Paco Durañona: “La preocupación central de Macri es evitar una segunda vuelta”

Por Martín Piqué @MartinPique

La trayectoria del intendente de San Antonio de Areco, Francisco “Paco” Durañona (43), es bastante conocida en el ámbito de la política. Abogado, hijo del dirigente histórico de la UCeDé del mismo nombre, asumió el peronismo por convicción. En sus años más jóvenes transitó por espacios afines a la cosmovisión liberal. Su camino tiene en cierto modo un espejo en su amigo Mariano Pinedo, diputado bonaerense y hermano menor del presidente provisional del Senado. Durañona tuvo un paso por la gestión pública durante el kirchnerismo: estuvo en el ANSES, luego en la Superintendencia de Seguros. Hasta que en 2011 compitió por la intendencia de la capital nacional de la tradición. Y ganó. Cuatro años después fue reelecto con el 47,93 por ciento de los votos.

En los últimos meses, Durañona levantó el perfil y le puso más pimienta a su posicionamiento. Motorizó un debate –sin disimular la autocrítica aunque con el eje puesto en lo que viene- sobre el distanciamiento y la desatención que a su juicio padeció el Interior bonaerense por parte del peronismo. En relación a María Eugenia Vidal, Durañona fue uno de los artífices de la presentación en la Legislatura de dos proyectos de ley que pretenden modificar la ley de coparticipación que rige en la provincia –para que el porcentaje recibido por los municipios crezca del 16% al 20%- y para derogar el Pacto Fiscal. En esa oportunidad, Durañona se lamentó a través de Twitter por las ausencias de otros jefes comunales del PJ. Ocurrió hace diez días.

Esta semana sumó un nuevo frente a su protagonismo. Desde el Movimiento Arraigo, fundado junto a otros intendentes, Durañona se involucró en la reorganización opositora y el debate sobre la unidad. El martes pasado -17 de abril- organizó un encuentro regional #Hay2019 en su terruño de “Areco”, como lo llaman los lugareños. Durañona, está visto, no disimula. En esta entrevista con Primereando, dice sin vacilar que el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, y el intendente de Resistencia, Jorge Capitanich, deben ser los dos candidatos de la fórmula presidencial opositora.

“A mí me gusta mucho que Rodríguez Saá y que Capitanich encabecen esta esperanza de #Hay 2019. Son nuestros candidatos. Tenemos que impulsarlos, estoy convencido. Hombres del Interior profundo con una enorme capacidad de gestionar”, los ensalzó. En la semana que pasó, un sitio web especializado en actualidad bonaerense arriesgó que en el peronismo hay cuatro nombres que pueden competir por la gobernación. Que desean hacerlo. Lo cual sería difícil, desafiante. O que hasta pueden acompañar, e ir de número 2, en una eventual formula. Los mencionados eran la matancera Verónica Magario, el lomense Martín Insaurralde, el merlense Gustavo Menéndez y –oh, sorpresa- el propio Durañona.

-¿Qué va a pasar con el PJ? La Cámara Nacional Electoral tiene que resolver la apelación a la medida cautelar que dispuso la intervención judicial.

-Es una incertidumbre. Si la intención era organizar judicialmente alguna irregularidad del partido, es extraño que hayan designado como interventor a un actor tan relevante y tan claramente cercano al gobierno de Macri, como Luis Barrionuevo. Además, las declaraciones y las puestas en escena que hemos visto en estos últimos días por parte de Barrionuevo y de su entorno, tanto como los fundamentos del fallo de Servini, que son realmente insólitos, alimentan esa incertidumbre. Y alientan las sospechas. Para darse cuenta no hace falta ser una persona del Derecho. Ni un especialista en cuestiones electorales. Cualquiera que se toma el trabajo de leer los fundamentos del fallo no lo va a poder creer. Son fundamentos insólitos. Fundamentos que podrían servir para intervenir absolutamente todos los partidos de la Argentina. En definitiva, el fallo implica una falta de respeto total a la importancia que tienen los partidos políticos, que son órganos sagrados de la Constitución. Sobre todo después de la reforma constitucional de 1994. Porque para decidir una intervención se tienen que agotar todas las instancias. Por otro lado, la intervención está en línea con lo que uno va observando casi explícitamente como estrategia de Macri. Porque la idea es fracturar al peronismo. La idea es desplazar a cualquier tipo de herramienta que tenga la potencialidad de construir una alternativa diferente a lo que en este momento está sucediendo en la Argentina. Ellos consideran, y lo han dicho, que la única manera de garantizar seguridad jurídica y confianza para que empiecen a venir no sólo las inversiones de afuera, sino también para que ministros nacionales -como el propio Aranguren- se dignen a traer sus recursos propios y el patrimonio que tienen afuera, es demostrar que el kirchnerismo, o cualquier otro espacio político que se le parezca, ha sido eliminado. Algo así, literalmente, dijo el intendente de Cambiemos de San Pedro (por Cecilio Salazar). “Que el kirchnerismo desaparezca de la faz de la tierra”, creo que fueron las palabras que utilizó. Con todo este escenario es muy difícil pensar que en los próximos días la Cámara puede tener una decisión diferente a todo esto que estamos observando. Como mínimo se va a tomar su tiempo. Pero, la verdad, a mí personalmente me resulta difícil creer que después de todo esto vuelvan las cosas a su estado original.

 

 

 

-O sea que usted es pesimista. O por lo menos no quiere ser ingenuo.

-Exactamente.

-Si esa hipótesis pesimista se llegara a concretar, y la controversia legal se dilatara mientras el PJ permanece en manos de Barrionuevo, ¿cómo se organizaría electoralmente el peronismo que se asume como opositor y que quiere ganarle a Macri? ¿Armaría otra coalición, sin el PJ nacional?

-Bueno, ya lo hemos dicho varias veces. Y lo dijo explícitamente incluso quien originó esta corriente de opinión, que fue el propio creador del Partido Justicialista, el General Perón. Lo dijo al explicar, y esto está escrito, que el partido es solamente una herramienta electoral que se utiliza cuando se acercan las elecciones. Con lo cual está claro que la herramienta electoral no va a ser un problema. De hecho, eso ya ha quedado demostrado en la última elección. No hay muchas diferencias entre lo que sucedió con el PJ en la elección pasada (se refiere a la decisión de Florencio Randazzo de competir a través del frente Cumplir que en su seno contenía, formalmente, al PJ de la provincia de Buenos Aires, NdR), y esta intervención. Forman parte de una misma estrategia, por eso soy pesimista.

-¿Cuál es esa estrategia?

-Bueno, la estrategia de utilizar parte de las herramientas que tiene la oposición para inclinarlas en favor del propio gobierno. Esto fue lo que observamos algunos, y creo, también, que fue lo que observó Cristina el año pasado, cuando se pretendió instalar la idea –creyendo que muchos de nosotros éramos ingenuos- de que era sano realizar una gran interna desde el Partido Justicialista. En aquel momento, personalmente, también creí que hubiese sido bueno. Pero ahora, viendo esta situación, me queda claro que lo que había pensado Cristina evidentemente no estaba para nada errado.

-O sea que usted piensa que cuando Randazzo le pedía a Cristina competir por dentro de una PASO del peronismo, estaba proyectando que muchos votos antiperonistas se volcarían adentro de la primaria para votar contra CFK. Y que todo eso formaba parte de una movida del gobierno, de una estrategia del poder. ¿Es así?

-En ese momento no la vi tan claro. Lo sospechábamos. Pero en este momento la confirmo. Este avance sobre el PJ demuestra que, efectivamente, la pretensión del gobierno es utilizar herramientas nuestras, actores nuestros, para inclinar la balanza a su favor. La tan conocida frase de “divide y reinarás”, que están aplicando a rajatabla. Y nosotros tenemos que estar atentos. Yo creo que no sirve para nada quedarnos pataleando sobre una cuestión simbólica de la calle Matheu o del PJ como sello. Nuestra simbología tiene que ver con organizarnos para ganar una elección. Entonces, hay muchísimas compañeras y muchísimos compañeros con los que no nos va a resultar difícil ponernos de acuerdo en cinco puntos programáticos y convocar a una gran elección interna para dirimir nuestros candidatos. Y eso a pesar de que tenemos diferencias internas, diferencias en cuanto a cómo organizarnos, en cuanto al diseño electoral. Incluso en cuanto a algunos puntos respecto a cuáles tienen que ser nuestras propuestas. Cuantos más espacios y organizaciones del campo popular opositor se puedan sumar, más contundente va a ser. Bueno, y con respecto al Partido Justicialista, insisto: no veo que eso se pueda terminar de ordenar. Así que tendrá los candidatos que, para mí, ya están claros. Hemos visto algunas reuniones, algunos encuentros: en Gualeguaychú, ahora habrá uno en Córdoba. Hemos leído comunicados muy débiles, como el que emitió el bloque de senadores del PJ, el bloque de (Miguel) Pichetto. Hemos visto a algunos gobernadores que tienen pretensiones de ser presidentes que han incluso avalado esta intervención. Está clarísimo quiénes son los que van a utilizar esta intervención en su favor. Será un frente electoral más que le será funcional al gobierno.

-O sea que en las elecciones generales competirán directamente dos frentes de extracción peronista, cada uno por su lado. ¿Es así?

-Exactamente.

-Pero ese escenario es el que quiere Macri. Una oposición dividida en dos o hasta tres bloques.

-Claro. Hoy la preocupación central de Macri es evitar una segunda vuelta. Por supuesto que esto (por la intervención judicial del PJ y la posibilidad de que en 2019 haya dos frentes peronistas que compitan directamente en la elección general, NdR) no les garantiza evitarla. Pero, efectivamente, cualquiera que más o menos conoce los procesos electorales va a coincidir que este estado de situación a priori le podría servir a Cambiemos para ese objetivo, dividiendo el voto de la oposición. Yo, personalmente, no lo veo. Porque siempre he creído y lo reafirmo ahora. El electorado, el pueblo, la ciudadanía, no come vidrio: la gente no es tonta y podrá identificar perfectamente dónde está el frente opositor y dónde están los frentes que, de alguna u otra manera, son funcionales al gobierno. Volvamos al resultado electoral del año pasado en la provincia de Buenos Aires. En ese momento esto quedó bastante claro.

 

 

 

-¿Cómo describiría la actualidad del gobierno? ¿Y la del país?

