Mientras miles de familias enfrentan crecientes dificultades para acceder a una vivienda digna, el gobierno de Javier Milei avanza en el desmantelamiento del Estado como garante de derechos básicos generando oportunidades de negocio para los privados sin un claro criterio de prioridades sociales.
Esta vez, la medida recayó sobre el Programa Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar (Pro.Cre.Ar), un fondo fiduciario público que desde 2012 había facilitado el acceso a la vivienda para sectores de clase media y trabajadora.
Con la Resolución 764/2025 del Ministerio de Economía, publicada este lunes en el Boletín Oficial, se oficializó la disolución del Pro.Cre.Ar, cumpliendo lo establecido por el Decreto 1018/2024 del pasado noviembre. A partir de ahora, la gestión de los créditos será transferida al Banco Hipotecario S.A., una entidad privada, desplazando al Estado de su rol central en la política habitacional.
El Gobierno justifica la medida señalando que el programa representaba una “pesada carga” fiscal y argumentando, sin evidencia concluyente, que su ejecución era deficiente. La auditoría citada por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) señala demoras, fallas en la habitabilidad y problemas administrativos, elementos que el oficialismo utiliza como pretexto para abandonar su responsabilidad y delegarla al mercado.
Con esta decisión, Milei profundiza el vaciamiento del Estado y transforma un derecho esencial en una oportunidad de negocio para el sector privado mas preocupado en el lucro y la rentabilidad que en impulsar medidas que satisfagan al conjunto de la sociedad. En lugar de mejorar y auditar el programa para garantizar su transparencia y efectividad, el Gobierno opta por facilitar el acceso de empresarios vinculados al poder a un área estratégica, sin establecer criterios claros de equidad social ni prioridades en la asignación de recursos.
Además de la transferencia de la administración de los créditos, el Ministerio de Economía se reserva el manejo de bienes inmuebles y podrá acordar su venta o cesión a otros organismos, lo que abre la puerta a operaciones inmobiliarias que podrían beneficiar a actores privados más interesados en el lucro que en la función social de la vivienda.
En paralelo, el Ejecutivo justifica esta reestructuración apelando a la Ley N° 27.742, que le otorga facultades para modificar, unificar o liquidar fondos fiduciarios públicos en el marco de la emergencia económica. Sin embargo, lo que se presenta como un ajuste técnico es, en el fondo, una decisión ideológica: desmantelar toda política pública que implique presencia estatal, sin importar las consecuencias sociales.
En un contexto donde la construcción de viviendas por parte del Estado está paralizada y la inflación golpea con fuerza a los sectores populares, eliminar el Pro.Cre.Ar no es solo una medida administrativa: es un retroceso en materia de derechos y una nueva concesión al capital privado, sin garantías de que las necesidades habitacionales de la población sean atendidas.