Diputado libertario defendió la quita de medicamentos del PAMI: “no creo que mueran, los parientes pueden ayudar”
El diputado nacional de La Libertad Avanza (LLA), Julio Moreno Ovalle, justificó las nuevas restricciones implementadas por el PAMI para el acceso gratuito a medicamentos, argumentando que los recortes buscan priorizar el “déficit fiscal cero”.
La implementación de nuevas restricciones para el acceso gratuito a medicamentos a través del PAMI, defendida con frialdad por el diputado libertario Julio Moreno Ovalle, expone una vez más la insensibilidad del gobierno hacia los jubilados, priorizando una supuesta responsabilidad fiscal sobre el derecho a la salud de los ciudadanos más vulnerables.
“No creo que sea para tanto”, “los parientes pueden ayudar”, “No creo que los jubilados se mueran por esto”, “cuando la situación mejore, yo le garantizo que van a volver a tener los mismos beneficios todos los jubilados” fueron algunas de las afirmaciones del legislador libertario, quien evidentemente desestima la realidad de miles de jubilados que dependen de estos medicamentos para sobrevivir en el día a día.
"No creo que los jubilados se mueran por esto"
— Corta 🏆 (@somoscorta) December 3, 2024
Después de que el Gobierno dispusiera que los jubilados que ganan más de $390 mil no reciban medicamentos gratis, el diputado de La Libertad Avanza Julio Moreno Ovalle sostuvo: "Pueden tener parientes que les ayuden". pic.twitter.com/nqGNw1EqwP
El nuevo esquema impone condiciones que excluyen a una parte significativa de los afiliados, como no poseer un vehículo con menos de 10 años de antigüedad o ganar ingresos inferiores a $390.000 mensuales. Este criterio ignora las complejidades de la vida de los adultos mayores, para quienes estos medicamentos no son un lujo, sino una necesidad vital. Además, el trámite burocrático para acceder a un “subsidio social” no solo representa una barrera adicional, sino que denota una falta de comprensión sobre la urgencia de estas necesidades.
La medida, presentada como una “gestión planificada y eficiente”, no es más que un ajuste cruel que sacrifica la salud de los jubilados en pos de un “déficit cero” que beneficia a pocos mientras perjudica a muchos. Lo más alarmante es la normalización del discurso que minimiza las consecuencias humanas de estas políticas. Al señalar que algunos jubilados poseen casas o autos de alta gama como justificación para las restricciones, Moreno Ovalle invisibiliza a quienes no tienen esa realidad y cuyas vidas penden de un hilo por la falta de acceso a sus tratamientos.
Este tipo de decisiones envían un mensaje claro: para el gobierno, los números son más importantes que las vidas humanas. La salud y el bienestar de los jubilados, quienes han contribuido durante toda su vida al sistema, son tratados como un costo prescindible. La indiferencia y desdén de los responsables solo profundizan la desesperación y la vulnerabilidad de quienes deberían ser prioridad en cualquier sociedad que se considere justa.