-La situación actual no difiere de lo que viene sucediendo desde los primeros meses de haber asumido Macri. Todos los indicadores son absolutamente negativos. Aunque ahora, eso sí, es más fácil observarlo. Porque en los primeros momentos hubo un absoluto blindaje. En el sentido de intentar tapar u ocultar datos de política económica que son realmente preocupantes. Y que coinciden, además, con otras épocas en las que han gobernado espacios políticos con la misma inclinación ideológica: uno analiza datos fundamentales. Además, son los datos que difunde el propio gobierno, que insiste y se preocupa por destacar como los puntos en los que sus decisiones han hecho centro. Si uno observa los datos de la balanza comercial, se va a encontrar con que estamos prácticamente en cifras récord de déficit comercial. Es muy difícil encontrar un período tan corto de tiempo en el que las exportaciones hayan caído tan brutalmente. Eso forma parte de esta jaula de hierro en la que se ha instalado el gobierno. Un camino sin salida. Porque al no ingresar divisas, y en el marco de esta política de endeudamiento sideral, ahí ya tenés un laberinto del cual no va a poder salir. No hay ningún tipo de política de incentivo a las exportaciones ni a la producción, ni a la industria ni al valor agregado. Y sí hay incentivos permanentes a la apertura indiscriminada de exportaciones, como el último camino que vimos, con la exportación de cerdos de Estados Unidos. Lo que derivó en que una provincia argentina entera (por La Pampa) prohibiera el ingreso de carne porcina a su territorio: esto en cuanto a la balanza comercial. En cuanto al déficit fiscal, exactamente lo mismo. Niveles récord de déficit fiscal, cuando la propuesta de Macri era justamente la contraria: reducir el déficit fiscal y, a partir de allí, reducir la inflación. Esto es otra jaula de hierro. Porque estamos observando que en un momento de aumento brutal de las tarifas, con el claro sentido de bajar el déficit, no sólo que están haciendo estragos en la economía familiar, en la economía de las PYMES, en las economías regionales, en todo el funcionamiento de la economía en general, sino que el déficit fiscal no baja, sigue aumentando, y la emisión monetaria se mantiene en los mismos niveles o iguales a los anteriores. Esto es otra trampa mortal en el sentido de bajar la inflación. Solamente con estos dos datos, la realidad, queda claro, es absolutamente negativa en cuanto al estado de cosas. Ni hablar de las posibilidades de generar algún tipo de despegue para la generación de empleo, para la recuperación de la industria, para la suba de las exportaciones. Eso es lo que yo observo hoy, muy sintéticamente, en cuanto a la realidad del país.

-Las encuestas lo que muestran que han caído –algunos dicen que mucho, otros un poco- los números de aprobación e intención de voto a Macri. Pero igual tiene un piso consolidado en torno a los 33, 34 o 35 puntos. O sea que puede aspirar a llegar al 40, si en el 2019 tuviera más dinero para volcar en la economía. La que sí aparece con mejores porcentajes es Vidal. ¿Por qué siguen reteniendo esos números si la economía es un desastre?

-En primer lugar lo explica que recién ahora está empezando a haber un corrimiento del velo de la gente en general, del pueblo. Porque una cosa es que se justifiquen determinadas políticas negativas –como puede ser los aumentos de precios en las tarifas, aumentos de precios en general- y no poder mostrar ningún signo positivo, culpando al gobierno anterior, acompañado de un profundo blindaje mediático y un cinismo jamás visto en cuanto a la manera de presentarse ante los medios de comunicación: en las entrevistas, en las notas, en los discursos, en las campañas. Hoy a todos, o a muchos, nos queda claro que hubo una terrible estafa electoral pocas veces vista: con el acompañamiento de un sistema de manejo de bases de datos que ha explotado en el mundo en el que el engaño se convirtió en moneda corriente.

-Una repregunta sobre esto último: Cristina también suele hablar de “una estafa electoral” porque en 2015 nadie votó este ajuste. Bien, pero en 2017 volvieron a ganar y los votantes ya sabían cómo gobernaba Cambiemos.

-Sí, sí. Pero no fue el tiempo suficiente como para quitarse esta venda de los ojos, que es muy fuerte, eh. Un sistema de blindaje tal, de persecución y anulación de cualquier opositor, de manera violenta: a través de encarcelamientos, de persecuciones, de escraches, de presión extraordinaria a la Justicia, como estamos viendo incluso en estos momentos. Más un cinismo total en cuanto a lo que se dice y lo que se explica: no es tan fácil salir de esa trampa. Y ese envión lo pudieron mantener, y no me parece llamativo, en la elección de 2017. Sin perjuicio de que la elección de Cristina fue una elección extraordinaria, porque en ese marco, de tanto despliegue de la protección al gobierno y de la persecución a los opositores, realmente las distancias fueron mínimas. A pesar de que en la persona de Cristina se habían instalado todos los infiernos del Dante. Algo hubo ahí que efectivamente se empezó a resquebrajar. Y por más que el gobierno festejó yo creo que se quedaron profundamente preocupados. Y a medida que pase el tiempo, como no van a poder de esta jaula de hierro, las posibilidades de la oposición van a ir in crescendo, y allí es donde ya forma parte de la responsabilidad de la oposición ser inteligentes en cuanto al diseño electoral y la selección de los candidatos. Pero, personalmente, así como recién hace un rato decía que soy pesimista en cuanto a la posibilidad de ordenar la cuestión del PJ, soy absolutamente optimista en cuanto a las posibilidades electorales de la oposición respecto a la elección de 2019.

 

 

 

-En el peronismo bonaerense existe un debate sobre los riesgos de la excesiva ‘conurbanización’ del PJ, del kirchnerismo. Se plantea, a modo de crítica, que el peronismo se terminó convirtiendo en el partido de la 3era sección electoral: de los pobres de la provincia. Usted es un dirigente del Interior bonaerense. Algunas voces plantean que en esta etapa hay que hacer una política de reconciliación con los sectores productivos del Interior. Sectores que tras el conflicto de 2008, por las retenciones, sintieron una fractura muy profunda con el kirchnerismo. ¿Qué opina?

-Estoy absolutamente de acuerdo. He formado parte activa de esa discusión. Siendo intendente del interior, de un lugar emblemático como es San Antonio de Areco, capital nacional de la tradición, que tiene mucha impronta respecto a las realidades del interior de la provincia. Además, hemos trabajado mucho este tiempo con muchos colegas, compañeros, de municipios del Interior: como pueden ser Tapalqué, Alberti, tantos municipios de la provincia ríquisimos en historia y en idiosincrasia tan propia del federalismo nuestro. A quienes les hemos dado la espalda nosotros, cuando nos tocó ser gobierno, y cuando nos tocó hacer propuestas en las últimas elecciones, las de 2015 y 2017, nos alejamos todavía más. No hemos podido construir una propuesta que enamore a la familia del Interior, a los productores del Interior. No hemos podido hablar de arraigo, no hemos podido hablar de industrialización de la ruralidad, de tierra, techo y trabajo. Y estamos convencidos que no solamente la provincia de Buenos Aires sino la Argentina entera tiene que hacer un giro, desde el peronismo, como en los grandes momentos de la historia argentina y de la historia del peronismo, con mujeres y hombres del Interior. A mí me gusta mucho que Alberto Rodríguez Saá y que (Jorge) ‘Coqui’ Capitanich estén encabezando esta esperanza de ‘Hay 2019’. Me parece que son nuestros candidatos. Tenemos que impulsarlos. Yo, personalmente, estoy convencido de eso. Hombres del Interior profundo con una enorme capacidad de gestionar. Y estoy convencido de que tienen enormes posibilidades. No sólo de ganar la elección sino también de hacerse cargo del desastre que va a dejar Macri el 10 de diciembre de 2019. Gobernar la Argentina que deje Macri va a requerir mucha cabeza, mucho esfuerzo, y mucha experiencia, para poder nuevamente devolverle la felicidad al pueblo argentino.

 

 

 

-Para pasar de la enunciación a lo concreto:¿con qué acciones concretas podría el peronismo lograr re-enamorar al Interior bonaerense?

-Con modelos exitosos de municipios del Interior. Y adaptando los esquemas que le mencionaba recién. Principalmente el arraigo: esa es una cuestión que enamora a todos. El arraigo significa políticas que impliquen nuevamente apostar a la familia del Interior. Que los jóvenes se puedan quedar apostando a sus pueblos pero no por una cuestión netamente emocional: sino porque efectivamente el Interior brinda soluciones, brinda derechos, acceso a la salud y a la educación superior. Tiene que haber universidades a lo largo y a lo ancho de la República Argentina para que en los pueblos del Interior se pueda estudiar educación superior. Educación superior que esté vinculada con el potencial productivo que tienen cada una de las regiones, y formar profesionales en ese potencial productivo. Ya sea turismo, ingeniería en producción de alimentos, ingenieros industriales, metalmecánica. Una enorme cantidad de carreras que tengan que ver no con lo tradicional sino con una Argentina pujante que pueda producir alimentos con valor agregado, con el aporte de la tecnología. No sólo para garantizar el alimento puertas adentro sino, también, para poder hacer un buen intercambio con la región y poder venderle alimentos al mundo. Argentina tiene todo para construir desde ahí y esa construcción se debe dar de abajo hacia arriba, desde el Interior. Hay que elaborar políticas activas hacia el Interior.

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Leandro Santoro: “Si usamos el mismo discurso de 2015 para interpelar a la sociedad vamos a volver a perder”

Por Martín Piqué @MartinPique

Leandro Santoro se hizo conocido cuando el FpV lo eligió para acompañar a Mariano Recalde en la fórmula de candidatos a jefe y vicejefe de gobierno porteño. De un pasado crítico al kirchnerismo, que luego revisó, el dirigente de la agrupación juvenil alfonsinista Los Irrompibles acompañó a su ex suegro, Leopoldo Moreau, en un acercamiento meditado al espacio nac-pop justo cuando el ciclo iniciado en 2003 empezaba a declinar. Quienes hablan seguido con Santoro saben que es un lector agudo del pensador italiano Antonio Gramsci. Maneja también los conceptos de la teoría del fallecido Ernesto Laclau, de quien suele repetir la frase “cadena equivalencial”: es la articulación que permite conectar a las diversas demandas insatisfechas de una sociedad, al tener todas un enemigo en común: el poder institucional que ignora y reprime los reclamos.

El último viernes, Santoro fue uno de los protagonistas del acto del radicalismo popular que se realizó en el Centro Cultural Caras y Caretas de San Telmo. Compartió el escenario con Máximo Kirchner, Vanesa Siley y el propio Moreau. Legislador porteño de Unidad Ciudadana desde el 2017, politólogo y docente universitario, el otrora joven radical (tiene 42 años) cuestionó en su discurso la idea de buscar la unidad de la oposición a Macri a partir de reuniones y fotos de dirigentes. “Es una unidad superestructural que no sirve. Parece que buscamos la unidad de los dirigentes políticos, cuando debería ser la unidad de los segmentos económicos y sociales de los agredidos por el modelo. Para hacer posible esa unidad, hay que construir nuevas mayorías y nuevos sujetos”, exhortó frente a las banderas rojiblancas de sus ‘correligionarios’.

En esta entrevista con Primereando, Santoro evaluó los pormenores de la jornada del 24 de marzo, que estuvo atravesada por la liberación de Carlos Zannini y Luis D’Elía. También analizó las consecuencias de la denuncia mundial contra Facebook y el uso político de los datos personales. El gobierno de Cambiemos, se sabe, le ha dado un espacio central en su estrategia política y electoral al estudio minucioso de la sociedad. Lo hace a partir de técnicas cualitativas, como el ‘focus group’, pero también utilizando –es la sospecha generalizada- bases de datos que contienen información crucial y detallada de todos los argentinos, como el historial laboral del ANSES.

