La “bicicleta financiera” de Luis Caputo y Javier Milei ya es la más redituable, al menos, de los últimos 32 años. No es casualidad: el Gobierno se encargó de orientar los incentivos de su política económica a fomentar las apuestas al “carry trade” como vía para atraer un flujo de divisas que compense el déficit de cuenta corriente cambiaria y le permita al Banco Central (BCRA) comprar dólares, como ocurrió en los últimos meses.
Así las cosas, el economista Nery Persichini, de GMA Capital, estimó las ganancias en dólares que dejó la “bicicleta financiera” en los primeros once meses del año, calculadas en función de la tasa Badlar (la que remunera los plazos fijos superiores a $1 millón de 30 a 35 días) y el tipo de cambio CCL: “El ‘carry’ acumula 45% en dólares. Así, tenemos el mejor año, al menos, desde el inicio de la convertibilidad”. Es absolutamente insostenible.
El modelo de Milei tiene ganadores y perdedores. Entre los segundos, se encuentran los trabajadores y los jubilados que fueron ajustados brutalmente. Los ganadores: los pocos que hacen negocios en la Bolsa.