Mientras el gobierno celebra un nuevo ciclo de endeudamiento externo, la educación superior y la investigación en Argentina atraviesan una crisis profunda que está provocando una alarmante fuga de recursos humanos que otros países aprovechan.
La falta de financiamiento, el estancamiento salarial y la ausencia de negociaciones paritarias han generado un escenario insostenible, donde docentes e investigadores abandonan las universidades en busca de mejores oportunidades en el sector privado o en el exterior.
El rector de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Enrique Mammarella, advirtió sobre la gravedad de la situación: “Desde el inicio del año no ha habido ninguna convocatoria a paritarias ni diálogo sobre los reclamos salariales de los gremios docentes y no docentes. Los salarios han quedado muy por debajo de la inflación, generando un justo reclamo por parte de los trabajadores del sector”.
Pero el problema va más allá de lo salarial. La falta de incentivos y la incertidumbre sobre el futuro desalientan a quienes podrían iniciar una carrera académica, debilitando el sistema educativo en el mediano y largo plazo. “Muchos docentes e investigadores están abandonando la universidad en busca de otros horizontes”, señaló Mammarella. Mientras tanto, las economías centrales aprovechan esta crisis para captar profesionales altamente capacitados sin haber invertido una sola moneda su formación.

Salarios en caída y un sistema en riesgo
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) confirman el deterioro del sector. Según el último informe del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (EPC-CIICTI), los salarios de científicos de carrera y becarios del CONICET cayeron un 32,2% en términos reales entre noviembre de 2023 y febrero de 2025. En el mismo período, los docentes investigadores de universidades nacionales perdieron 25,1% de su poder adquisitivo, alcanzando niveles salariales similares a los de 2002.
Mientras el Índice de Precios al Consumidor aumentó 186%, los aumentos salariales quedaron muy por debajo: 121,1% en el Sistema Nacional de Empleo Público, 114,2% en universidades y apenas 94% en el CONICET. Esta caída impacta no solo en la calidad de vida de los investigadores, sino también en la capacidad del país para sostener proyectos científicos estratégicos.

Sin financiamiento, sin futuro
La situación se agrava con el incumplimiento de la Ley de Financiamiento del Sistema de Ciencia, aprobada en 2021 para garantizar una inversión escalonada hasta alcanzar el 1% del PBI en 2032. En lugar de avanzar en esa dirección, la inversión estatal en ciencia y tecnología cayó a un mínimo histórico del 0,175% del PBI, afectando programas clave como Construir Ciencia y Equipar Ciencia, fundamentales para la infraestructura científica del país.
A esto se suma el impacto en los estudiantes, que cada vez enfrentan más dificultades económicas para sostener su formación. “Muchos han debido cambiar su forma de vida, volviendo a sus localidades o reduciendo la cantidad de materias cursadas. Algunos incluso han pausado sus estudios”, explicó Mammarella.
El endeudamiento externo puede ofrecer un alivio financiero inmediato para el gobierno, pero el costo real lo pagará el país con la descapitalización de su capital humano. Sin una inversión seria en educación, ciencia y tecnología, la Argentina no solo compromete su soberanía en áreas estratégicas, sino que se condena a un futuro de dependencia y rezago.