“La sociedad es como un Pac-Man en constante movimiento: la sociedad de 2015, cuando terminó Cristina, era muy diferente a la que tenemos ahora. Por eso, si nosotros utilizamos el mismo discurso y los mismos instrumentos para tratar de interpelarla, seguramente vamos a volver a perder. Yo soy de los que piensan que para construir una nueva mayoría se necesita tener una lectura precisa de lo que le está pasando a la sociedad”, advierte un Santoro sin edulcorante.

-¿Qué conclusión política sacó de la jornada del 24 de marzo, en la que confluyó la liberación de dos presos, Carlos Zannini y Luis D’Elía, con una nueva movilización popular en repudio al golpe de 1976 y a los intentos oficiales por desmantelar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia?

-Yo soy de los que creen que el 24 de marzo siempre tiene una importancia simbólica muy fuerte. Y la resignificación año tras año tiene que ver con las consignas de ese año de los organismos. En cuanto a lo otro que usted me pregunta, voy a ser muy franco: creo que tal vez es muy temprano para tratar de interpretar si además del repudio a lo que fue la dictadura y el recuerdo a los 30 mil compañeros desaparecidos, la movilización expresa algo especial contra el gobierno, más allá de que si uno los deja avanzar mandan a todos los represores a la casa con prisiones domiciliarias o excarcelaciones. En cualquier caso, la gente está caliente y quiere ir a la marcha porque siente que hay una provocación permanente por parte del gobierno de Macri.

-El fallo de la fiscal Baigún, cuyo planteo fue tomado por el Tribunal Oral Federal n° 8 que excarceló a D’Elía y Zannini, constituye una crítica muy fuerte a la llamada ‘doctrina Irurzun’, de imponer prisiones preventivas con el supuesto argumento de que los imputados pueden entorpecer el avance de la investigación o directamente fugarse.

-La doctrina Irurzun es un disparate. Y en este caso se refleja en dos cosas: el exceso en el uso de la prisión preventiva, por un lado, y por otro lado el disparate de tratar de vincular a Zannini y D’Elía en una causa tan absurda como la de ‘traición a la patria’ y el memorándum con Irán. Zannini ni siquiera estuvo mencionado por el fiscal Nisman, ni tuvo ningún tipo de pedido de detención de ningún otro fiscal. Y Luis D’Elía no era funcionario público. Con lo cual todo es un disparate. Es un armado político, de eso no hay duda.

 

 

 

-En los últimos diez días se sucedieron noticias en el ámbito de Tribunales que no fueron del agrado del gobierno. ¿Se está produciendo un realineamiento en el llamado ‘Partido Judicial’?

-No. No creo que haya eso. Lo que hay son pujas. Pujas por negociaciones. Macri no tiene, necesariamente, el dominio total sobre el Poder Judicial. Ni obviamente tampoco existe una independencia absoluta del Poder Ejecutivo frente al Judicial. Yo creo que los tipos pujan, se mandan mensajes, hay operaciones. Y tal vez esto tiene que ver con algún intento por evitar otro tipo de presión por parte del Ejecutivo, o con el intento de conseguir algún tipo de prebenda. No creo que sea una cosa definitiva. Van a haber avances y retrocesos en esta dirección.

-Esta semana estalló en todo el mundo una fuerte denuncia contra la red social Facebook. Si observamos toda esa saga desde la Argentina, ¿hasta qué punto se pensar en ganar las elecciones cuando el adversario administra el Estado y además posee toda la información que procede de la llamada ‘Big Data’, los datos personales de los usuarios de redes sociales y plataformas de búsqueda? ¿Es una diferencia imposible de descontar?

-Imposible de descontar nunca. Quienes creemos en la política sabemos que los instrumentos y las herramientas pueden contribuir a un resultado pero no lo pueden determinar. La clave es siempre la consciencia política, la organización y, fundamentalmente, la economía. Porque muchas veces, de acuerdo a los tiempos históricos, la economía es la que termina determinando los resultados electorales. Ahora, más allá de la denuncia contra Facebook, todos sabíamos que el PRO manejaba Big Data y que hacía análisis de mercado. Y que, además, tenía muy segmentado, tal vez hipersegmentado, al mercado electoral. Sabíamos que habían hecho una especie de política teledirigida a segmentos muy precisos. Yo creo que todo esto tiene un impacto, pero no un impacto determinante. Lo que sí es determinante es la concepción de la sociedad, el diseño del partido. Y, fundamentalmente, la lectura que ellos tienen sobre todos nosotros: los que no somos macristas. Ellos, más allá de la plataforma que utilicen para transmitir, sean las redes sociales, la televisión o el timbreo, construyen mensajes que son efectivos. Entonces, lo que sí hay que hacer es tener una actitud más profesional desde este lado de la grieta, digamos. Tenemos que construir un contra-argumento, un contra-relato que nos permita tener la capacidad de neutralizar los ataques comunicacionales y semióticos que vienen realizando sistemáticamente.

 

 

 

-Durán Barba suele decir que a la hora de pensar una campaña electoral no hay que tratar ir contra la corriente, de modificar lo que la sociedad cree o piensa, incluso cuando la sociedad sea heterogénea y contenga a diversos sectores sociales. Lo que Durán Barba propone es que un candidato o candidata tiene que parecerse o representar lo que una sociedad quiere en un determinado momento. Pero no sólo lo que la sociedad pretende consciente o racionalmente, sino también sus fantasmas, sus miedos, sus deseos, sus ‘demonios internos’, una expresión que usaban los responsables de la consultora Cambridge Analytica. En los últimos encuentros por la unidad del espacio nac-pop, o del peronismo, no se percibió que haya una preocupación especial por entender lo que la sociedad está pensando, está demandando. ¿La oposición al macrismo está en falta en ese sentido?

-Puede ser. Sin embargo, yo creo que hay cosas que ayudan pero que no necesariamente determinan. Coincido con la lectura de Durán Barba, si se quiere, en términos de táctica electoral. Pero creo que lo que él plantea es al mismo tiempo un problema en términos de estrategia política. Porque si uno tiene un proyecto de transformación de la sociedad necesita incomodar al electorado. Sólo se puede transformar la sociedad con un electorado inquieto, incómodo. Con capacidad para pensar críticamente y comprometerse con un proyecto colectivo. Para administrar el poder, en cambio, no hace falta. Para transformar la sociedad tenés que constituir otro sujeto político. Ahora, volviendo al inicio de la pregunta: creo que sí, efectivamente, nosotros estamos en deuda en el análisis de la sociedad. Porque si bien es cierto que una cosa es ordenar una encuesta de opinión para saber lo que tenés que decir –cosa que yo creo que está mal-, algo muy distinto es no considerar cuáles son las aspiraciones, los temores. Fundamentalmente los miedos de una sociedad. Todo eso permite enriquecer mucho la propuesta política. En ese punto sí creo que nosotros estamos en deuda. Porque cuando se trabaja el concepto de la unidad se lo trabaja excesivamente en la representación de la superestructura. En los últimos tiempos nosotros estamos viendo cómo hacer para juntar dirigentes que se pelearon hace algunos años en el mismo proyecto. Lo que deberíamos estar viendo, sin embargo, es cómo conectar y unir a todos los segmentos sociales que están siendo agredidos por el proyecto económico del gobierno. ¿Cuáles son los segmentos o grupos sociales que empiezan a tomar un gran volumen político y que antes no gravitaban? El caso más evidente es el movimiento feminista. Hay una agenda de género de la que la izquierda y el kirchnerismo tienen que apropiarse, pero fundamentalmente inclusive hasta resignificar si fuera necesario. Y después está el movimiento ecologista. O los sectores que quedan excluidos del trabajo, cosa que antes no ocurría en esa dimensión: en los próximos meses, el tema del trabajador precarizado va a tomar un rol importante. Hay que ver quién los interpela. ¿Quién interpela el temor de los tipos que están viviendo de la ‘changa’, que observan con miedo la posibilidad de caerse definitivamente del sistema? ¿Quién interpela y quién propone iniciativas para los pibes a los que les cuesta ingresar al mercado laboral? ¿Quién los contiene con un discurso que los cobije y les dé la esperanza de que pueden construir una herramienta que los represente? La política obliga todo el tiempo a repensar: no sólo las herramientas de intervención sobre la realidad sino también a repensar y profundizar sobre cómo está conformada esa sociedad. Es un proceso que se da por lo menos cada lustro. Yo digo que la sociedad es como un Pac-Man en constante movimiento: la sociedad de 2015, de cuando terminó Cristina, es diferente a la que tenemos ahora. Por eso, si nosotros utilizamos el mismo discurso y los mismos instrumentos para tratar de interpelarla, seguramente vamos a volver a perder. Yo soy de los que piensan que para construir una nueva mayoría se necesita tener una lectura precisa de lo que le está pasando a la sociedad. No para decir lo que la sociedad pretende que se diga. Para decir lo que pensamos pero teniendo en cuenta cuál es el estado de situación.

-Recién usted mencionaba la posibilidad de una derrota del llamado ‘campo popular’ en el 2019. ¿Le quiero preguntar, puntualmente, si piensa que esa posibilidad existe y en qué proporción?    

-Yo creo que existe porque, si bien el gobierno no tiene logros económicos ni sociales para mostrar, sí tiene un blindaje mediático muy fuerte y ha construido un clima de época muy afín con los valores que la derecha representa. Además, creo que ese proceso se está dando en toda América Latina. Nosotros vemos que se acaba de perder en Chile, que hay dificultades para que gane un proyecto popular en Brasil, y lo que ya sabemos que está pasando en Ecuador. Si uno se pone a mirar el mapa del continente, en toda América Latina parece haber un cambio de época. Una suerte de lógica pendular en la que se vuelve a una dinámica mucho más replegada sobre la individualidad, una democracia de menos intensidad, en la que hay un reclamo a cierto stress que produjeron los movimientos populares en América Latina en la década pasada. La situación, en efecto, es difícil para la izquierda latinoamericana. Además, todavía está pendiente una suerte de reinvención. Porque la derecha se reactualizó.  La derecha que está gobernando ahora tiene otro lenguaje, ha aprendido de sus errores. Sabe cuáles son sus debilidades y también sabe cuáles son nuestras debilidades. Se han profesionalizado mucho más en la lectura de la realidad y de la intervención sobre esa realidad. Algo que nosotros pendiente. Yo creo que nuestro proyecto tiene una superioridad moral en relación al proyecto de ellos. Pero también veo que estamos en inferioridad política en términos de la capacidad para desplegar una alternativa novedosa. Una opción original, innovadora, que vuelva a generar esperanza y no solamente nostalgia de un pasado que supuestamente fue mejor. Todo esto también está en disputa.

-Acabo de terminar de leer el libro “Por qué”, que escribió José Natanson. Es un libro que hay que discutirlo, hay cosas con las que uno no está de acuerdo. Pero una cosa que plantea allí Natanson es que para la cultura de los sectores medios en la Argentina fue muy importante la expectativa de progreso individual que se basaba en la tradición del inmigrante. Esa concepción que cree que aquel desarrollo y la movilidad social ascendente de una familia –el famoso “m’hijo el doctor”- eran producto más del sacrificio personal y allegados que de políticas estatales. Para el peronismo este es un tema delicado. Porque el peronismo, en su doctrina, tiene un espacio muy importante para la cuestión colectiva. Que está sintetizada en el apotegma “nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”. Si pensamos todo esto desde el 2018, esa expectativa de progreso y ascenso individual, que es genuina, y para mí no condenable moralmente, no está siendo expresada ni asumida por el espacio nacional-popular. Y sí lo es por Cambiemos. ¿Comparte esta visión? ¿Y cree que esto puede favorecer al gobierno en la elección presidencial de 2019?

