2016.
• Con todo, el incremento de precios por sobre el avance en el nivel de ingresos determinó que el poder de compra de una canasta representiva de medicamentos decreciera un 19,04% en relación al salario mínimo, un 19,67% en comparación a la asignación por hijo y 21,14% respecto a la jubilación media.