Que la Provincia de Buenos Aires es una Meca electoral para cualquier candidato que aspire a tener peso en la política nacional, no es novedad. Conglomera una enorme cantidad de población, casi el 40% del padrón electoral, con una diversidad de realidades sociales abrumadora.
Tan diversas son las realidades como complejas son las formas de insertarse en la dinámica política de cada municipio. Tanto es así, que en muchas ocasiones los partidos, fuerzas, o espacios opositores deben negociar hasta su existencia, con el oficialismo local. Así se tejen las relaciones en distritos donde, por ejemplo, pueden pasar más de 20 años con el mismo jefe comunal.
En esa coyuntura "venir de afuera" puede ser un boleto directo al olvido. Con ese riesgo juega, en una buena cantidad de distritos, el PRO de Mauricio Macri. Un partido con 8 años de gestión en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, altísimos niveles de aceptación y casi seguras chances de continuar administrando la ciudad, pero con bajos niveles de inserción propia en el territorio bonaerense.
Los acuerdos extrapartidarios, como el que el PRO selló con la Coalición Cívica y con la Unión Cívica Radical, son una manera de eludir esa carencia y aspirar, con candidatos de otras fuerzas, a administrar la política municipal. Candidatos que tienen mucho tiempo en el distrito como oposición y ya se hallan, de una u otra manera, referenciados en el electorado de la comuna.
Pero esos acuerdos no siempre llegan a buen puerto en la política local, y se vuelve necesario establecer alternativas. Por ello el PRO optó, en ese caso, por llevar a sus funcionarios porteños, a disputar el territorio político más importante del país.
Uno de esos casos es el del Dirtector del Ministerio de Espacio Público porteño, Ezequiel Pazos, que pelea por la intendencia de José C. Paz y podría enfrentar, nada más y nada menos, que a Mario Ishii. Pazos es un joven funcionario citadino que se lanzó a pelear con el PRO, en un distrito ultra politizado donde mandan los códigos de la vieja guardia peronista.
Lanús será otro de los distritos en los que el partido de origen porteño apostará a un funcionario de la Ciudad. En este caso se trata de Néstor Grindetti, ministro de Hacienda porteño y uno de los que mejor entendió el juego local. Apostando al armado con parte de la oposición mueve sus fichas para posicionarse en los pagos de Daría Diaz Perez.
Otra de las figuras del Macrismo para la Provincia es el candidato a intendente de Almirante Brown, Carlos Regazzoni, médico de profesión, a cargo de la Subsecretaría de Gestión Económico Financiera del Ministerio de Educación porteño.
Regazzoni es hijo del famoso artista que hace instalaciones con desechos ferroviarios en Constitución. Nació en la capital porteña, pero vivió muchos años en Longchamps. Realizó sus estudios primarios y secundarios en Tempereley y luego desarrolló la carrera de medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En el norte es reconocido el caso de Guilermo Montenegro. El ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires camina el municipio de San Isidro y se prepara para enfrentar en los comicios a la estructura de Gustavo Posse, uno de los que todavía empuja para entrar en la coalición PRO-UCR-CC.
Pero el caso más emblemático es el da la propia Candidata a Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, y actual vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal. Vidal es oriunda del barrio porteño de Flores y se lanzó por la gobernación de la Provincia como figura fuerte, y con altos índices de conocimiento mediático del PRO, a nivel nacional.
Eso fue el boleto que le permitió afianzarse en la disputa de un territorio que, hasta el momento, a Mauricio Macri le viene resultando adverso.