-Es una buena pregunta. Probablemente sea así. Aunque yo creo que ese modelo meritocrático, de ascenso individual, de movilidad individual ascendente, por más que tenga cierto consenso social está destinado al fracaso. Esencialmente, primero, porque esto es una democracia periférica, que además tiene otro tipo de valores fundantes. Acá, en la Argentina, no sólo se trata de mejorar la calidad de vida sino de alcanzar niveles de felicidad. El peronismo también plantea, y lo canta en la marcha, “para que reine en el pueblo el amor y la igualdad”, ¿no es cierto?

-La “felicidad del pueblo” como objetivo. La grandeza de la nación y la felicidad del pueblo.

-Exactamente. Bueno, ser feliz implica no sólo tener dinero en el bolsillo. Si no también vivir en una sociedad en la que las relaciones sociales y las relaciones humanas se pueden trabar en un marco de confianza. Y una de las consecuencias de las sociedades desiguales es que se pierde la confianza y se generan nuevas tensiones. Por ejemplo, hay sociedades meritocráticas que consiguen que determinados sectores asciendan individualmente pero que se mueren antes. Porque la expectativa de vida en las sociedades desiguales es menor que en las sociedades igualitarias. Porque en las sociedades desiguales se viven tensiones vinculadas a las ansiedades, a la agresividad, a la desconfianza, a la falta de autoestima. Cuestiones que terminan degradando la vida colectiva y la vida individual. Hay estudios que comprobaron que, en sociedades desiguales, aquellos sectores sociales que son exitosos y que triunfan son menos felices que sus pares en sociedades igualitarias. Hoy, en la Argentina, yo sí identifico una sociedad a la que se le promete una lógica consumista y que se siente frustrada. ¿Frustrada por qué? Porque la mayoría no accede a ese consumo. Además, este modelo individualista se asienta demasiado sobre una lógica sajona. Una lógica que uno, en los últimos meses o en los últimos años en realidad, puede percibir que forma parte de la cultura argentina. Porque en nuestro país se está produciendo una suerte de inclusión de valores norteamericanos. Pero, por otro lado, más allá de que algunos formadores de opinión insistan con lo bien que se vive en Estados Unidos y que es un modelo de sociedad para imitar, todo eso no tiene mucho que ver con el gen cultural de nuestra sociedad. Porque es cierto lo que dice Natanson de los inmigrantes. Pero también es cierto que la lógica del inmigrante, más allá de su rol en el mercado laboral, fue una lógica de compartir, de integrar, de ‘la familia unida’. Del ‘tano’ y el español que disfrutaban no sólo de lo que les pasaba a ellos, sino que disfrutaban también de sentar a su mesa al inmigrante que venía de afuera. Al que había que darle una mano y se le ponía una cama en la pieza del fondo. Hay cosas que también tienen que ver con nuestra memoria histórica, nuestra memoria emotiva. Porque para nosotros, los argentinos, lo más importante no es solamente el dinero y el esfuerzo individual. Lo más importante, también, es compartir. Para mí el argentino se define esencialmente por el asado, por la liturgia de encontrarse a morfar. Por hacer una suerte de glorificación de la amistad, el culto a la amistad. En el fondo esos son nuestros valores, más allá de que últimamente hayamos sido víctimas también de un ataque cultural de valores ajenos a nuestra cultura histórica. Son valores asociados al compartir y a la comunidad. Y no hay forma de construir una sociedad en la que se pueda recrear la comunidad y en la que se pueda reemplazar el verbo competir por el verbo compartir sin tener en cuenta aquellos valores. Una sociedad en la que podamos poner en práctica una teoría de la justicia que nos permita alcanzar una igualdad de posiciones. En la que la diferencia entre las distintas posiciones sea la más chica posible. Y esa igualdad de la que hablo es muy distinta de la  la igualdad de oportunidades que declama el PRO.

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Capitanich: “Las perspectivas electorales del macrismo son inversamente proporcionales a la unidad del peronismo”

Por Martín Piqué @MartinPique

El intendente de Resistencia, Jorge Capitanich, fue uno de los protagonistas en la cumbre peronista de La Pedrera, en San Luis. Junto con el anfitrión, el gobernador Alberto Rodríguez Saá, y el jefe del bloque del FpV-PJ en Diputados, Agustín Rossi, Capitanich fue clave en la gestación de la idea. También en los preparativos y detalles previos. El ‘Coqui’, como lo llama toda la dirigencia política, había lanzado la primera piedra al convocar al 140° aniversario de la capital chaqueña a Rodríguez Saá y la intendenta de La Matanza, Verónica Magario. Fue a principios de febrero. Este viernes, en el inicio del encuentro que popularizó el eslogan “Hay 2019”, Capitanich fue muy duro con los dirigentes de su partido que se dejan amedrentar o presionar por el gobierno. “Estamos cansados de los cobardes y de los que se dejan apretar”, fueron sus palabras. “El pueblo peronista quiere que estemos juntos y unidos para dar la batalla”, exhortó desde el miniestadio cubierto del impresionante complejo deportivo oficial de la provincia puntana.

Un rato después de los discursos, en un alto previsto para refrescarse y comer algo, Primereando conversó largamente con el ex jefe de gabinete. En el diálogo, Capitanich analizó los avances de la búsqueda de la unidad y las amenazas que pretenden boicotearla. También opinó sobre las ausencias de ciertos dirigentes que en un primer momento habían asegurado su presencia. La entrevista se concretó en un apartado de la carpa blanca estructural reservada para los dirigentes e invitados especiales. A su alrededor, como suele suceder en estos casos, se veía un ajetreo permanente de allegados, gente que buscaba felicitarlo o simplemente intercambiar alguna impresión. Horas más tarde, cuando las instalaciones del polideportivo ARENA –que se utiliza para peleas de boxeo o partidos de básquet- ya estaban vacías, Capitanich iniciaba el regreso al Chaco. Lo esperaba una larga travesía en auto.

-En su discurso en San Luis usted criticó a los “cobardes”. Todos interpretaron que aludía a los dirigentes del peronismo que, por distintas razones, deciden ausentarse de los encuentros por la unidad. O que directamente trabajan para boicotear esa unidad. “Estamos cansados de los cobardes”, fue su frase completa. ¿A quiénes se refería y por qué?

-Hay muchos compañeros y compañeras que especulan hasta último momento respecto a sumarse a una corriente de construcción colectiva. Y, la verdad, nosotros vemos que cuando hay un despedido en una industria que se cierra, producto de la apertura indiscriminada y de la destrucción del aparato industrial, esos empleos no se recuperan. Y generan un pasivo contingente y un intangible que, inexorablemente, tiene un impacto desde el punto de vista de la exclusión social y de la calidad de vida de nuestro pueblo. Entonces, cuando hay un modelo de base neoliberal-conservador, como el que está encarnando Mauricio Macri, y sin embargo desde el campo nacional, popular y democrático no tenemos la capacidad para unir en la diversidad y para oponernos primero y generar alternativas después, me parece que o no hay convicción o hay cobardía. Es necesario entender que este no es tiempo de cobardes. Es el tiempo de la convicción.

-En el mismo encuentro de San Luis, el jefe del bloque en Diputados, Agustín Rossi, habló de la “práctica de la extorsión” por parte del gobierno. Algo que en los últimos tiempos se ha visto en el mundo sindical. ¿Los dirigentes del peronismo que no estuvieron en San Luis fueron extorsionados?

-Es muy probable, porque el gobierno de Macri tiene el mayor nivel de inversión en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) de la historia democrática contemporánea. De los últimos 34 años. En términos proporcionales, es la mayor inversión. Los servicios de inteligencia operando a full, con mecanismos extorsivos. Y también con agentes judiciales y con una metodología de hegemonía mediática, que genera una destrucción sistemática de dirigentes opositores. Estas prácticas ocurren porque en la Argentina no hay Estado de Derecho, porque se ha reducido sustancialmente la libertad de expresión y porque existe persecución política.

-¿La reciente reunión entre Sergio Massa y Florencio Randazzo ejerció alguna influencia en la decisión de varios dirigentes del autodenominado espacio ‘UMET’ -Felipe Solá, Daniel Arroyo, Fernando “Chino” Navarro, Alberto Fernández- desistieran de ir a la cumbre de San Luis?

-Puede ser. La convocatoria a San Luis era amplia, plural, para la que nadie se tenía que sentir excluido y todos sentirnos incluidos. Si queremos construir la unidad del campo popular, es el espacio. El que no quiera participar está en su pleno derecho. Nosotros observamos claramente que las perspectivas electorales del macrismo son inversamente proporcionales a la unidad del peronismo. Los que contribuyan a la división del peronismo están contribuyendo al crecimiento de las posibilidades electorales del macrismo. Es una cuestión clara. Nosotros estamos poniendo los cimientos que son necesarios para construir la unidad. El que quiera estar, que esté. Y el que no quiera estar, obviamente que no esté.

-Massa y Randazzo hace mucho que no se encontraban. Venían con un perfil bajísimo. ¿Están alentados desde el gobierno para armar una propuesta electoral que vaya por afuera del peronismo y que lo divida todavía más?

-Las opciones que nosotros tenemos son dos. O planteamos un esquema de amplios parámetros de unidad, sin un análisis meticuloso del prisma ideológico, doctrinario o político de cada uno y respecto al pasado, con la intención de construir el futuro, o también se puede adoptar la otra modalidad. Si no hay una gran PASO, tiene que haber una maximización del voto opositor a través de la minimización del voto oficialista. Son alternativas o variantes.

-Ah, ¿usted está diciendo que si Massa y Randazzo se presentaran juntos podrían terminar dividiendo al oficialismo y restándole votos a la coalición Cambiemos?

-También pueden dividirlo. Es una opción. Depende de cómo uno analice la cuestión. Lo cierto es que la unidad del campo popular es una exigencia de los militantes pero también del pueblo argentino. Eso es lo que estamos haciendo nosotros. Después se verá, en el transcurso del tiempo. Lo de San Luis fue un hecho político muy significativo. Entonces, desde el poder económico y político lo que buscan es tratar de minimizar ese hecho político, que fue significativo, y poner el acento en las ausencias. La otra estrategia del poder es plantear siempre una polarización en torno a Cristina, cuando nosotros lo que tenemos que hacer es bregar por la unidad del campo popular. Y eso significa construir una nueva síntesis política. La construcción de síntesis política se va a ir dando con la emergencia y el paso del tiempo. Lo de San Luis fue el primer paso. Ya vendrán otros pasos sucesivos.

-En los últimos días circuló la versión de que Cambiemos intentará ofrecer apoyo a alguna figura ligada al amplio universo del justicialismo –quizá un ex gobernador o hasta un mandatario provincial en funciones- para que se presente por su cuenta. Como candidato presidencial, por fuera de la estructura orgánica del peronismo, y sin competir en las PASO. ¿Lo ve probable?

