Los desalineados: Balbín, Despouy, Sureda y Costantini

(por Andrés Fidanza) El reciente despido del Procurador del Tesoro, Carlos Balbín, incluye una bajada de línea sobre la necesidad de contar con funcionarios más alineados con los intereses del gobierno. Si bien había entrado al gobierno con la bendición ética de Elisa Carrió y el padrinazgo político de Daniel Angelici, el radical Balbín no mostró la fidelidad que el macrismo esperaba. Y los hizo en temas especialmente sensibles para el presidente.

Por desacatos similares, aunque con tramas y bambalinas un poco más políticas, en los últimos meses otros funcionarios abandonaron el gobierno: Leonardo Despouy, José Luis Sureda e Isela Costantini.

Cerca de Mauricio Macri admiten que hubo un error de casting en la elección de Balbín para el puesto de Procurador, una suerte de jefatura de los abogados que defienden al Estado, dependiente del Ministerio de Justicia. Una equivocación que planean enmendar con la designación de su reemplazante: Bernardo Saravia Frías, un abogado que tenía el Grupo Macri como cliente y que se muestra más consustanciado con la causa de Cambiemos.

Sin haber sido expulsado, el segundo de Juan José Aranguren en el Ministerio de Energía, José Luis Sureda, se fue con escándalo incluido. “O mis convicciones o su autoritarismo", planteó en una carta dirigida al ministro Aranguren, ex CEO de Shell, conocido por sus modales imperativos.

Otro desalineado fue el veterano radical Leonardo Despouy, quien hasta hace poco era el representante para asuntos de Derechos Humanos, puesto dependiente de la Cancillería. Despouy disentía con la postura oficial respecto a la situación de Milagro Sala, presa desde hace enero del año pasado. Y por lo bajo recomendaba acatar las recomendaciones de la ONU y demás organismos internacionales.

Un poco antes de la última tanda de alejamientos, la ex directora de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, se habían ganado la enemistad de los CEOs Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, vicejefes de Gabinete Marcos Peña. Macri tercerizó en ese trío gran parte de la gestión y el control de la performance interna.

Así, entra las salidas voluntarias e inducidas, Macri consolidó un cambio de estilo respecto a su épocas de alcalde. A lo largo de aquellos ocho años, hizo mínimas alteraciones en su gabinete, y así pasó del siga siga a la mano dura. Gobernar la Capital no es lo mismo que intentar controlar un país y sus cientos de variables.

La expulsión de Balbín, sin embargo, tiene una particularidad. El choque entre el ex Procurador y el macrismo excede largamente las diferencias políticas o de estilo. Balbín fue cuidadoso frente al acuerdo con los Fondos Buitres, no se plegó al oficialismo en la pulseada por los tarifazos con la Corte Suprema, y recomendó una auditoría tras el arreglo por una vieja deuda entre el Estado y el Correo Argentino, en manos del Grupo Macri.

Esas decisiones le hicieron ganar la desconfianza de Macri y su equipo de asesores: Torello, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón y el secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas. Hacia adelante, el gobierno pretende un perfil muy distinto para quien quede a cargo de la Procuración: alguien que tome partido, en vez de buscar equilibrios o puntos medios. En concreto, casi lo opuesto a lo que había hecho Balbín.

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Picchetto exigiÃģ que haya un dictamen formal sobre la negociaciÃģn con los buitre

El procurador general del Tesoro, Carlos Balbín, admitió que aún no tiene un dictamen formal sobre la negociación con los holdouts.

Este hecho sucedió en la presentación del acuerdo ante el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Economía Nacional e Inversión.

El senador Miguel Ángel Pichetto, salió al cruce del procurador y le advirtió que él “está obligado” a realizar el dictamen, de modo que se prevea que no se volverán a realizar juicios contra la Argentina.

El jefe de la bancada del FpV-PJ, sostuvo que “es tan importante cerrar con el 7 por ciento de los bonistas como asegurarnos que el 93 por ciento restante no nos demande”.

“Nuestro Gobierno, hasta diciembre de 2014, lo que intentó por sobre todas las cosas fue preservar una de las reestructuraciones más importantes del mundo”, dijo el senador, y agregó que “hay que garantizar la totalidad de la reestructuración”.

Por su lado, Balbín argumentó que tras la caída de cláusula RUFO y al derogarse la Ley Cerrojo –contemplado en el proyecto-, el juez Thomas Griesa no tendría por qué presentar nuevas medidas cautelares contra el país.

Más tarde, el senador Juan Mario País también solicitó el “el dictamen jurídico, técnico y necesario para decirle sí a los acuerdos, para evaluar y emitir nuestra opinión”.

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