Una disposición de la subsecretaría de Ambiente de la Nación desreguló la exportación de animales vivos en la Argentina y flexibilizó el tránsito interprovincial de especies. Alertan que esta medida representa un retroceso y que se abre una puerta al tráfico de animales.
En una decisión que marca un preocupante punto de quiebre en la protección ambiental del país, el Gobierno nacional ha emitido una disposición que habilita la caza, el tráfico interprovincial y la exportación de fauna silvestre. Bajo el argumento de reducir “la burocracia” y promover beneficios económicos, la Subsecretaría de Ambiente, encabezada por Fernando Brom, firmó la disposición 381/2025 que elimina más de tres décadas de normativas que protegían a las especies autóctonas.
La medida, publicada en el Boletín Oficial a comienzos de abril, desmonta un entramado legal que había restringido la exportación de animales vivos y la comercialización de productos derivados de la fauna silvestre. En lugar de reforzar los controles, el gobierno opta por abrir la puerta a un mercado que, según especialistas, mueve entre 15 y 20 millones de dólares anuales y que se ubica como el cuarto comercio ilegal más lucrativo del mundo, detrás del narcotráfico, la falsificación y el tráfico de armas.
Un retroceso sin precedentes
Referentes en conservación animal advirtieron que la medida no solo representa un retroceso de más de medio siglo, sino que expone a la fauna nativa a un uso comercial sin precedentes. Alejandra Juárez, directora del Proyecto Carayá, refugio especializado en monos carayá en Córdoba, alertó que la desregulación encubre la explotación sistemática de la fauna autóctona. “No hay ningún beneficio para los animales. Todo se hace en nombre del rédito económico”, denunció.
Juárez destacó que la medida favorece directamente a comerciantes de animales vivos, exportadores de trofeos y dueños de cotos de caza. “Ya hay provincias que permiten la caza de especies como el puma o el guanaco. Esto es simplemente la legalización de un modelo de saqueo”, subrayó.
Asia como destino: el nuevo horizonte del saqueo
Las nuevas disposiciones abren una vía libre hacia mercados extranjeros, particularmente asiáticos, interesados en especies nativas para zoológicos, medicina tradicional o como piezas de colección. Desde huesos y colmillos de yaguareté hasta lobos marinos, la lista de especies codiciadas crece. El yaguareté, símbolo de la biodiversidad del Gran Chaco, está hoy en peligro crítico de extinción, pero eso no parece importar a quienes impulsan estas políticas.
El caso de Uruguay como espejo
Uruguay ya permite desde hace años la captura y exportación de lobos marinos vivos hacia Asia. Allí, se venden ejemplares por sumas que superan los 2.000 dólares, destinados a vivir encerrados en acuarios del otro lado del mundo. Franco Peruggino, del refugio MundoAparte en Rosario, advirtió: “Ahora Argentina sigue ese modelo. Esto no es una política ambiental: es una rendición absoluta ante intereses comerciales”.
Legalizar el tráfico: de contrabando a política de Estado
La eliminación de normativas también facilita el movimiento interprovincial de fauna sin los controles que antes garantizaban que fuera con fines científicos, sanitarios o de conservación. En palabras de Juárez: “Esto no es agilizar procesos; es institucionalizar el saqueo”.
Desde el sector conservacionista, la alarma es clara: lo que antes era delito ahora se convierte en política pública. La fauna autóctona queda a merced del mercado, sin defensa institucional y en un contexto ambiental ya profundamente deteriorado.