-La verdad que no sé. No conozco esa información, esa versión. Pero, la verdad, ningún dirigente que tenga dignidad política puede pactar con el adversario condiciones políticas de esa naturaleza. Eso sería traicionar sus principios y traicionar la voluntad del pueblo al que representa.

-Se comentaba que en la cumbre de San Luis se iba a discutir un método para la selección de candidatos y la integración de las listas. Una metología. Existen las PASO, claro. Pero se habla de implementar el sistema de reparto proporcional D’Hont sin piso, para que todos los sectores que se presenten a las PASO sepan que van a tener una representación. ¿Qué opina?

-Entre nosotros empezamos a construir los cimientos de lo que significa este edificio. Que necesita de arquitectos y de ingenieros. Los ingenieros, para movilizar dinámicamente actores que permitan participar en este proceso. Y los arquitectos, para construir acuerdos programáticos que pretendan vehiculizar una propuesta que pueda garantizar el triunfo electoral en 2019. Acá están los cimientos. Este es el primer paso, ladrillo por ladrillo. Es necesario hacerlo de la manera que se está haciendo. Con mucha prudencia y con mucha sistematicidad. El segundo encuentro se realizará en un mes, entre las opciones de Avellaneda o Escobar (N. de la R: en la noche del sábado, cuando el Encuentro de la Militancia Nacional ya había finalizado, empezó a circular la versión de que la segunda edición de la cumbre peronista por la unidad podría realizarse en Mar del Plata). Se va a definir pronto. En cualquiera de las dos circunstancias se tomará una decisión, y este proceso seguirá con esta característica de ser amplio y dinámico. En San Luis se congregaron muchos militantes de base territorial de distintos partidos políticos en una auto-convocatoria.

-A pesar de toda esa pretensión, de ampliar y sumar nuevos sectores, en San Luis fue más visible el componente kirchnerista. El foro tuvo el tono de un acto del FpV en el gobierno, con Cristina de presidenta. Eso sí, con la incorporación de Hugo Moyano en un rol político. ¿Este sesgo más ‘K’ puede perjudicar la construcción del “Hay 2019”?

-Nooo. Yo creo que José Luis Gioja, si bien durante los últimos años acompañó claramente como gobernador de la provincia de San Juan, es presidente del partido con posterioridad al 10 de diciembre de 2015. Y en la Cámara de Diputados conformó un bloque alternativo a lo que fue el bloque arquetípicamente denominado kirchnerista. Segundo, el caso de Hugo Moyano: él fue un opositor contumaz al kirchnerismo. Alberto Rodríguez Saá también. De manera que hay muchos que, efectivamente, sin ser kirchneristas, han expresado su oposición dura al macrismo. Aunque no sean los más visibles. Repito: éste es el primer paso. Acá hay que seguir juntando. Si uno advierte que parte de lo que es Unidad Ciudadana está en esta construcción, el PJ está acá, y obviamente hay otras tendencias para sumarse a la construcción desde distintos partidos políticos, me parece que vamos en el buen camino. Y si el movimiento sindical también forma parte, desde Hugo Moyano a Hugo Yasky, está muy bien. Estamos empezando con los cimientos.

-¿Qué significa la presencia de Hugo Moyano en el encuentro de San Luis? Para algunos analistas, en términos electorales el gremialista de los Camioneros es “pianta votos”. Pero para el peronismo es muy importante y para el sindicalismo, también.

-El movimiento obrero organizado es la columna vertebral del movimiento nacional, popular y democrático. Por lo tanto, un movimiento obrero unido, organizado y solidario, es la base de la construcción política de 2019.

-La inflación sigue aumentando y el contexto internacional ayuda muy poco. ¿Cómo ve el estado de la economía? ¿Y qué tanto puede influir en las presidenciales del año próximo?

-Veo que se agudizan de manera extraordinariamente perversa los desequilibrios macroeconómicos. Estamos con un número recórd de déficit de balanza comercial en el mes de enero de 2018, y a su vez tenemos un acumulado de 8500 millones de dólares de déficit de balanza comercial de 2017. Tenemos 28500 millones de dólares de balance de cuenta corriente del año 2017. Tenemos una tasa de crecimiento de la economía, durante el año 2017, que no alcanza a compensar la caída del ingreso por habitante que se registró durante el bienio de gestión de Cambiemos. Tenemos una tasa de inflación que está descontrolada. A nivel precios mayoristas hemos tenido en dos meses consecutivos, en un bimestre, una acumulación superior al 4%. La última medición es de 4,6%. Entonces, lo que podemos observar es un déficit enorme de la administración económica del propio gobierno. Si uno evalúa el acumulado del índice de precios (al consumidor) del bienio, da aproximadamente 62%. Y cuando se mira eso en relación a los deciles de la sociedad de menores ingresos, da cerca de 92% acumulativo. En resumen: con la combinación de tarifazo, 77.000 pérdidas de empleo de base industrial, apertura indiscriminada de las importaciones, destrucción del aparato productivo local y grandes deficiencias en el volumen de las exportaciones, observamos que se sigue profundizando el deterioro de los déficits gemelos: comercial y de cuenta corriente. Estamos ante un problema extremadamente serio. Una crisis muy seria del sector externo. Y vemos una incapacidad objetiva para enfrentar esto por parte del gobierno.

-A través del equipo que comanda Marcos Peña, y con la figura de Jaime Durán Barba por detrás, el gobierno busca instalar que el peronismo es el pasado y Cambiemos el presente y el futuro. Para eso utilizan a los trolls. Pero también las mediciones cualitativas, los focus group permanentes, los datos que obtienen de las redes sociales y las plataformas de búsqueda. El objetivo del macrismo, se sabe, es apuntar sobre el electorado menos politizado, no ideologizado. Pero lo que sí está claro es que Cambiemos está muy atento a los cambios culturales y a los nuevos fenómenos sociales. ¿Le preocupa que el peronismo pueda sonar desactualizado para una franja importante de la sociedad?

-El peronismo siempre fue adelantado a los tiempos. La República Argentina pudo generar todo un sistema de radarización del país con tecnología nacional. Fue obra del peronismo. La energía nuclear en la Argentina la desarrolló el peronismo. La producción aeronáutica, la marina mercante, fueron desarrolladas por el peronismo. La mayor inversión en ciencia y tecnología del país, con 1000 científicos repatriados y dos satélites lanzados por ARSAT, fueron una iniciativa del gobierno de Cristina. Lo mismo que el tema de Atucha 3 en materia de energía nuclear. Nosotros creemos, objetivamente, que el desarrollo de la innovación tecnológica lo hicimos nosotros. Yo quisiera ver cuál fue el desarrollo científico-tecnológico que han producido o promovido desde este gobierno. La verdad, no lo veo. Han bajado el presupuesto de Ciencia y Tecnología, han bajado el presupuesto educativo, han eliminado prácticamente el otorgamiento de net-books y de libros a los chicos y a las escuelas. Hablan de mejorar la calidad educativa con la reducción del presupuesto. El gobierno de Cambiemos es una contradicción permanente.

-A partir de algunos fallos recientes de la Justicia comenzó a ganar fuerza una interpretación que advierte sobre el inicio de un giro del Poder Judicial en su relación con el gobierno. Me refiero al fallo de la Corte Suprema que anuló la pretensión del gobierno de que un Tribunal Oral Federal bastante amañado, el TOF9, interviniera en la causa por encubrimiento a Irán que ahora pasa a juicio oral, con Cristina imputada. O el fallo que ordenó la excarcelación del empresario Cristóbal López. Además del fallo que echó para atrás la prisión domiciliaria al represor Miguel Etchecolatz. ¿La Justicia percibe algo en el futuro y se está preparando?

-Es muy difícil percibir cuál es la interpretación de los hechos de carácter social por parte de la Corte Suprema y de la administración de Justicia en general. Lo cierto es que la administración de Justicia ha cometido tropelías que vulneraron claramente el funcionamiento del Estado de Derecho. Cuando se viola el debido proceso, cuando se violan las garantías constitucionales… Objetivamente, la administración de la justicia no ha existido en el marco de los parámetros que deben existir en un Estado de Derecho. La verdad que estos fallos que usted menciona no me permiten a mí hacer un juicio de valor respecto de cuál es la percepción de los hechos sociales. Lo que sí digo es que los excesos cometidos, desde el punto de vista de las privaciones flagrantes a las garantías constitucionales, exigen una reforma profunda del sistema judicial y de la administración de justicia. Porque muchas veces las arbitrariedades manifiestas se conocen solamente en casos resonantes, pero no sucede lo mismo con cerca del 40% de los casos, en los que observamos a personas encarceladas sin fallo firme, sin condena firme. No puedo interpretar cuál es la visión que tienen ellos. Lo que sí digo es que han cometido tropelías en la administración de justicia.

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Ferraresi (parte II): “Se equivocan los que quieren mimetizarse con el macrismo, porque nadie vota a una fotocopia”

Por Martín Piqué @MartinPique

Segunda parte de la entrevista exclusiva que Primereando las Noticias le realizó al intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En este tramo de la charla, su relación con el PJ bonaerense y el resto de los jefes comunales peronistas.

-¿Por qué no asistió al encuentro del consejo del PJ bonaerense que se realizó en la Costa Atlántica hace un mes?

-Porque yo no soy miembro del consejo del partido.

-Pero su esposa, Magdalena Sierra, sí lo es y no fue.

-Sí, bueno, pero sucedió que ambos coincidimos en que teníamos un fin de semana. No pudimos ir pero hablamos con Menéndez y también hablé con Gray. Mientras vaya en esa sintonía me parece que está muy bien. Está bien lo que está haciendo el PJ. Creo que hay que hablar con todos. Por eso no cuestioné la foto con Frigerio, porque tiene que ver con esto, con políticas institucionales. Me parece bien que se junten con los otros espacios, con los que perdieron la interna, con los que no participaron, los que estuvieron al margen del proceso histórico.

-Pero no hubo interna… PASO no hubo.

-No, no hubo. Pero es como si hubiese habido. Porque distintos espacios del peronismo que fueron por otra vía…

-Usted lo que quiere decir es que unos sacaron treinta y pico y otros 4 o 5 puntos…

-Sí, fue así. Esa es la realidad. Pero en esa realidad somos todos necesarios. En ese todos necesarios hay que buscar los canales de unidad. Hay muchos espacios del massismo que se han sumado a distintos espacios del peronismo. Por ejemplo, acá en Avellaneda, en el PJ local, participan todos los espacios. El 100% de los espacios del peronismo, los que estuvieron en un lugar o estuvieron en otro. Hemos construido esa unidad a partir de algo bien claro que es que hay un 2019 que nos espera triunfantes y lo tenemos que construir. Y cada uno desde su lugar aporta a la construcción provincial y la construcción provincial aportará a la construcción nacional.

-¿Puede ser que haya cambiado un poco el discurso respecto de lo que dijo en el acto en Villa Dominico, en la que cuestionó a los intendentes del peronismo que habían firmado el Pacto Fiscal?

-Es lo que yo pienso, que no hay que firmar el Pacto Fiscal.

