“La caída en las ventas promedia el 50%, la mitad de lo que vendíamos el año pasado” destacó el referente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA).
Más de 10,000 kioscos cerraron en Argentina este año, un reflejo del colapso económico que atraviesa el país bajo la administración de Javier Milei. Los representantes del sector señalan que los incrementos en los alquileres y las tarifas de servicios esenciales, junto con una alarmante caída en el consumo, están llevando a la quiebra a miles de pequeños comerciantes.
La Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) informó que el 10% de estos pequeños comercios ha cerrado en los primeros diez meses del año. El impacto de las políticas económicas actuales ha sido devastador para el mercado interno, afectando severamente las ventas y reduciendo al mínimo las expectativas de recuperación. La situación actual recuerda la crisis de cierres masivos que ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando desaparecieron más de 33,000 kioscos, casi un tercio de los negocios existentes en ese momento.
Según Néstor Acuña, vicepresidente segundo de la UKRA, las ventas han caído en un 50% respecto al año pasado, y la supervivencia de los kioscos depende en gran medida de promociones y descuentos. Incluso fechas especiales para el rubro, como Halloween, que tradicionalmente impulsa la venta de golosinas, no fueron suficientes para revertir la tendencia a la baja en el consumo.
A la crisis se suma el aumento en los costos de servicios básicos como luz, agua y gas, además del fenómeno de los “kioscos paralelos”, donde los vecinos que buscan hacerse de unos pesos de diferencia para llegar a fin de mes habilitan ventanas de sus casas para vender productos y mercaderías, generando competencia informal y desplazando a los comerciantes establecidos. Frente a este panorama, el futuro del sector es sombrío, sin señales de mejora en el corto plazo.