-Pero lo firmaron casi todos.

-Bueno, está bien, porque tienen una realidad distinta a la que yo conté anteriormente. Por ejemplo, Walter Festa, intendente de Moreno. ¿Quién va a dudar del posicionamiento político de Walter Festa?

-Hay críticas sobre su gestión.

-Una cosa es la gestión, ¿pero de dónde salió? Él gana una gestión en el marco general de un gobierno neoliberal en el que las posibilidades de los más vulnerables se empiezan a cercenar. ¿Cómo yo me voy a enojar con Festa que va a firmar el Pacto Fiscal? No tiene alternativa. Ahora, nos van a ver en un montón de actos juntos. Porque esta cuestión que yo le conté, de asegurarse la independencia económica peleándonos con los poderosos, no la pueden realizar todos. Recordemos la frase de Perón de las tres banderas del justicialismo: independencia económica, soberanía política y justicia social. No son horizontales. Son postas a las que hay que ir alcanzando por etapas. Primero, la independencia económica. Con la independencia económica tengo soberanía política. Y con las dos, puedo ir por la justicia social. En definitiva, si yo no tengo independencia económica no tengo soberanía política. Si yo a fin de mes, ahora la semana que viene, cuando hay que pagar sueldos, tengo que estar llamando a la gobernación para que me transfieran fondos para poder pagar sueldos, no estoy en condiciones de nada. Una de las cosas que hay que discutir en la Argentina es la concentración de la riqueza que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires. Yo estoy convencido de que si sumamos los presupuestos de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires y no llegamos al presupuesto de la Capital Federal.

-¿Quién le gusta para candidato a gobernador o gobernadora de la provincia de Buenos Aires en representación del peronismo en 2019?

-Hay muchos compañeros que pueden ser.

-Dígame un nombre.

-Y, yo le puedo decir un nombre, el tema es que cuando decimos un nombre después lo empiezan a hacer de goma.

-A mí me mencionaron dos, así que le voy a preguntar a usted cuál le gusta más: Felipe Solá o Verónica Magario.

-Son dos muy buenos candidatos. Me gustan los dos.

-Menéndez o Gray se comprometieron a no ser candidatos, por eso se los eligió para la presidencia del PJ de modo rotativo.

-Esa es una de las cuestiones que hablamos previamente en el PJ. Que los que conduzcan el partido no puedan tener aspiraciones de ser candidatos en 2019. Nosotros, una vez que definimos a algún compañero para que esté en determinado lugar, la cuestión mediática, la cuestión de presiones, los puede afectar.

-¿Qué es lo mejor de la gestión de Vidal? SI es que tiene algo bueno.

-Supongo que la comunicación debe ser. Comunican bien y logran mantenerla en una imagen altamente positiva con cero gestión. Ahí debe haber una virtud.

-¿No es casi sobrevalorar la comunicación pensar que ella mide bien porque comunica bien? ¿No hay nada de política por detrás?

-Hay un ser político, hay una comunicación política, no hay una comunicación de gestión. En todo eso que comunica María Eugenia Vidal nunca vamos a ver alguna cuestión de gestión. Casi nunca. Siempre tienen que ver con temáticas nacionales y alrededor de cuestiones etéreas. Ahí debe haber un acierto. También le vuelvo a decir que la cobertura, el blindaje mediático y la imagen positiva no tienen nada que ver con lo que es una elección. En el momento de la elección el votante evalúa qué pasa en lo cotidiano y quién es responsable de lo que le pasa en lo cotidiano todos los días. Quizá la inteligencia de la comunicación es desviar la responsabilidad. Muchas veces yo veo que un diario pone en su tapa un caso de inseguridad, “y el municipio no hace nada”. Y el municipio mucho no puede hacer porque no es una competencia que le corresponde. Le corresponde a la gobernadora. Entonces, de esa manera, comunicar tiene que ver con desviar la responsabilidad de lo cotidiano de todos los días. Ahí hay una virtud.

-¿Hay alguna posibilidad de que Vidal sea candidata a presidenta y de que deje un poco más ‘liberada’, por así decirla, la provincia de Buenos Aires? Como se desgastó un poco la figura de Macri…

-Eso es algo que tendrán que resolver ellos. Puede ser. Pero puede que no. Yo creo que ellos van a intentar renovar cada uno en su lugar: el presidente, la gobernadora y el alcalde de la ciudad de Buenos Aires. No lo imagino. Pero muchos analizan ese escenario que usted menciona. Hay comentarios que sostienen que esa posibilidad está siendo analizada. Pero todavía falta mucho.

-¿Es más difícil ganarle a Vidal que a Macri?

-No lo sé. Depende de la propuesta electoral que nosotros hagamos, depende también de la unidad que podamos concretar, depende de para qué nosotros nos preparamos. Algunos compañeros nuestros que quieren mimetizarse y parecerse más a la gestión de ellos se equivocan. Porque los votantes que quieran eso los van a elegir a los macristas, porque nunca se vota a la fotocopia o al doble. Se vota al original. Por eso yo creo que hay que volcar la elección hacia un proceso histórico de esa tensión entre dos proyectos de Argentina totalmente distintos. Nosotros representamos uno de esos proyectos: el de los trabajadores, de los más vulnerables, de la inclusión. Y a partir de eso nos estigmatizan: como lo estigmatizan a Lula en Brasil, y como fue el derrocamiento de Dilma, y como pasó en Ecuador de una manera diferente. Más los intentos en Bolivia. Es un proceso regional que tiene que ver con la historia y la historia va a ser así. El tema es que nosotros, cuando volvamos, y vamos a voler –porque yo estoy casi convencidos de que vamos a ganar y a volver-.

–¿Qué candidato le gusta a presidente?

-No lo tengo.

-¿No puede mencionar cinco nombres?

-No lo sé, no lo sé. Me parece que (Jorge) Capitanich es un buen candidato. Habrá otros y aportarán otros. (Alberto) Rodríguez Saá me parece que tiene aspiraciones de querer ser. Me parece bueno que haya muchos que tengan aspiraciones de querer ser. Eso después nos permitirá elegir mejor. Y Cristina, mientras tanto, sigue siendo la candidata que mayor peso específico tiene. Creo que en una construcción colectiva algún rol tendrá. No sé si candidata o no. Hay que ver cuando termine este gobierno, cuando lleguen las elecciones, cuál es el techo electoral que exhibe el macrismo.

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Jorge Ferraresi: “Cambiemos es un adversario fuerte pero empieza a entrar en tensión interna”

Por Martín Piqué @MartinPique

El despacho del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi (56 años, ingeniero graduado en la UTN, hincha de Argentinos Juniors) tiene una mesa de trabajo de vidrio. Eso permite ver desde arriba el contenido del primer cajón: un cúmulo de carpetas, ordenadas y llenas de números. En un tramo de la entrevista con Primereando las noticias, Ferraresi señala las carpetas, toma dos y las exhibe para luego guardarlas en su lugar. En ese momento está hablando de cuál es la clave para administrar un municipio. La conversación gira luego hacia la primera etapa del kirchnerismo, con el propio Néstor Kirchner de presidente: fue una etapa en la que por distintas razones se buscó garantizar los famosos superávits gemelos –comercial y fiscal- que se habían convertido en un mandato y, al mismo tiempo, una señal de indentidad. Ferraresi dice que se identifica con ese cuidado obsesivo por los números. Pero en el arte de gobernar un municipio, dice el intendente, otra de las claves es animarse a cargar con más tributos a los sectores económicos de más rentabilidad. Avellaneda es un caso atípico en ese sentido. En esa comuna famosa por sus estadios de fútbol hay una terminal portuaria, una petrolera multinacional con conexiones en el gobierno de Cambiemos –Shell, por supuesto-, muchas sucursales bancarias, un hipermercado.

“Los que más tienen son los que más pagan”, resume. “Eso me permitió tener independencia económica”, acota luego. Y esa decisión, que no está exenta de riesgos –como la judicialización con la que suelen amenazar ciertas empresas- también permite reducir la dependencia política de las transferencias por coparticipación que envía la gobernación de María Eugenia Vidal. Ferraresi conversa –concentrado, con respuestas rápidas- mientras en el ambiente suena la transmisión de Radio Del Plata. Es un día de trabajo normal en la sede de la intendencia de Avellaneda, sobre la calle Güemes. En el frente del edificio hay una estatua de Kirchner con el brazo izquierdo adelantado, como si estuviera señalando algo.

Ferraresi conversa con disposición sobre todos los temas que van surgiendo y la charla se extiende por más de una hora en un mediodía bien de verano. Por el temario desfilan la caída de Mauricio Macri en las encuestas, el deterioro creciente de la economía, la decisión de Hugo Moyano de enfrentar al gobierno, la figura de Vidal y su singularidad en el marco del macrismo. En un momento, como si se estuviera guardando una carta para definir la última mano del truco, Ferraresi lanza una definición fuerte. “Estoy convencido de que el macrismo va a perder la elección presidencial”, asegura, convencido.

–¿El peronismo se encuentra ante una oportunidad política? ¿Macri está debilitado? ¿O hay que ser prudentes y entender que, más allá de este clima social y de las dificultades de la economía, el macrismo todavía tiene mucho poder?

–Olvidate, tienen un poder claro. Pero a mí me parece que el macrismo no va por las imágenes y por las elecciones. Van por el poder y por el saqueo, y por la recuperación económica para los sectores económicamente concentrados. Cuando toma una medida no evalúa el impacto negativo. No le importa. Lo que sí pasó, y enseguida lo empezamos a percibir, es que la Reforma Previsional generó un quiebre. Ese día, en Avellaneda, se registraron siete cacerolazos. Y eran los mismos lugares en los que nos hacían cacerolas a nosotros. Después el caso de Triaca. Esta vez al gobierno le entraron balas. Desde ese momento hay un antes y un después. Aunque no sé si al macrismo le interesa tanto la elección. Creo que le interesa dejar a la Argentina en el peor lugar desde el punto de vista del endeudamiento. Porque eso beneficia a los sectores para los cuales trabaja. También quieren avanzar en un proceso general de privatización: lo muestra la baja del volumen de producción de YPF en detrimento de Shell. O cómo vienen deteriorando a Aerolíneas Argentinas. O como el cierre del ferrocarril de la provincia de Buenos Aires (Ferrobaires). La mina de Río Turbio. Quieren desplazar al Estado para favorecer a esos sectores del sector privado y más concentrado. Para lo cual instalan el mismo concepto de los ’90: primero instalar el mal nivel de los servicios, después ir promoviendo la aceptación de la privatización. Igualmente hay una disputa. Otros dirigentes del macrismo piensan distinto. Piensan en la construcción política. Cambiemos es un adversario fuerte pero que empieza a entrar en tensión interna. Porque no todos los sectores tienen las mismas intencionalidades: al campo no le pasa lo mismo que al sector financiero. Y las empresas multinacionales, que en el año anterior generaron la balanza negativa más importante de la Argentina, no les pasa lo mismo que a otras industrias con un gran arraigo en el país. Yo, a esta altura, estoy convencido de que el macrismo va a perder la elección presidencial.

–¿Ah sí?

–Estoy convencido. Ahora, eso sí, nosotros tenemos que construir el espacio como para ganar la elección. Por ahora se está trabajando bien en experiencias de unidad. Se empezó a entender que es necesaria una unidad para ponerle un freno a este gobierno. Algunos sectores se están juntando por su historia y también por su realidad. La CGT con la CTA. Con la Corriente Federal de Trabajadores. Son datos. El fin de semana se juntaron en Mar del Plata jóvenes del kirchnerismo, del massismo, de distintos espacios del peronismo. Todo este proceso se va dando. El encuentro en la UMET. Antes, en Resistencia, una movida similar con (Jorge) ‘Coqui’ Capitanich y con (Alberto) Rodríguez Saá. En todos estos procesos hay algo que está bueno y es que nadie se presenta como el salvador, sino que vamos dejando de lado las mezquindades y las vanidades en pos de la construcción de la unidad.

-Algunos analistas sostienen que bajó la aprobación a Macri, y que hay mucho pesimismo con las perspectivas de la economía, pero que eso no significa que la sociedad tenga expectativa en la oposición. Se está produciendo como un vacío. Por ahora, claro.

-Sí, hay un vacío. Y la unidad a construir tiene que ver con llenar ese vacío. Con la sumatoria de distintas expresiones. Lo importante son los espacios. No importa tanto el quién sino el para qué. Este proceso de unidad nace para recuperar la libertad de prensa, para generar las condiciones para que la protesta popular pueda ser una herramienta posible y que no vayas preso por manifestarte. Este cambio trajo consigo la persecución a los luchadores populares, y eso es inaceptable. Y, por otro lado, está la economía… que no va bien. Con la reforma previsional, el aumento de las jubilaciones se redujo del 12%, que establecía la anterior fórmula de actualización, al 5,75%. El gobierno intentar imponer el 15% como tope salarial. Todo va en detrimento de los sectores más bajos, más vulnerables, y del consumo interno. Estamos viviendo un proceso económico que se deteriora. Y ese proceso económico en deterioro se va a expresar en un proceso político que no va a ser la continuidad del macrismo. El macrismo tiene una fuga de imagen y una fuga de votantes que irán a otro lado. Todo eso va a desencadenar en un escenario de tres vías, o un escenario de dos vías polarizando. Como mínimo, ya tenemos un escenario de segunda vuelta para la elección de 2019.

-¿Sí? ¿Tan seguro?

-Sí. Podrá haber PASO. Podrá haber una propuesta programática de segunda vuelta con dos vías alternativas. Y en un escenario de tres vías es muy poco probable que el macrismo saque 40 puntos. Recordemos que el macrismo, en el mejor momento de ellos, con la mejor candidata que tienen haciendo campaña, que es la gobernadora (María Eugenia Vidal), apenas perforó los 40 puntos en la provincia de Buenos Aires. Contra el kirchnerismo que venía castigado, estigmatizado, agraviado, perseguido. Si ese es el poder electoral de una fuerza en la que una exponente –la gobernadora- que jugó todos los partidos, que fue la que se cargó la elección al hombro, alcanzó el 40%, concluimos que no es un número tan impactante…

 

 

 

 

Vidal, ¿la alternativa de recambio?

 

-Pero no fue Vidal la candidata. Ella encabezó la campaña de Esteban Bullrich. Eso sí.

-Bueno, lo mismo. La campaña electoral la hizo la gobernadora y el resultado electoral para el macrismo, la verdad, no es demasiado satisfactorio. Y el resultado después se plasma en otras realidades. Cuando uno hoy ve a la provincia de Buenos Aires se encuentra con que no da respuesta a nada, absolutamente a nada: queda claro que el deterioro y la realidad de la gente no va cambiando de ninguna manera. La gente sigue sin tener agua, sin cloacas, sin hospitales, sin pavimento, sin escuelas, sin seguridad, sin justicia. Además, este es el tercer año en el que no hay egresados de la Policía Bonaerense. En Avellaneda nosotros hoy tenemos 200 policías menos que el 10 de diciembre del año 2015. Los patrulleros brillan por su ausencia; las escuelas, la infraestructura educativa está absolutamente abandonada y las escuelas las arreglamos nosotros, como hacen también otros intendentes; hay paro de todos los bancos pero fundamentalmente del Banco Provincia, a partir de la reforma de su Caja Previsional, y eso afecta a todos los bonaerenses. Es una provincia que viene empeorando todos sus valores.

-En la campaña electoral del año pasado, desde Cambiemos lo acusaron de estar asociado a las barras de Independiente y de Racing. Dijeron que facciones de esas hinchadas habían prestado servicios para el armado de Unidad Ciudadana.

-Son denuncias falsas. Ni los conozco, no sé quiénes son. Yo soy hincha de Argentinos Juniors, voy a la cancha de Argentinos.

-Algunos medios publicaron que agrupaciones peronistas de Avellaneda están vinculadas a las barra de Independiente.

-La verdad que desconozco. Con todos los hinchas de fútbol que hay en el distrito, por supuesto, puede haber hinchas de Independiente que participen de esa movida. Como habrá de Dock Sud, de San Telmo, de Arsenal, de Victoriano Arenas… Tenemos un montón de clubes. Pero no tenemos ningún tipo de relación. Siempre quieren estigmatizarnos. La única verdad es la realidad y la realidad es que no hay absolutamente nada de eso. Es más, justamente a partir de que (Juan Manuel) Lugones (titular de la APreViDe) habló de este tipo de cuestiones, yo le mandé una carta, poniéndome a disposición. Porque hay cosas que me llaman la atención, sobre todo cuando dicen que quieren erradicar el tema de las mafias. Yo lo invité y le pedí una reunión al ministro de Seguridad (Cristian Ritondo) para que erradicamos definitivamente la extorsión en el estacionamiento. Para que erradiquemos toda la venta clandestina que hay alrededor de las canchas. Porque eso es responsabilidad y control de la policía de la provincia de Buenos Aires. Así que vamos a ver de qué lado estamos cada uno y qué estamos dispuestos a hacer en función de este tipo de cuestiones.

-Macri habla de una reforma cultural. Está claro que su gobierno busca asociar al peronismo con lo viejo, al sindicalismo con la mafia, y posicionar a Vidal como lo opuesto a todo eso.

-Sí, por supuesto. Hay una tensión en el debate cultural. En la Argentina siempre fue así: se tensionó entre esa idea de la modernidad y lo que le pasaba realmente a la gente. Pero la realidad es que los jubilados van a cobrar menos de lo que fue la inflación; con la paritaria en el techo del 15% todos los trabajadores van a tener una disminución de su capacidad de consumo. Todo esto hay que entenderlo en el marco de un proceso histórico, con avances y retrocesos. Ahora estamos viviendo un tiempo de retroceso. Por eso, a mí me parece muy interesante la consigna de resistencia de “hay 2019”. La otra vez le escuché decir a Carlos Heller si uno se hubiese imaginado, al día siguiente del triunfo de Cristina por el 54%, lo que pasaría casi diez años después: nunca se lo hubiese imaginado. O como cuando ganó De la Rúa. Lo normal era pensar que ese gobierno tenía para dos mandatos como mínimo, quizá hasta tres. Ahora pasa exactamente lo mismo. Antes no les entraban balas. Pero a partir de lo de Triaca y de la Reforma Previsional, una cantidad de votantes de ellos empezaron a reaccionar en contra de las medidas del propio gobierno. En el país hay cosas que son transversales: las subas de tarifas afectan a todos.

-Y la suba del dólar y la inflación también, ¿no?

-El tema se resolvía mágicamente, decía Macri. La inflación era lo más fácil de resolver. Y sin embargo vamos a estar en los mismos niveles del último año del gobierno kirchnerista, que en ese momento enfrentaba los ataques del mercado, las corridas bancarias, y una gran especulación para comprar dólares y llevárselos. Lo mismo pasa hoy, y se financia con el endeudamiento. Tendremos que venir nosotros a resolver estas cuestiones.

-Hay una ola de despidos que no cesa. Sin embargo, ya no se habla de la tasa de desempleo.

-Sí, el desempleo crece. Pero hay una realidad nueva que tiene que ver con que el desempleo se mide en función de la cantidad de gente que está buscando empleo. Estamos teniendo una cantidad de desocupados y despedidos que nunca fueron desocupados. Ese padre no conoce de organización, de gremio, de comedor social. Y entonces se guarda en su casa. Y se convierte en un vecino deprimido, que no busca trabajo y que no sabe cómo resolver su situación. Hay un dato de la realidad que es innegable: el achique de la economía es un dato. Es un achique muy fuerte en todo lo que tenga que ver con el Estado. Pero nosotros lo vemos desde otro lugar: por eso no adherimos al Pacto Fiscal de la provincia. Nosotros creemos en un modelo de gestión con inversión pública, con un recupero fuerte, acompañamiento de la sociedad y con el crecimiento del trabajo como el mejor ordenador.

-Usted criticó la educación, la salud y la seguridad en la provincia de Buenos Aires y, sin embargo, hoy María Eugenia Vidal es una suerte de fenómeno político. ¿Por qué tiene ese diferencial positivo respecto de Macri?

-Y… porque está muy bien lo que dice. Lo que le hacen decir. Pero después, cuando uno mira el resultado, es todo muy diferente. Uno puede construir una imagen positiva pero cuando se acerca la elección la gente se empieza a preguntar por hechos concretos.

-¿Usted no le encuentra a Vidal ningún atributo personal o ninguna virtud política?

-No la evalúo personalmente porque no la conozco. La respeto como tengo respeto por todas las personas. Pero los hospitales están peor que el último día del gobierno de Scioli. La seguridad está peor que el último día del gobierno de Scioli. La infraestructura educativa está peor que los últimos días del gobierno de Scioli. Eso es lo que veo. Si uno analiza las obras de infraestructura de la provincia, ninguna ha cambiado absolutamente nada.

–Para quienes vivimos en el oeste del GBA, el avance de la obra del soterramiento del tren Sarmiento tiene impacto y visibilidad.

–Es una obra de dimensión nacional. Y está bueno, por supuesto. Pero cambiar la matriz y promover un proceso de transformación eso no está pasando. Y para llevar adelante esos temas se necesitan políticas de Estado que se desarrollen consecutivamente, más allá de qué partido gobierne. Yo, por ejemplo, en los dos años y el par de meses que han pasado desde que asumieron Macri y Vidal, he intentado hablar con la gobernadora y no he podido hacerlo hablar jamás de los jamases. Eso tiene que ver con el deterioro de la calidad institucional.

–¿Nunca habló con Vidal en estos dos años?

–No. Es más. Ella nunca vino a Avellaneda.

–¿Nunca vino invitada formalmente?

-Nunca vino. Puede venir invitada o puede venir sola. Porque ella es gobernadora.

–Pero alguna vez estuvo en Avellaneda, sí vino.

-Sí, a una casa de alguien, pero es como que vienen escondidos, en una cuestión muy hermética. La gobernadora no ha venido jamás a Avellaneda en el marco de una actividad pública.

-Gladys González, que fue candidata a intendenta en Avellaneda y fue electa senadora nacional junto con Esteban Bullrich, fue la interventora del SOMU. En esa intervención se designaron muchos familiares y gente allegada a funcionarios, como la empleada doméstica del ministro Jorge Triaca. ¿Qué dice del episodio?

-Está a la vista. El tiempo aclara las cuestiones. Y no es algo aislado. Hay una lista de más de 200 nombramientos que no tienen nada que ver con la actividad propia del sindicato de obreros marítimos. Y Gladys González fue candidata en Avellaneda sin ser de aquí. Ella es de Bolívar. Hay cosas que son muy fáciles de verlas. Uno, cuando tiene chicos chicos, los manda a la escuela. ¿En qué distrito están anotados los pibes?

–¿Cuál fue la mejor gobernación peronista de la provincia de Buenos Aires para usted? ¿Cafiero, Duhalde, Ruckauf, Solá o Scioli?

-La de Cafiero no la recuerdo demasiado. En la época de Duhalde hubo algo que fue transformador para nosotros que fue el Fondo del Conurbano Bonaerense, por el cual se hicieron muchísimas obras.

–Ahora puede volver, con algo parecido. Eso se votó hace poco.

-Sí, pero antes era con participación de los municipios y existía un organismo que administraba los recursos. Y había una Comisión Bicameral que hacía el control. Había una distribución equitativa entre los municipios. Permitió hacer muchas obras trascendentes acá, como haber resuelto las inundaciones de Gerli, donde había 60 mil o 80 mil vecinos que se inundaban. (Baldomero) ‘Cacho’ Álvarez era intendente y yo era el secretario de Obras Públicas. Hicimos jardines de infantes, escuelas. Por otro lado, si se mira desde la calidad institucional y desde algunas reformas, creo que la gobernación de Felipe Solá tuvo algunas consideraciones bastante buenas, como el nombramiento de Arslanian. Pero en la época de Felipe, siendo Duhalde presidente, también ocurrió lo del Puente Pueyrredón.

 

 

-Acá en Avellaneda.

 

-Que sucedió efectivamente en Avellaneda. Kosteki y Santillán, con toda una cuestión de la Bonaerense. Con el comisario (Alberto) Fanchiotti, sí.

-¿Cómo es la relación de los intendentes del PJ con Vidal? La relación que tiene usted no es la misma de otros. De hecho, algunos firmaron el Pacto Fiscal y los legisladores que responden a esos jefes comunales acompañaron ciertas iniciativas en la Legislatura. ¿Eso lo entiende?

-Sí, lo comprendo. Cada uno es amigo de quien quiere.

–Cerca de fin de año, en un acto que usted compartió con Cristina en Villa Dominico, tuvo palabras muy duras para esos intendentes. Ese mismo día se había concretado una reunión en la Casa Rosada, con algunos intendentes peronistas, Rogelio Frigerio y Diego Bossio. Hubo una foto incluso.

-Sí, pero yo no la critiqué. A mí me parece que no está mal. Lo que sí está mal es que la gobernadora no hable conmigo. Yo soy un intendente, represento a una determinada cantidad de vecinos de un municipio bonaerense y genero una gestión, y no le pido absolutamente nada. Todo lo contrario. Este año voy a invertir casi 300 millones de pesos en escuelas, con recursos de los vecinos de Avellaneda. Voy a invertir casi 80 millones de pesos en seguridad. Para resolver cosas de las que la gobernación no se hace cargo. Por más que uno tenga diferencias, tiene que tener una relación institucional. Lo que no nos podemos es faltar el respeto desde lo personal. Y volviendo a los intendentes, cada uno hace lo que puede. Lo que puede también va en función de la filosofía que uno tenga. Yo cuando fui intendente me empecé a preocupar por independizarme económicamente. Entonces generé una cantidad de acciones económicas, de mi matriz económica, que permitieron que el municipio tuviera independencia económica.

-¿Cuáles fueron esas acciones?

-Analizo los sectores económicamente más poderosos del partido de Avellaneda, a los que les sigue yendo muy bien, y cargo las cuentas sobre eso. Bancos, terminales portuarias, hipermercados, petroleras.

-¿Con qué impuesto?

-Con la Tasa de Servicios Generales o muchas veces con Higiene y Seguridad, modificando la alícuota de la tasa que tributan en función de las ventas que ellos van teniendo. Así voy generando una matriz económica progresiva.

-¿Y esas empresas no se quejan?

-Por supuesto que se quejan. Me judicializan. Me amenazan.

-¿Y eso no lo hacen otros intendentes?

-Y… capaz que no lo hacen. Cuando alguien que es el mayor contribuyente de la ciudad me amenaza que me va a judicializar, yo camino por la cornisa. Pero, bueno, después buscamos un lugar en el que encontramos el consenso. Pero yo antes me planto desde una posición que considera que a esos sectores les va muy bien pero al común de los vecinos no.

-¿Cuál es el principal contribuyente de Avellaneda? ¿Una petrolera, no?

-Sí. Nosotros tenemos 125 mil frentistas de los cuales nos pagan periódicamente 89 mil, 90 mil. De esos 90 mil, 7 mil frentistas que habían pagado diez años seguidos en 2017 no nos pagaron. Es un síntoma de la crisis económica que llega a las familias. Esa decisión de los vecinos resultó en que el año pasado dejamos de recaudar 35 millones de pesos. ¿Qué hicimos entonces? Elegimos a un sector económico, sobre el que teníamos datos oficiales de que en 2017 les había ido muy bien –eran 6 empresas-, y les aumentamos en un valor grande. Tuvimos una disputa y finalmente acordamos un valor. Esas 6 empresas tributaron el año pasado 45 millones de pesos. O sea que perdimos 35 millones por un lado pero recuperamos 45 millones.

-¿Y eso no se judicializó?

-No. Son las decisiones que uno toma al gestionar. Si yo me hubiera quedado de brazos cruzados, tendría un problema. Le doy otro ejemplo: las empresas de servicios públicos. Que aumentan, aumentan y aumentan. Yo hice una ordenanza por medio de la cual a las empresas de servicios se les aumenta por Servicios Generales, Apertura de Vías Públicas, Higiene y Seguridad el mismo porcentaje que ellos nos aumenten a nosotros. Si al municipio las empresas de servicios nos aumentan el 50%, yo les aumento el 50%. Hicimos una ordenanza: nos apoyaron todos los concejales menos los del PRO. Si las empresas de servicios públicos acá todos los meses aumentan, yo les aumento. Así tengo un pari passu. Porque ellos concentran la economía, no es que la plata la reinvierten. También hemos hecho un proceso de regularización dominial que permitió que 7 mil frentistas que no pagaban empiecen a pagar. Son todas políticas que apuntan a consolidar la independencia económica del municipio. La tasa municipal es una tasa que se paga con una fórmula polinómica que establece que uno de los porcentajes es el valor de tu propiedad. Si mi casa vale el doble que la tuya, yo pago más de lo que pagás vos. Tenemos una tasa progresiva. Los que más tienen son los que más pagan. Y eso nos permite tener autonomía. Cuando yo empecé la gestión en Avellaneda, el 34% de los recursos del municipio provenían de la coparticipación; hoy la coparticipación es del 21%. Se generaron una cantidad de recursos propios.

-¿Eso es lo que le permite resistir y no depender tanto de las transferencias de la provincia de Buenos Aires?

-¡Pero es cómo deberíamos hacer todos! Nadie debería depender de nadie.

-El argumento del PRO es que no debe haber impuestos ‘distorsivos’. Tanto a nivel municipal como provincial.

-Entonces hay que cambiar la ley (de coparticipación).

Otro argumento del gobierno es que los intendentes no deberían tener atributos para fijar impuestos que, supuestamente, desalienten la inversión.

–Son las facultades que tenemos. Las facultades que están previstas en la autonomía municipal. Y, si no, hay que modificar la ley. Eliminemos la autonomía municipal y entonces se coparticipará de otra manera. Y se hará todo de otra manera. Lo cierto es que de 135 municipios bonaerenses, tenemos 135 realidades muy distintas. Yo, en Avellaneda, tengo 39 jardines de infantes municipales. Tengo 14 jardines maternales. Tengo 24 unidades sanitarias. Tengo centro de zoonosis. Tengo orquesta sinfónica -60 empleados-, 24 empleados de la orquesta de tango. Ocho institutos terciarios del área cultural con más de 330 trabajadores. SI uno analiza qué municipio tiene las mismas características que el mío, que me lo diga. Acá hay cuatro gremios municipales. En los últimos siete años, hemos dado los aumentos salariales más importantes de la provincia de Buenos Aires. Para este año di 30% de aumento para el que viene. Y en Avellaneda, por cada año de antigüedad, se cobra 4% más sobre el total de la masa salarial más la suma fija. O sea que todos los trabajadores, de bolsillo, el año pasado embolsaron 34% más. En Avellaneda creo que hay 5000 trabajadores y seguimos dando la mayor cantidad de servicios, y lo hacemos con un nivel de salarios que está bastante por arriba de la media del resto de los trabajadores

–Vidal ofreció, para la paritaria docente, 15% en tres cuotas, sin cláusula gatillo y con una bonificación por presentismo retroactivo, que todos lo interpretan como un adicional para los docentes que no hicieron paro el año pasado. ¿Cómo ve la paritaria?

-Difícil.

-¿La oferta de Vidal es una provocación?

– Vidal primero apunta a la estigmatización del gremio. Salió una denuncia contra Baradel y el IOMA pero Baradel no tiene nada que ver, porque el gremio de él tiene un solo representante en el IOMA. Los gobernadores se comprometen a poner un límite en la paritaria en el 15% y eso es una definición macroeconómica de la Casa Rosada que seguramente tratará de llevar hasta sus últimas consecuencias. Y después cada gobernador tendrá que ver hasta dónde banca la protesta o no. Los bancarios vienen con un nivel de paros y de paralización de la actividad súper fuerte. ¿Cómo se sostiene en el tiempo? Habrá que ver.

–El acto del 21F fue un éxito de convocatoria y abre una nueva etapa en la convivencia del sindicalismo con Macri. ¿Cuál es la verdadera razón del distanciamiento de Moyano con el presidente?

-La verdad, no lo puedo contestar. Lo único que sé es que a mí me gusta este Moyano. Y me gusta lo que está sucediendo, y me gusta que articule en defensa de los trabajadores con un movimiento tan importante. Porque Camioneros es un sindicato que tiene la capacidad de movilizar y generar acciones concretas contra todo esto: el techo paritario, con el tema de la precarización, la Reforma Laboral, que era algo que venía muy rápidamente atrás de la aprobación de la Reforma Previsional.

-Algunos medios insisten con que Hugo Moyano está en decadencia. ¿Comparte?

-Nooooo. Y uno lo ve. No me parece. Tiene un sindicato con una capacidad y un poder muy fuerte. Uno también se puede equivocar y puede diagnosticar que un gobierno va a ser de una determinada manera. En el gobierno anterior se hacían paros por el tema del impuesto a las Ganancias de los trabajadores. Hoy no está ni en la agenda. Pero seguramente debe haber más trabajadores que pagan impuestos a las Ganancias que los que había en 2015. Así que, la verdad, uno va cambiando la agenda en función de la realidad.

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